Antonio Peña Quintana
Antiguo Cabo guerrillero del GOE III (R-2º,1989)
Autor de Historia de las Unidades de Operaciones Especiales (tres libros)
A principios del mes de marzo de 1989, damos comienzo este viaje apasionante o también, experiencia inolvidable y que marcó nuestras vidas para siempre.
Formaban el 2º reemplazo de 1989, la mayoría tropa proveniente, mediante captación, del Regimiento de Infantería Mecanizada España 18 de Cartagena (Murcia); otros, voluntarios que llegaron al cuartel de Rabasa en Alicante, antiguo Centro de Instrucción de Reclutas (CIR) 8 y, en ese momento, acuartelamiento del GOE III y del CEFIVE Nº1. Dos miembros de la COE 32 se unieron a nuestra compañía para el endurecimiento, al incorporarse a dicha compañía finalizando el servicio militar de sus compañeros guerrilleros, como fueron López y Doménech. Asimismo, otros compañeros se fueron incorporando a la COE 31 durante nuestro servicio militar.
Todos proveníamos de poblaciones de distintas provincias de la costa levantina; así como de las provincias de Murcia: Balsalobre o Morcillo de Cieza, Soro o Soriano de Murcia capital, Peña de La Unión, etc. De la provincia de Alicante: Gisbert de Alcoy, Arbona de Sanet y Negrals, Gea del Pilar de la Horadada, Coral de Torrevieja Cano, Blas y Cuenca de Alicante, etc. De la provincia de Valencia: Tamarit de Buñol, Salinas de Requena, Guillén de Elche, etc. Por último, de la provincia de Castellón: Escribano de Villareal, Martínez Serrano de Vinaroz, etc.
Los futuros guerrilleros que formamos la COE 31 y parte de la COE Plana, fuimos el primer remplazo en vestir el nuevo uniforme mimetizado boscoso M-82, excepto los dos guerrilleros que venían de la COE 32, que continuaban llevando el uniforme M-82 verde OTAN. Junto al uniforme, nos entregaron el parche circular verde con el lema “Grupo de Operaciones Especiales III”, las hombreras verdes y el cordón rojo a los miembros de la 31 y el verde a los de plana, que nuestro endurecimiento y prueba de boina iba a ser el mismo.
Además del uniforme, en la furrielería nos entregaron individualmente la mochila Altus con el saco de dormir, esterilla, equipo de agua, raciones de combate, cantimplora, el primer casco modelo Marte, la mochila ligera de combate, etc. A cada uno de nosotros se nos asignó un fusil de asalto, modelo B para el endurecimiento y la instrucción de combate y un CETME modelo C para el tiro. Además, para actos de representación nos entregaron un uniforme mimetizado azulado y un CETME modelo L.
Y, cómo no, recordar nuestras principales instalaciones en la provincia de Alicante, Rabasa con nuestra compañía y entrañable pista americana, de aquellas marchas de ida y vuelta a paso ligero a Fontcalent para el tiro, el campo de maniobras de Agost en aquellas amplias tiendas cónicas para la fase de endurecimiento y maniobras de armamento, tiro y explosivos o el antiguo cuartel de Carabineros, a orillas del mar Mediterráneo, para la fase de agua en Cabo Roig y donde una sección realizaba labores de vigilancia y mantenimiento durante quincenas, como unas vacaciones pagadas en la Costa Blanca. Y aquellos mandos, como el comandante Perote, del capitán Jesús de Miguel Sebastián, los tenientes Gento, Bort y Navarro, los sargentos Parra, Úbeda y Salas, o los cabos primeros Moreno, Cabanas y Roig.
Se llevó a cabo nuestro primer contacto con las unidades especiales con la fase de endurecimiento en Agost, entre largas marchas con todo el equipo hasta el Maigmo o por la antigua vía férrea de Alcoy en cuyos puentes se realizaban los rápeles, tablas de combate, flexiones para aburrir, alguna que otra colleja o instrucción nocturna, había que buscar siempre algún grupo de castigados para realizar, a pico y pala, los hoyos para tirar la basura, las medidas eran muy fáciles un CETME de largo, por un CETME ancho y un CETME de profundo, yo alguna vez pille, por parte del sargento Parra al hacerme saltar en la instrucción nocturna y llevar la cantimplora medio vacía o medio llena y sonar.
Una vez finalizado el periodo de instrucción, aún con la gorra de campaña y “pistolo”, volvemos a Rabasa un viernes. Al día siguiente jurábamos bandera. Pero, para qué variar y dejar un poco de vidilla, por la noche a pasar la pista americana en silencio incluido el foso lleno de agua reptando, y llevando el mismo uniforme con el que se llevaría a cabo la jura. Y colocando el uniforme por la noche debajo de los colchones para que absorbieran la humedad y se secaran. Al día siguiente llegó, para mí, después de la entrega de la boina verde, el momento más importante: la Jura de Bandera. Todos los soldados del CEFIVE 1 formados y se comienza a oír, poco a poco, el ruido de nuestro paso ligero y nuestras canciones de fondo, con el uniforme mimetizado y en tercien, tanto a los asistentes como a nosotros se nos puso el bello de punta, dando ánimos para aumentar la fuerza de la pisada para hacer más ruido y volumen de la canción.
