Realizada por el Teniente Coronel. A.  Luis Vicente Canela

El 15 de diciembre de 1955, se coloca usted en la bocamanga las estrellas de teniente de infantería con el resto de la XIV Promoción y es destinado al Regimiento de Cazadores de Montaña nº 12, en Seo de Urgel (Lérida).

Pues sí, aunque a mí me hubiera gustado ir destinado a uno de los Tercios de la Legión. Pero, para nuestra promoción, la gran mayoría de los destinos que salieron eran en unidades de montaña. Así que, un grupo de seis tenientes, que éramos muy amigos, decidimos pedir destino a Jaca; pero al hacer las listas, un teniente, que era de aquella ciudad, pidió también ese destino y nos obligó a cambiar por lo que solicitamos Seo de Urgel; y yo, que era de «puerto de mar», de Cedeira (Coruña), me encontré viviendo en pleno Pirineo.

Y en lugar de legionario se hizo usted montañero

Bueno, como estaba bien físicamente me adapté con rapidez a la montaña y me hice esquiador-escalador y guerrillero y, más tarde, profesor de Educación Física.

En el año 1967 se incorpora a la COE de Granada

Salí destinado el nueve de setiembre y me presenté el día siete de octubre en el acuartelamiento del Regimiento de Infantería «Córdoba nº 10», que fue donde se ubicó la COE 91. Fui destinado, además de con el capitán Pedro Cobo Gámez, con el teniente Juan Martínez Sevillano (los tres diplomados); y con los suboficiales: subteniente Urquízar, sargento primero Corbin, los sargentos Arias, Antúnez y los cabos primeros Padilla y Juárez.

De aquella primera época recuerdo unas maniobras, las «Sarrio 3», una colaboración hispano-norteamericana que realizamos en la sierra de Zújar, en la zona de Los Guájares, cerca del río Guadalfeo. Un día, intercambiamos las raciones de previsión con los norteamericanos. Ya sabes lo que nos pasa a los españoles: que siempre creemos que lo de los demás es mejor. Pero, después de consumir las raciones de los yanquis, nos dimos cuenta de que, si bien es verdad que las nuestras eran más pesadas, eran mucho mejores y no volvimos a cambiarlas.

Sin embargo, estuvo usted poco tiempo en la 91, aunque no dejó la «Boina Verde»

Afortunadamente fue así. Ascendí a capitán el treinta de abril de 1969 y, el dos de octubre de ese mismo año, salí destinado a la COE 82 que estaba en el campamento de San Cibrao en Lugo.

El día ocho de octubre me hice cargo del Mando y Administración de la unidad en presencia del coronel del Regimiento «Mérida 44», que era la unidad que nos apoyaba logísticamente en los servicios de seguridad, cocina y limpieza, para lo que destacaba un pelotón al mando de un sargento. Y, aunque con escasos medios, éramos totalmente autónomos en un campamento de más de cien hectáreas solamente para la COE. El programa de instrucción se remitía a Vigo, donde estaba el Cuartel General de la «Brigada VIII», para que fuera aprobado por su general jefe.

En aquella época, algunos jefes de unidad no llevaban bien tanta autonomía, ¿no, mi coronel?

Es cierto. Recuerdo que el coronel, Gobernador Militar de Lugo, pretendió realizar una especie de «unificación» de todas las tropas ubicadas en la ciudad un día a la semana: Gobierno Militar, Escuadrón de Caballería y la COE. Nosotros adujimos que teníamos un programa específico de instrucción y adestramiento, con salidas mensuales al campo, por lo que faltaríamos muchísimas veces. Ante la insistencia del coronel le comuniqué que lo pondría en conocimiento de la «Brigada VIII». Unos días más tarde, el coronel me llamó y me dijo que estaba exento de la «unificación».

 Normalmente, se hacía un ejercicio anual con la Brigada DOT en la que estaba encuadrada la COE. ¿Recuerda alguno en especial?

