Manel Jiménez Serrano
Veterano cabo guerrillero de la COE 82 (abr. 82 – sept. 83)
Probablemente la gente piense que este corto escrito estará lleno de tópicos; es posible, pero está redactado sin filtros, con la perspectiva que te dan los años ya vividos, un medidor de tiempo bastante más lleno de lo que nos gustaría y, sobre todo, desde una mirada tranquila.
No creo que sea posible empezar a comentar nuestras experiencias del servicio militar en una compañía de operaciones especiales sin destacar, seguramente sin saberlo en aquel momento, las grandes oportunidades que nos brindó para crecer y desarrollarnos como personas, pero fue relativamente fácil: acudimos a la obligada cita y enseguida descubrimos que estábamos en la élite y con la élite.
Tampoco descubriré nada nuevo si expongo todo que lo pudimos aprender, infinidad de habilidades que jamás hubiésemos imaginado; pero por encima de todo valores impagables que por hacerlo corto destacaría tres: trabajo en equipo, liderazgo y disciplina. Algo que, sin duda, sería de gran ayuda si éramos capaces de proyectarlos en el mundo civil que nos esperaba tras recibir la ansiada “blanca” y que, en aquel entonces, os aseguro que no era fácil.
Mis coetáneos recordarán que encarábamos el futuro en plena crisis de los años 80. De pronto, estábamos frente a un largo y complicado horizonte lleno de dificultades para empezar la vida que acabábamos de reiniciar; una pista española y otra de aplicación por delante; una vida real que nos obligaría a decidirlo todo con mucha determinación. Eso forjaría nuestro futuro, eso es lo que seríamos. Y, hablando de determinación, no hace falta que os diga lo que supuso nuestro paso por la COE, en ese contexto la primera gran verdad, al menos la mía, es que cada uno de los pequeños logros, cada paso dado, cada obstáculo superado era sin ninguna duda impulsado en mayor o menor medida gracias a nuestra particular mili. Éramos resistentes; ahora diríamos resilientes.
Finalmente, quisiera hablar de lo que para mí ha sido el “gran legado” que recibimos en la COE y no es otra cosa que la AMISTAD, sí, en mayúsculas. Hablar de la COE y hablar de amistad es lo que me hace sentir más orgulloso y rico.
Todos tenemos amigos en diferentes áreas de nuestras vidas. Amigos de la escuela, en el trabajo, en deportes y clubes e, incluso, en redes sociales. Las amistades pueden ser difíciles de mantener porque todos vivimos en diferentes lugares o tenemos vidas muy ocupadas pero los amigos de la COE, no importa si los ves a diario, cada semana o cada 15 años, son aquellos que te entienden con una mirada; amigos que están ahí; amigos que lo saben todo de ti y tú, de ellos; amigos que consideras parte de tu familia y cuya verdadera definición no se puede describir con palabras, solo se puede sentir. Ustedes ya me entienden.
Hablando de mi sección, más de 40 años nos contemplan, nos vemos cada 5 años y es imposible cerrar mi relato sin antes decirles a todos y cada uno de ellos que atesoro su amistad, que me alegra haberlos conocido y que me ayudaron a ser mejor persona.