José Luis Ruiz Navarro, guerrillero de la COE 11
Viernes… Son las 18:00 horas y comienzan a llegar los componentes de las patrullas, colaboradores, organizadores, personal de apoyo y mandos a la Base Militar de San Pedro, en Colmenar Viejo, no sin antes haber pasado el correspondiente control de personas y vehículos que, exhaustivamente, son revisados por la policía militar, encargada del control de seguridad. El ambiente es puramente castrense, respirando aire puro del campo, con la energía e ilusión de estar entre antiguos y nuevos compañeros. La mayoría de asistentes están debidamente uniformados con los clásicos pantalones y guerreras mimetizadas. Los saludos y abrazos son constantes… exclamaciones puramente improvisadas, preguntas y respuestas propias del momento. En algunas patrullas hay participación femenina… «guerrilleras», lo cual se agradece, pues su presencia y ánimo son esenciales, ya que están totalmente integradas y van a participar y disfrutar del raid en igualdad de condiciones.
Todo está preparado para iniciar un fin de semana que, para todos, es un reto por lo que implica: sufrimiento, entrega, vencer al sueño, agudizar el ingenio, frío, calor, sudor, hambre… y, sobre todo, regresar al ansiado campo de operaciones y lograr con éxito todos los objetivos que proponen los organizadores.
Organizadores que han formado un tándem espectacular: la Asociación de Veteranos de Cataluña y la Asociación de Guerrilleros de Madrid. Sus respectivas Juntas han superado con creces los retos planteados, tanto en la organización como en la atención a los integrantes de las patrullas, colaboradores y demás personal implicado en el raid.
La tarde-noche empieza a ensombrecer el cielo, con nubes amenazantes de lluvia y una brisa helada, que proviene del horizonte de la sierra de Navacerrada.
Una gran tienda militar de campaña alberga a las patrullas del raid, que buscan una litera donde dejar sus pertrechos e ir tomando posiciones. Todo está preparado para que se encuentren lo más cómodos posible.
La noche empieza a caer y tenemos una hora de referencia… las 20:00, momento en el que tiene lugar una conferencia de bienvenida por parte de los organizadores en la sala de actos, así como instrucciones y explicaciones sobre el desarrollo del evento, las pruebas y los colaboradores implicados en el control y puntuación de las diferentes actividades.
La hora de comenzar el raid está prevista para las 22:00, pero antes disfrutamos de una ración de combate que nos fue suministrada por los organizadores. Es nuestra cena.
A la hora prevista, con la noche cerrada, empiezan a salir las patrullas en busca de sus objetivos. Todas las patrullas deben intentar completar todas las pruebas. El orden de salida se ha planificado en diferentes lugares para evitar que coincidan dos patrullas en las mismas coordenadas.
Durante toda la noche, las patrullas, compuestas en general por cuatro o cinco integrantes cada una, deambulan por el acuartelamiento y sus alrededores, buscando un punto señalado en el mapa para cumplir en el menor tiempo posible y con la mejor ejecución todas las pruebas. Generalmente, las patrullas están constituidas por una escuadra, es decir, cuatro soldados y un jefe o cabo.
Durante la noche, el frío y la lluvia son retos adicionales para las patrullas, que tienen que soportarlos con total normalidad además del esfuerzo físico.
Los puestos de control se sitúan en las áreas donde se desarrollan los objetivos, y generalmente hay varios veteranos que informan, detallan, puntúan y analizan el desempeño en cada prueba.
La disciplina es fundamental para funcionar como grupo operativo, y se respetan las formaciones tanto al llegar como al finalizar el ejercicio en cada objetivo. Es una actitud castrense que llena de orgullo a los que forman y a los veteranos que la observan.
Comienza a amanecer y se van cumpliendo los objetivos, con el cansancio acumulado y las vicisitudes vividas durante la noche. Hay dos horas de descanso entre las 8 y las 10, que muchos aprovechan para dar una cabezada antes de emprender los objetivos marcados para la mañana y tarde del sábado. Aunque otras patrullas siguen programando su próxima participación en los siguientes objetivos.
Algunos objetivos se encuentran en pleno campo al aire libre y otros se desarrollan en áreas de la propia base, como por ejemplo: rescate de rehenes, campo de tiro, tiro en bosque, check point, colocación de explosivos, prueba de fuerza, tratamiento de presos, etc.
Las patrullas se identifican con un nombre y número. Algunas que participaron fueron: Zulú, Máximus, COE 21, Lobo, Lobo Gris, Veteranos COE, Lepanto, Quijote, Rapax, Macedonia, Mura 3, etc.
La mañana comienza con el despliegue de patrullas, partiendo en diferentes direcciones en busca de las coordenadas reflejadas en el plano.
Una vez que han cumplido todos los objetivos, las distintas patrullas regresan al punto de partida y se preparan para la cena en el comedor del cuartel. Mientras tanto, y antes de la cena, ya cayendo la tarde, disfrutan de unas lentejas guerrilleras. Durante la cena, se entregan los premios en función de los resultados obtenidos en el raid.
Antes de cenar, se forman varios corrillos de mandos y veteranos, comentando cómo fue el desempeño de cada patrulla y compartiendo experiencias de nuestra vida militar.
A la mañana siguiente, después de oír el tradicional toque de diana, estamos convocados a desayunar chocolate con churros, un desayuno que se puede repetir en función del hambre de cada uno.
Recoger y ordenar los equipos es una de las últimas tareas, realizada para dejar las instalaciones en perfecto estado de revista. La foto general, para recordar a todos los presentes, marca el final del raid, con las respectivas despedidas… hasta muy pronto, compañeros…
Agradecemos a los mandos y tropa de la Base Logística de San Pedro, a los organizadores, a los componentes de las patrullas, a los colaboradores y al personal de apoyo el esfuerzo realizado.
La voz de la guerrilla.