Y, de ahí, tras salir de permiso el sábado a mediodía y volver domingo tarde (poco más de 24 horas) volvemos a subir directamente en aquellos inolvidables camiones de transporte de personal Avia para dirigirnos al nacimiento del río Mundo en la localidad de Elche de La Sierra en la provincia de Albacete, para la prueba de la boina, que incluía marcha, captura de las patrullas, trato de prisioneros, evasión y escape, supervivencia, vuelta a Alcoy al antiguo cuartel de Molino Payá donde fue la primera y única vez que pasamos el conguito y vuelta Agost andando por la antigua vía férrea, donde se celebró el acto de entrega de la tan merecida y ganado de nuestra boina verde.
Destacar el incidente ocurrido durante la supervivencia, después de escapar del trato de prisiones y, cuando nos dirigíamos a la zona de supervivencia, llevando a cabo una parada en una vaguada principal (o rambla, como decimos en Murcia) que desemboca en el río Mundo, tanto las tres secciones de la COE 31, como la gente de la Plana, momento en el que comenzó a diluviar en el sistema montañoso y comienza a correr el agua por la vaguada, por lo que cogemos el equipo y armamento para abandonar el lugar, llegando un torrente de agua que pilla de lleno a la tercera sección, que arrastra varias mochilas que se pudieron recuperar y el CETME de Boix se lo llevó el agua y desapareció, esto le lastró durante todo su servicio militar pero dio la cara como el primero, y antes de licenciarse le entregaron la boina, siendo celebrado con una barbacoa y vino de la tierra.
El capitán De Miguel, junto al resto de mandos, nos tuvieron varios días rastreando el río en líneas así como los márgenes para buscarlo, aunque este no se encontró. Todo esto entre cuidar y dar de comer a la gallina, y pasando más hambre que un perro ciego, ver a los mandos en la formación comiendo bollería de crema o chocolate y decir “estoy lleno y no quiero más”, tirarla al suelo y pisarla, el primero Moreno vernos y tirar bollos al agua y decir “ni se os ocurra cogerlo”, el descubrimiento y asalto a un campo de cultivo de patatas donde el agricultor se personó ante los mandos para informar y pedir daños y perjuicios y, cómo no, más castigos de subir y bajar monte corriendo, o aquellos compañeros que descubrieron varios contenedores de basura y rebuscando encontraron alguna lata de almíbar que les supo a gloria. Pero, entre idas y venidas de subir y bajar monte y cruzar río, el cansancio y la flojedad o algún traspiés desafortunado hizo que otro compañero cayera al agua y perdiera el CETME, donde se produjeron las palabras mágicas del capitán de Miguel: “¡Qué hacéis! ¡Me vais a costar un consejo de guerra! ¡Perder un cetme es malo; pero dos es mi ruina en el Ejército!”, pero por suerte se recuperó.
El 4 de noviembre de 1989, la ciudad de Orihuela y cuenca baja del Segura sufrió unas lluvias con unos registros de 316 litros por metro cuadrado durante 24 horas, lo que llevó a la COE 31 a ser desplazada a esta localidad con vehículos, embarcaciones y equipos de buceo. Durante unas 48 horas, se participó en rescates de personas o familias aisladas y en peligro, consiguiendo mediante cuerdas poder rescatar a dos jóvenes encaramados a un olivo, rodeado por un metro de altura y fuerte corriente, colocación de diques de contención con sacos terreros y cuantos trabajos fueran necesarios en ayuda y auxilio de la población civil hasta restablecer la normalidad y estabilizar la situación dentro de nuestras posibilidades.
El día 14 de diciembre de 1989, los guerrilleros de la 31 con la especialidad de buceo nos dirigimos a realizar una inmersión en cabo de Palos, Cartagena (Murcia), salimos con las zódiac desde cala Fría, junto al faro, y nos dirigimos al bajo de dentro, una montaña submarina donde en el año 1906 embarranco el trasatlántico Sirius y falleció una gran cantidad del pasaje, emigrantes italianos camino de Estados Unidos. La mar estaba fuerte, hicimos agua y comenzamos a bajar por la ladera de la montaña, hasta una profundidad aproximada de unos 30 metros, donde, posiblemente, debido al mareo, el compañero Salvador Martínez Serrano perdió el conocimiento y se tuvo que realizar un escape libre, sufriendo un ataque de descompresión, abandonando todos los buceadores la inmersión y nos dirigirnos rápidamente en las embarcaciones al Centro de Buceo de la Armada para introducirlo en la cámara hiperbárica. Sufrió una perforación de tímpanos e ingresó en el Hospital Naval Militar de Cartagena. Pasados unos días volvió a la compañía con limitaciones por las secuelas sufridas. Me acuerdo perfectamente pues, al ser yo de La Unión (población que se encuentra a 10 km de Cartagena) y conocer la zona, me enviaron con un conductor en una furgoneta Siata a recogerlo.
Hay muchas más anécdotas de cada uno de los guerrilleros que formamos parte de este reemplazo, muchas muy buenas, otros no tanto, pero conseguimos saber cuáles eran nuestros límites y superarlos y formar un carácter y orgullo de haber pertenecido a estas unidades y, en particular, a este Grupo y esta Compañía que permanecerán en el recuerdo por siempre. Así, como, recuerdo a los compañeros fallecidos en estos 35 años transcurridos desde entonces, como Balsalobre, Boix, Kiko y Galindo. Y como dice el lema de nuestro Grupo “Jamás se da más”.