Realizada por el Teniente Coronel A. Luis Vicente Canela
Lo conocí cuando ambos realizábamos el Curso de OE en Jaca, en el año 1978, y recuerdo a un joven teniente que dibujaba -muy bien por cierto -viñetas sobre el mantel de papel de la mesa en la que comíamos.
Aunque no lo es por su lugar de nacimiento, ejerce de gallego y tiene ese acento imposible de borrar en ellos aunque vivan durante muchos años en otras tierras y hablen otros idiomas. Quién iba a pensar entonces, cuando la única meta era finalizar el curso, que él llegaría a ser Jefe del Ejército de Tierra.
Su experiencia en OE es muy amplia. Fue, además de teniente y capitán en la COE 41, profesor del Curso de OE y jefe de la BOEL y del GOE XIX Maderal Oleaga, así como Jefe del EM del MOE.
Entrevistamos hoy al general de Ejército Francisco Javier Varela Salas.
Mi general, se incorporó usted a la COE 41 al salir teniente, antes de realizar el curso.
Efectivamente. Me incorporé a la COE 41 a primeros de agosto de 1978, junto con el teniente Vargas y el alférez Quijano. Acabábamos de recibir los despachos en nuestras respectivas academias y todo era expectación y entusiasmo.
Al día siguiente de formalizar la presentación en el Regimiento Jaén 25, al que estaba adscrita la COE 41, nos trasladamos en nuestros vehículos particulares a la batería de la Clota, en el puerto de la Escala, en la provincia de Gerona, donde la compañía estaba realizando su fase de agua.
Es verdad que era muy frecuente que los cuadros de mando se incorporaran a las COE, directamente, durante una de las salidas al campo, entre otras cosas porque se pasaba casi más tiempo en el monte que en el acuartelamiento. ¿Qué impresión le produce su llegada a la COE?
Pues, la verdad es que guardo un recuerdo agridulce. Cuando nos incorporamos nos recibió el capitán García Moreno, que estaba al mando de la misma, y me impactó la carencia de medios, aunque he de decir que se suplía con grandes dosis de imaginación y entusiasmo por parte de los magníficos suboficiales, que constituían el alma de aquella gran unidad.
¿Qué destacaría de los cuadros de mando y tropa con los que comenzó a trabajar en la COE?
Además de la preparación técnica del personal, su actitud, entrega y dedicación. No fui consciente en aquel momento, por mi absoluta falta de experiencia en la milicia, de que en aquella compañía la calidad humana estaba garantizada al estar constituida la tropa solo por personal voluntario y, en el caso de los oficiales y suboficiales, después de superar un exigente curso de larga duración. Allí todos compartíamos que nuestra misión era, única y exclusivamente, la preparación para el combate y, por ello, estábamos exentos de todo tipo de servicios que pudiesen distraernos de este compromiso, aspecto este envidiado por el resto de unidades de la región militar y que siempre supuso un punto de fricción en nuestras relaciones.
Es un clásico acusar a las unidades de OE de ser poco escrupulosas en lo que a la uniformidad se refiere. Como oficial recién salido de la academia, ¿qué opinaba de este asunto?
Es cierto que nuestra «descuidada» uniformidad, el derecho a llevar barba -entonces prohibida en las unidades regulares del ET- y la pasión por los machetes, podían dar una imagen de falta de disciplina. Nada más lejos de la realidad. Lo que ocurre es que, en el mundo de las OE, entonces y ahora, hay dos iconos sagrados: la boina verde y el machete de OE, elementos que ninguna otra unidad del ejército llevaba.
Ciertamente, no se concibe un guerrillero sin un cuchillo al cinto, y podríamos estar mucho tiempo charlando, sobre por qué el arma blanca forma parte del imaginario de todas las fuerzas especiales del mundo. Por cierto ¿cómo era su primer machete?
Bueno, en aquellos años el machete reglamentario no era muy práctico, por lo que la mayoría de nosotros adquiríamos en el mercado diferentes versiones civiles, que colocábamos en nuestro ceñidor junto con la pistola. Tengo que decir que mi primer machete era una virguería, con achiperres de supervivencia en el mango y una hoja de unos treinta centímetros. Al cabo de los años, siendo ya capitán, y después de muchas emboscadas y golpes de mano, mi machete se convirtió en una navaja suiza muy pequeña, con un peso inapreciable y solo tres implementos que cubrían, no obstante, todas mis necesidades.
Alguien como usted, que luego dirigió el ET, ¿qué me dice de los programas de adiestramiento e instrucción de aquellas COE?
Pues recuerdo la amplia iniciativa con la que contábamos para desarrollar nuestros programas de adiestramiento. Tengo que decir que el ET del año setenta y ocho no tenía procedimientos específicos para ello, por lo que disfrutábamos de una amplia libertad para hacer nuestro trabajo, adaptándonos a la situación, que siempre estaba afectada por la escasez de medios, el entorno geográfico y la seguridad del personal. Además, el trepidante ritmo de la unidad, con al menos ciento veinte días de salidas anuales y la realización de actividades muy variadas, en zonas de terreno dispares y condiciones meteorológicas a veces muy adversas, constituían un entorno muy atractivo para un joven oficial.
Ascendió a capitán pero, «sonó la flauta» y se quedó en la COE.
Sí. Tras realizar aquel año el Curso de OE, y servir dos años más como teniente, tuve el honor de relevar en el mando de la compañía al capitán Fulgencio Coll Bucher. Mandé la COE 41 durante cuatro años más, y antes de la integración de la COE en el GOE IV pasé destinado a Jaca, como profesor del Cuso de OE. Pero esa es otra historia.
Sé que siempre lo pregunto, pero en su caso es obligado. ¿Qué significó, militarmente, una pequeña” unidad como la COE 41?
Hoy tengo que decir que gran parte de lo que soy como militar y como persona se lo debo a la COE 41, es decir: a los superiores, compañeros y subordinados, con los que pude compartir durante muchos años sueño, sudor, hambre y fatiga.
Muchas gracias, mi general, por su tiempo. En nombre de la Revista Boina Verde le quiero dar las gracias y decirle que, aunque hoy terminemos aquí, queda usted emplazado para futuras entrevistas, ya que es mucho lo que tiene que seguir contándonos de Operaciones Especiales.