José Osuna Giménez
Guerrillero de la COE 51
El soldado de Infantería D. José Osuna Giménez había jurado fidelidad a la Bandera el día 14 de marzo de 1976, en Zaragoza. El día 1 de abril se había incorporado a la COE 51. Sus compañeros conocen bien el acontecimiento que aquí se narra.
Meses después, durante el invierno de 1977, el guerrillero Osuna, conocido en la Compañía como el Granaíno, se encontraba en un lugar remoto e ignoto del Pirineo central, cerca de la frontera francesa, con un gran espesor de nieve. El día 20 de enero de 1977, la COE se había trasladado al hermoso Valle de Hecho, uno de los valles occidentales del Pirineo aragonés, a la zona de la Mina, para las prácticas de vida y combate en montaña, nieve y bosque, y topografía. Allí permanecería hasta el día 8 de febrero.
Una fría mañana, llega a la Mina una pareja de la Guardia Civil, no sin dificultad por la nieve, para entregar un telegrama al soldado andaluz. Su familia le comunica que su padre está gravemente enfermo: tiene que viajar urgentemente a Granada.
Al enterarse, el capitán García-Valiño llama a José Osuna y habla con él. Le dice que le concede permiso sine die, por el tiempo que sea necesario, para poder ir a casa, acompañar a su padre y atender a su madre y que no tiene una fecha determinada para regresar. Le pregunta si necesita dinero. Probablemente, sus compañeros le prestan el dinero necesario para el viaje. El capitán le entrega un documento especial: una especie de salvoconducto, para que Osuna lo pueda mostrar a la Policía Militar y se le permita viajar libremente por el país. El capitán pone los medios para que José pueda tomar el tren lo antes posible: quiere que su conductor lo lleve en seguida con su propio vehículo (todo terreno) a la estación de ferrocarril de Jaca (Huesca). Al final, se decide que la Guardia Civil lo lleve a la estación, según el relato del propio Osuna.
Los dos agentes de la Benemérita lo llevan a un pueblo cercano y preguntan a un conductor si puede llevar al soldado a la estación de Jaca. El conductor accede y lo lleva. Así comienza el Granaíno un largo viaje, tomando varios trenes: Jaca-Zaragoza-Madrid-Granada; una auténtica odisea, hasta que llega a Granada al día siguiente por la noche.
Al llegar a casa, a finales de enero, su padre ya había fallecido: no pudo despedirse de él, pero sí pudo acompañar y ayudar a su madre, junto a sus hermanos, en un momento tan difícil, durante varios días.
Cuando él consideró que era el momento oportuno de volver a su puesto en la COE, emprendió el viaje de regreso. Al llegar al pueblo de Hecho, se encontró con varios compañeros suyos que llegaban allí en un vehículo, y así se incorporó de nuevo a la compañía, antes de terminar las maniobras. Al llegar al campamento, el capitán lo llamó, le dio el pésame y conversó con él.
El guerrillero granadino nunca ha olvidado el apoyo y comprensión de su capitán: el trato humano que recibió de aquel oficial, compatible con la más alta exigencia en las actividades de instrucción. Por eso, Osuna siempre lo ha llevado en la memoria del corazón hasta el día de hoy: “La gratitud es la memoria del corazón” (Lao Tse).
Un comentario
Bonita historia de solidaridad y camaradería