Bueno, recuerdo que hicimos un buen papel en la «Operación Rábade 76». El escuadrón de Caballería realizaba una «explotación del éxito» que llegó hasta río Miño, donde se detuvo. La COE, con medios de circunstancias (pasarelas y teleféricos), estableció una «cabeza de puente» en la otra orilla y mantuvo la posición hasta que los Ingenieros montaron un puente y fuimos relevados por tropas de Infantería.

¿Estando usted al mando de la COE, ya hacían la supervivencia en las islas Cíes?

Sí, en la isla de San Martín, o «Isla del Sur». La isla estaba deshabitada y, desde el puerto de Vigo, nos trasladaba el dragaminas «Navia» y unos días después nos recogía. Los recursos que se utilizaban eran los que había en la isla: mejillones (muy abundantes), nécoras y peces (más difíciles de conseguir). También aprovechábamos la poca carne que tienen las gaviotas (muy salada). Lo peor era que solo había un manantial de agua potable, con un pequeño chorro, que, durante todo un día y una noche, solo llenaba una garrafa.

Eran también frecuentes las exhibiciones durante las vistas de autoridades, ¿recuerda alguna es especial?

En una ocasión, estando en el Monteferro (Panjón-Playa América) el general de la BRIDOT dijo que quería ver un ejercicio de «rescate en el mar». Los ensayos salieron bien, pero el día de la visita tuvimos un accidente con una embarcación fuera borda y hubo que recoger a un guerrillero que se había caído al agua. Desde un helicóptero se lanzó una escala para que trepara por ella, porque el aparato no tenía torno para izados. El guerrillero, al borde de la hipotermia y sin fuerzas, consiguió trepar un par de peldaños, y así, «colgado», el helicóptero lo llevó a tierra y lo dejó en el puerto. El rescate fue totalmente real.

Entonces los oficiales duraban poco en la COE y apenas llegaban, a veces, ya tenían que marcharse

El récord lo tuve con el teniente Martín Alonso, hijo del Capitán General de Cataluña.  Cuando se presentó en San Cibrao, lo hizo en un coche rojo que nos llamó a todos la atención. Me acerqué a ver quién era y me dijo: «Mi capitán, vengo destinado a la COE 82, pero agregado a la COE 41». Así que, allí mismo lo recibí y también lo despedí.

Otros tenientes destinados en la COE fueron: Velázquez, Pinto (el que más tiempo estuvo en el destino), Bueno, Coll Bucher (que llegaría a ser JEME) y el teniente Pena, agregado temporal del regimiento. También tuve un teniente saharaui Mohamed Chef.

Finalmente, el día 6 de noviembre de 1978, entregó usted el «Mando y Administración» de la COE 82 al teniente Mohamed. Aunque, en algún destino posterior, siguió manteniendo el contacto con las COE.

Estando destinado en el Regimiento de Cazadores de Montaña «Arapiles nº 62», como jefe del Batallón «Alba de Tormes XXXV», Capitanía General de Cataluña me asignó el mando de la operación «Trabuco 87», un ejercicio hispano-norteamericano que se desarrolló en la zona de San Clemente de Sasebas (Gerona), en el que participaban también barcos de la Armada.  

Una noche, estaba observando el desembarco de un equipo operativo en la playa y veo que el barco lo realiza con todas las luces encendidas y mucho movimiento y ruido en cubierta. Así que, como director del ejercicio, le digo al capitán del barco que su nave está destruida y que la retirase. Cuál no sería mi sorpresa cuando, al día siguiente, los norteamericanos, incorporaron un nuevo barco al ejercicio.

Posteriormente, estando destinado como coronel en Granada, me nombran director del ejercicio «Trabuco 89», que se realizó en la zona de Vélez-Málaga, y donde el GOE II «Santa Fe», hizo de contraguerrilla.

Pues, mi coronel, no me queda sino agradecerle, en nombre de la revista Boina Verde, el tiempo y el esfuerzo dedicado a recopilar todo lo que nos ha narrado y felicitarle por su tarea en aquellas COE que empezaban entonces a caminar y por su buena memoria.