Una visión especial de la Supervivencia

Coronel Joaquín Moreno Molero

Vicepresidente de la FEDA 

¿Qué es la supervivencia?

Preguntas planteadas:

1- ¿Qué es la supervivencia?

2- ¿Qué tipo de prácticas o de actividad podemos considerar como un ejercicio de supervivencia?

Para responder a la primera pregunta se podría decir que cualquier experiencia o conocimiento adquirido, desde que nacemos, podríamos considerarlo como una práctica, actividad o “técnica de supervivencia”. Cuando se habla de supervivencia es fácil pensar de inmediato en la ausencia de alimentos, en estar en medio del bosque, incluso en el mar, pero realmente ¿nos tenemos que defender del bosque, del mar, de la naturaleza en general, porque ella nos pueda quitar la vida?

Esta forma de pensar en cuanto hablamos de supervivencia no es exclusiva del ambiente civil o de aquel ciudadano que se ve inclinado a realizar deportes o actividades con un gran componente de aventura. Es frecuente también en el ámbito militar. Lo era en los soldados que iban a cumplir su servicio militar obligatorio (SMO) en una Unidad de Operaciones Especiales (UOE). Incluso, en los actuales soldados profesionales o mandos que, queriendo ser destinados a las UOE saben que se tienen que enfrentar a un curso que le exige superar, entre otras, una “fase de supervivencia”. Es fácil pensar que lo que hubieran oído comentar los antiguos soldados del SMO de otros que estuvieran en una COE, lo que exageraran unos, lo que incluso no hubieran realizado otros, y lo que cada uno se imaginaba, provocara comentarios como: “No nos daban nada para comer”, “Nos daban el machete y nos soltaban por el monte a buscarnos la vida para comer”, “Sin que nadie se enterara, cazamos un … y tuvimos para comer todos los días”, etc. Casi todos los comentarios (verídicos o imaginarios) corren en torno a la comida, a la alimentación.

En primer lugar, como práctica de supervivencia, no tiene mucho sentido el hecho de que la finalidad fundamental se limite a no comer o comer muy poco, ya que tendría muy poca diferencia con una huelga de hambre de las que se han hecho a menudo en nuestra sociedad como forma de protesta.

Por otra parte, y ya en el ámbito estrictamente militar, de quien realmente nos debemos defender es de nuestra amenaza real que será el enemigo con el que nos enfrentamos en el supuesto táctico de la práctica de supervivencia; sobre todo, en operaciones especiales (OE). Precisamente, buena parte de las misiones de OE se tengan que desarrollar en la retaguardia enemiga, aumentando de este modo las posibilidades de quedar aislado en su territorio. En cualquier caso, seguramente que el supuesto para llegar a la situación de supervivencia que lleve a realizar las prácticas para adquirir los conocimientos necesarios será fácil que sea como se ha comentado. No obstante, la primera supervivencia en cualquier centro de formación militar y también así sucedía en las COE del SMO suele ser totalmente dirigida, pues con ella lo que se pretende es enseñar “otra” pequeña parte de lo que podemos llamar “técnicas de supervivencia”.

¿Qué tipo de prácticas constituyen un ejercicio de supervivencia?

Llegados a este punto podemos responder a la segunda de las preguntas iniciales. La naturaleza por sí misma no tiene ningún interés especial en arrebatarnos la vida, pero nosotros, con el conocimiento que de ella tengamos, sí que podemos convertirla en una aliada nuestra que nos ayude a sobrevivir. Si la desconocemos podemos tener problemas, más por insensatez que porque ella se vuelva contra nosotros.

Decía al principio que todo aquello que aprendemos desde que nacemos se podría considerar como una práctica, actividad o “técnica de supervivencia”; para ello, no puede haber nada más ilustrativo que unos ejemplos:

-Imaginemos, simplemente, a otro español que, por circunstancia familiares, personales, etc. no ha aprendido a leer ni a escribir y está viviendo en una sociedad en la que lo que prima es la información visual. No puede saber el precio de nada sin preguntar, aunque esté marcado o le envíen propaganda a su domicilio, no puede seguir claras indicaciones en una ciudad ni para dirigirse a una calle sin preguntar, no puede buscar un trabajo, piso, etc. a través de medios habituales de información…

-Imaginemos, y no es mucho imaginar, unos padres de familia en el paro.

-Imaginemos una madre que ha quedado viuda y alguno de sus hijos es menor de edad.

-Imaginemos un joven que ha caído en la droga o cualquier otro tipo de adicción y, dándose cuenta de su error, quiere salir del pozo en el que se ha metido.

