Teniente Coronel José Carlos Huerta (GOE I, UOE 13, 1982-84; 1985-87)
La compañía se prepara para una nueva salida mensual al campo; esta vez a la provincia de Segovia, concretamente a Lastras de Cuéllar.
Es una zona llana, arenosa, sin referencias topográficas para orientarse, donde el pino resinero es el rey del entorno. El río Cega, afluente del Duero, discurre desde la sierra de Guadarrama en dirección NO, regando con sus aguas la comarca. El vivac se instala al sur del pueblo, a unos 4 km.
Estoy integrado en el equipo operativo del teniente Sánchez. El sargento Vázquez y yo manejamos a nuestra tropa, ya veterana, dispuestos para afrontar una fase de combate enfocada en el movimiento de patrullas, donde se ejecutarán acciones tácticas típicas como: golpes de mano, emboscadas, exfiltraciones, acogidas a puntos de reunión, vigilancia a objetivos, infiltraciones y un popurrí de tareas durante esa fase. El último día tendrá lugar un ejercicio táctico completo en el que se abordará todo lo aprendido en los 10 días de campo. Se pretende fomentar la iniciativa, la astucia y una dosis de audacia en nuestros soldados.
Es febrero (1986). Nada más llegar a la zona de vivac se descarga el equipo, se montan las tiendas y se construye una pista de aplicación de combate con materiales de la zona, para entrenamiento físico militar como base del endurecimiento.
El teniente comienza la actividad de nuestro equipo operativo por la tarde, después de la primera comida (en frío). Se organizan las patrullas en base a los cabos y comenzamos la actividad militar centrándonos en el endurecimiento físico y la preparación táctica. A fin de que la gente descanse convenientemente, el jefe del equipo operativo ha ordenado cesar las actividades nocturnas a las 00:30 horas. Diana se fija a las 06:45 horas.
El soldado de operaciones especiales y la obesidad
El principal problema de salud en la sociedad occidental es la obesidad. Se estima que en España hay un 25 % de obesos, siendo este un aspecto preocupante para la población, causante de un porcentaje importante de muertes anuales. Al parecer, en Europa un 13 % de los decesos son causados por esta causa: el exceso de peso.
En el Grupo de Operaciones Especiales Órdenes Militares I, sito en Colmenar Viejo (Madrid), el sobrepeso lo acusan exclusivamente nuestras mochilas, no así nuestros cuerpos que se podrían definir como “cuerpos fitness” o, si se prefiere, “cuerpos Danone”.
La preparación militar del boina verde español se apoya en tres pilares: la actividad física, el conocimiento táctico y los aspectos morales. Y en base a esos tres núcleos se diseña el programa de instrucción y adiestramiento de nuestro personal, con orden y método.
Entonces, “¿puede un boina verde en edad militar tener sobrepeso?”. Respuesta: “Es imposible”. Veamos por qué.
Actividad estándar en un campo cualquiera
Imaginemos una fase de combate de 10 días, ejecutada por una UOE cualquiera del GOE I, en términos generales, ¿qué actividad física se llevará a cabo?
El día comienza todavía de noche. La primera formación será sobre las 06:45 horas para correr de 8 a 16 km. Después, un lavado rápido en aljibe, un potente desayuno, una discreta teórica de la actividad a desarrollar y el ejercicio táctico de mañana, que ocupará unas 5 horas, con un desarrollo físico equivalente a, pongamos, 15 km (se mezcla la tabla de combate (esgrima de fusil), la pista de aplicación y la instrucción táctica). Tras la comida y la teórica de tarde/noche se consumen otras 4 horas de actividad, que equivalen a otros 10 km. Después de la cena, la instrucción de combate nocturno se desarrollará en, más o menos, 3 horas que equivalen, aproximadamente, a unos 8 km. Todo ello suma más de 40 km al día. Esa es la razón por la que el GOE I no tiene obesos. Simple.
Esta rutina, de forma genérica, es la que realizaba un soldado de reemplazo de operaciones especiales (GOE I) del siglo pasado, cuando la mili era obligatoria.
Tiempo disponible en la preparación del boina verde
El Ejército de Tierra español se nutría de jóvenes (varones) en edad militar (sobre los 19 años). El periodo en filas era de 12 meses, que nos referiremos a él como año militar.
A ese año militar le podemos restar la parte menos militar del proceso: vacaciones y fines de semana. Siendo moderado, se puede estimar una merma de días operativos de unos 60 días (40 días de vacaciones y permisos más 20 días en concepto de fines de semana).
Además, el periodo de campamento inicial de preparación de la jura de bandera, que se puede estimar en 30 días, disminuye el programa de instrucción específica de nuestro boina verde. En resumen, en el mejor de los caso dispondremos de 275 días para instrucción física, táctica y moral.
De esos 275 días, 120 son de actividad pura en el campo, a desarrollar por la geografía de nuestra zona de acción. Y otros 40 días más los consideraremos de actividad militar física y táctica intensa (el GOE I tenía reservado todos los jueves del año para ejercicios con armas de fuego en El Palancar, nuestra segunda casa). Sumando todo, el resultado es de 160 días de instrucción militar digamos que, intensa o muy intensa.
¿Y qué pasa con los restantes 115 días?
Esos 115 días (275 – 160) se puede considerar el periodo de instrucción que denomino de “perfil bajo” o, si se prefiere, “perfil cuartelero”. El día a día en el cuartel también era intenso, aunque menos si lo comparamos con las salidas al campo.
Un día estándar en el cuartel
La actividad militar comenzaba a las 08:45 horas equipados en indumentaria física. Correr, correr y correr conformaba el centro de gravedad de la parte física, aderezada con ejercicios de fuerza, agilidad y estiramientos.
Tras eso, más actividad física pero en versión táctica: patrullas, topografía, ejercicios de golpes de mano, emboscadas, combate en población, transmisiones y ese tipo de cosas. Y, previo a cesar la actividad de mañana, una dosis final de tabla de combate o esgrima de fusil junto con el paso de la pista de aplicación militar. El resultado: un apetito voraz, un cuerpo fitness total.
La actividad de tarde era algo más relajada. Un par de teóricas junto con actividades de mantenimiento consumían esas escasas 3 horas. Al día siguiente, más de lo mismo.
El aspecto moral
Los valores militares eran esenciales para la formación integral del boina verde del GOE I. Aspectos como el espíritu de unidad, de sacrificio, el compañerismo, la lealtad y disciplina se transmitía a nuestra tropa que, combinados con una buena dosis de austeridad y abnegación, diseñaba un espejo modelo como referente moral a seguir.
Pero todo lo anterior descansaba en la imitación por el ejemplo. Ejemplo de unos cuadros de mando que ejercían como líderes de una tropa excepcional: nuestro boina verde, nuestro GOE I.
Sea este humilde artículo mi reconocimiento a toda aquella tropa (el soldado de reemplazo) que formó y se instruyó en el Grupo de Operaciones Especiales Órdenes Militares I y que, con un mismo latido emocional, engendró el espíritu de una unidad que aún hoy retumba: el GOE I.
“¡Rompan filas!”
Madrid, 2 de diciembre de 2023