General de Brigada José Conde de Arjona
Teniente en la COE 12 (GOE Órdenes Militares I). Capitán en la COE 13 (GOE Órdenes Militares I)
Quiero, antes de meternos en harina, dar las gracias a los que han confiado en que podía, llegado este momento, contar algo interesante.
En lo que aquí comienza, cuento algo de mi vocación de guerrillero, un poco más de mi relación con las operaciones especiales y mucho “de lo mucho” que la boina verde ha influido no solo en mi vida profesional, también en mi personalidad e, incluso, en mi carácter.
Antes de seguir, quiero dirigirme a ti que me lees y pedirte que, si has pensado que te adentras en un ejercicio de autobombo, lo olvides. Pretendo tocar cada uno de los puntos enunciados de una forma general, porque si de algo no tengo ninguna duda es que la guerrilla, la boina o las operaciones especiales nos ¿marcan? ¿apasionan? ¿cambian? ¿enganchan? a todos, tropa o mandos de la misma manera.
Era aspirante a militar y ya me atraían este tipo de unidades. Como a cualquiera en vísperas de iniciar su servicio militar, había visto películas, me habían impresionado en desfiles y lo poco que podía haber leído sobre ellos, me había llevado a la convicción de que quería ser uno de ellos.
Cursaba nuestra carrera y al obtener el primer empleo, había que posponer la “emancipación” que supone iniciar el ejercicio profesional, para preparar y conseguir plaza en un curso que era más que ampliar un año la carrera, suponía volver al comienzo del endurecimiento para, desde allí, “tunear” a su forma al oficial o suboficial.
Para nuestra tropa era más o menos lo mismo, pero a su nivel. Ellos deberían olvidarse de una mili cómoda, que era lo que se estilaba, y dar el paso a lo desconocido, pero tan apetecible.
Eráis conscientes de que, tomando esa decisión, nunca ibais a ser los mismos, hasta en vuestra vida familiar, social, laboral… os verían de otra forma.
En el curso, con sus fases, tal y como las reproducíamos en los meses del servicio militar, aprendimos técnicas de todo tipo, nos movimos en los más variados terrenos, endurecieron nuestros músculos y nuestra mente, fuimos conscientes de cómo, día a día, ampliábamos nuestros límites físicos y mentales.
Cambiábamos de binomio, de profesor, de patrulla, de instructor… de fase, sin períodos de adaptación, sobre la marcha, sin merma en la concentración y menos en la eficacia.
Nos hicieron y os hicimos fuertes, pero conscientes de nuestra fragilidad, osados, nunca temerarios, seguros, que no soberbios, y siempre discretos y solidarios, conscientes de que nuestros éxitos siempre serían en equipo, que las individualidades son solo eso, individualidades.
Y ¿qué mejores mimbres para tejer amistades únicas e imborrables? Amistades sí y en todas las direcciones, más allá de empleos o cualquier otro avatar.
Sigo relacionándome con guerrilleros de hace casi 40 años, nos hablamos como si nunca hubiéramos dejado de hacerlo, sin barreras, con franqueza y con un tono fraternal e inexpicable.
Recordamos batallas, ¡claro que sí!, pero empleamos mucho más tiempo en “saborear” de qué forma superar aquello, nos marcó y ayudó en tantas y tantas ocasiones, a lo largo de nuestra vida.
Es cierto, nos hicieron fuertes, osados, seguros, discretos y solidarios, y con esos pilares se sostiene cualquier estructura, se fundamenta cualquier existencia.
Esta es nuestra esencia, el resultado de la idea que unos visionarios “chalaos” echaron a andar en Jaca ¿dónde mejor? Una idea que fraguó en las compañías y grupos de operaciones especiales y que desembocó en lo que hoy, al más alto nivel, es el Mando Conjunto de Operaciones Especiales.
Todos los que se ganaron la boina verde, son artífices de este éxito, todos cumplieron con su cometido en cada momento y allanaron toda dificultad: servicio militar cada vez más corto, paso de COE a GOE, acceso de la mujer y hasta la profesionalización. Todo se hizo y se hizo fácil.
Solo me queda insistir en mi agradecimiento inicial, excusarme ante aquel que, aburrido, abandonó o, aburrido pero constante, llegó hasta aquí y felicitar a todos los que son o fueron de operaciones especiales, por elegir el camino difícil pero el de las mejores vistas, en el que cada paso merece la pena, en el que coincidimos con la mejor gente, el que, si por fortuna, se te presentara de nuevo la ocasión
“¡LO VOLVERÍAS A HACER!”
Un comentario
A la orden mi Teniente ¡
Soy un cabo de la súper 12.
Estuve contigo desde junio del 86 hasta mi licencia en diciembre…la fase de agua en junio, en el peñón de Vélez en julio y el comangoe de octubre con el trágico accidente en el que murieron 3 guerrilleros, dos de ellos de mi reemplazo.
A pesar de ese amargo final, yo lo volvería a hacer.
Orgulloso estoy de ser guerrillero de la 12 ¡¡¡¡