-Imaginemos…

¿No son todas ellas verdaderas situaciones de supervivencia? De ahí que al principio insistiera en que todo lo que aprendemos desde que nacemos, todos los conocimientos que adquirimos, lo podemos considerar como “técnicas de supervivencia”, desde que vamos a una guardería, al parvulario o al colegio, las “mates”, la lengua, etc. todo nos va a servir a tener un bagaje, una preparación que el día de mañana nos pueda seguir permitiendo aprender nuevas y variadas “técnicas de supervivencia”.

Si estamos de acuerdo con lo anteriormente citado, os invito a que continuéis leyendo algo más sobre lo que ahora podríamos llamar “otras técnicas de supervivencia”.

Voluntad de sobrevivir y preparación adecuada

Siguiendo en la línea tomada desde el principio, y antes de meternos de lleno en lo que al principio andabas buscando al leer este artículo, digamos que lo principal para sobrevivir a cualquier situación es precisamente la VOLUNTAD de querer hacerlo.

Se podría hablar de distintos tipos de supervivencia ya sea por el medio en que suceda tal situación, porque sea individual o en grupo, etc. También podemos describir cinco necesidades básicas que se deben atender en toda situación de supervivencia, y para poderlas llevar a cabo debemos estar instruidos en ciertas técnicas. Esas necesidades básicas son:  atención a los heridos y enfermos, orientación en el espacio y en el tiempo, refugio, agua y alimentación.

Haciendo nuevamente un paréntesis, es preciso decir y recordar que es verdaderamente imprescindible tener una firme VOLUNTAD de SOBREVIVIR, y la historia y noticias relativamente actuales o conocidas nos dan muestra de ello al referirse a casos extremos de personas que han superado, sin preparación específica, y de improviso, situaciones verdaderamente extremas gracias a su voluntad y a que con ella nuestro cuerpo es capaz de dar de sí hasta extremos insospechables.

No cabe duda de que, si tenemos una preparación adecuada o unos conocimientos mínimos de algunas materias, o alguna vez hemos realizado prácticas del tipo de las que se hacían en las COE (o en los cursos de operaciones especiales) nos podrá resultar más llevadera una situación real. Un ejemplo típico es el del salto paracaidista. En sí no tiene más mérito que el lanzarse por la puerta del avión, cosa que, en principio está al alcance de cualquier persona. Por lo tanto, en el caso de tener que abandonar un avión en marcha por cualquier emergencia no debería haber más preocupación que saber que existen paracaídas. Pero esta situación, realmente, no sería la misma para alguien que ya ha saltado en paracaídas que para otra persona que lo debe hacer por primera vez en una situación de emergencia. El entrenamiento nos puede hacer más llevadera o incluso nos puede hacer conocida una situación real y nos proporciona autoconfianza en nuestra vida porque hace que nos conozcamos, que pongamos a prueba nuestros límites y que los llevemos más allá de donde lo podíamos imaginar.

Realizar unas prácticas de supervivencia, además de satisfacer parte de nuestra ansia de aventura, supone descubrir nuevas facetas de nuestra personalidad, respetar la naturaleza y apreciar el valor de las cosas sencillas.

Técnicas de supervivencia

Vamos a describir en este apartado aquellas técnicas de supervivencia cuyo conocimiento y entrenamiento nos van a permitir tener en cuenta las cinco necesidades básicas que describíamos anteriormente. Es posible que estas técnicas se acerquen más a lo que inicialmente quisiera leer nuestro potencial lector, ya que cada una de ellas tiene en su práctica un cierto componente de aventura. Sin embargo, quizás no hubiera pensado nuestro lector que el aprendizaje de cada una de ellas pudiera representar también parte de un buen entrenamiento de supervivencia.

Entre los conocimientos más necesarios podríamos citar los siguientes: movimiento por toda clase de terrenos (manejo de brújula y plano, altímetros, orientación por medios auxiliares, empleos de cuerdas para escalar, rapelar y construir pasos semipermanentes, etc.); conocimiento de la montaña y del mar así como de sus peligros (meteorología por indicios); socorros de urgencia (primeros auxilios, forma de hacer señales de socorro y enlace); construcción y acondicionamiento de refugios; arte de la caza y la pesca; conocimiento de plantas (comestibles, nocivas, medicinales, etc.); conocimiento de animales (costumbres, huellas, etc.); preparación de cocinados y conservación de los alimentos; formas de conseguir y tratar el agua; fabricación e improvisación de vestuario, equipo y útiles; y un gran etcétera.

Si en el ámbito en el que se desarrolla la supervivencia es en el de una unidad militar, como puede ser en una UOE, habrá que tratar otros temas específicos como:

-Evasión y escape

-Comportamiento en campo de prisioneros

-Convención de Ginebra

-Utilización del armamento para otros fines (iniciar un fuego, hacer señales, caza y pesca)

-Etc.

Lo que no tiene ninguna duda es que cuanto mayor sea nuestro conocimiento de todo tipo, mejor podremos salir de una situación extrema. Y es que la vida, en sí misma, es una lucha por la supervivencia.

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