Por el Cabo primero Balboa
Artículo editado en la revista del RES 8ª RM Atalaya nº 2. Octubre de 1965
A las seis de la mañana, después de un “maravilloso despertar” con desayuno servido por diligentes camareras, salimos de El Cumial con destino al km 6 de la carretera de Cartelle a Celanova (Puente-Freijo) al mando de nuestro capitán.
Era nuestra primera marcha la que tanto habíamos anhelado que llegara. Con airecillo sano, con olor a pinar que respirábamos, nos lanzamos por caminos y senderos dispuestos a devorar kilómetros y a atravesar curvas de nivel que, dicho sea de paso, eso se nos da muy bien.
La marcha se realizó sin novedad alguna. Se dieron altos en determinados puntos designados por el mando y a las 12, aproximadamente, llegamos al punto final. Los estómagos acusaban ya el gusanillo, pero pronto fueron saciados con el suculento manjar que el sargento Sotelo nos tenía preparado en la cocina emplazada en la margen derecha del río Arnoia. Por la tarde, después de un merecido descanso, nos dedicamos al montaje de tiendas en la cima de un monte poblado de pinos.
Freijo es de casi todos conocido. Por sus alrededores, merodearon misteriosamente los guerrilleros durante los diez días de fiesta mayor correspondientes a este mes.
“El servicio de espionaje” supone que su objetivo era analizar el aguardiente y los buenos vinos de la comarca. Hay quien supone que prestaron una valiosa ayuda en la trasiega de vinos embodegados.
También fueron requeridos, ya sea para mantener el orden, ya para recoger detalles para la gran historia que falta por escribir a lo largo de esta “quinta”.
Realizaron estudios geográficos y recorridos topográficos muy avanzados. Así se explica que en días venideros aparezcan como fantasmas en los montes, en las márgenes de los ríos y venciendo todas las dificultades que se le presenten.
Estos nuevos guerrilleros han demostrado en esta su primera actuación desprecio al cansancio, al dolor, al fastidio, virtudes que no son zarandajas hechas para gentes burguesas y facilonas.
Han sido estos diez días de actividad constante: se dedicaron al paso de cuerdas de río, hicieron rápel, practicaron la natación, tiro y algunos se pasearon en las balsas, cual almirantes, con poder sobre las aguas tranquilas del Arnoia.
El día 25, festividad de Santiago Apóstol, se celebró un gran partido de fútbol entre el Club Freijo y la selección de U.O.E., encuentro que fue dirigido por un colegiado designado al efecto, terminando con el resultado de empate a un tanto.
Por la tarde, se organizó una alegre fiesta amenizada por nuestra afamada orquestina y fue ahí cuando intervinieron con todas sus fuerzas nuestros esforzados y vigorosos muchachos. Más de un corazón ha quedado destrozado en aquellos parajes de ensueño que hacían inspirar al más duro don Juan.
Y, con un agradable recuerdo y deseos de volver pronto, emprendimos el regreso a nuestra morada, a las ocho de la tarde, manteniendo una correcta disciplina de marcha.