Carlos Molina Martínez 2º/95
Antiguo cabo de la COE 7
Esta es la historia de la prueba de la boina del 2º/95 en la que también entraron los del1º/95. Dedicada a todos aquellos que la compartieron conmigo y a los mandos, a mis veteranos y a todos los que han pasado por esta unidad de operaciones especiales. Está basada en mis apuntes y recuerdos (hay cosas escritas de memoria). He puesto los mandos que había en cada estación; aunque la memoria puede que me engaña un poco.
La prueba de la boina, para mí, ha sido muy interesante. Creo que he aprendido varias cosas como que el que algo quiere algo le cuesta; que cuando crees que todo lo malo ha pasado, no ha hecho más que empezar; que cuando crees que todavía queda una eternidad, ya se acaba; que cuando crees que estás agotado, aún te queda energía de sobra, porque es todo mental: “que tu cuerpo y tu mente estén siempre listos; cuando tu cuerpo diga basta, tu mente debe decir adelante”.
No solo he aprendido a comprender algunas situaciones. Hemos asimilado un poco de todo. La prueba de la boina iba por estaciones y así hacían las evaluaciones:
Estamos en la fase de agua, junio de 1995, coincide con nuestro endurecimiento. Hoy es un día más; han tocado diana y en 10 minutos a correr 75 minutos. Después, bajamos para aletear; hoy han tocado 3500 m.
Hemos subido para comer. Se percibe un ambiente un poco extraño. Los compañeros rumorean que podría ser la prueba de la boina; pero nadie se pone de acuerdo en qué es lo que pasa.
Nos han llamado a formar. ¿Qué tocará esta tarde? A la puta carrera para las IBS. Bogamos mar adentro. Cuando llevamos un rato, nos ponen alrededor de la IBS donde va el capitán Mate. Se pone de pie: “A partir de aquí y este momento, empieza la prueba de la boina”: nos dice. Al agua, arriba; al agua, abajo. Así, varias veces. Ahora, a bogar bajo un silencio atronador.
Joder debemos de llevar por lo menos 10 horas bogando. Paramos en una playa para hacer un reconocimiento. Después, a bogar otra vez: agua, agua y más agua. Empieza el desgaste físico y el hambre. El primero te lleva al segundo. Nos paran a descansar al lado de un acantilado dentro de las IBS y quién coño descansa aquí dentro. Ha pasado muy poco tiempo desde que hemos parado. El capitán Mate ordena que nos pongamos en marcha.
Salto de decisión:
Fue un salto decidido al agua. Tendría 10 metros o más. Es fácil decirlo, pero hay que estar arriba y saltar decididamente. Cuales lo pasa mal, padece vértigo, pero gritando ¡guerrillero, guerrillero! salta al agua con dos cojones.
Llegamos a otra playa, empiezan las estaciones:
Supervivencia en el mar:
Nos forman por patrullas; hacemos una “vela” de barco con el poncho. Las probamos mar adentro; ahora estanqueidad de la mochila de combate y a nadar; luego nos dan dos sardinas por cabeza; las limpiamos como nos han enseñado y nos las comemos crudas. A Mayas le dan arcadas y, por eso, le dan un par más por si no ha cogido bien el sabor. Con la cabeza y las espinas hacemos sopa. ¡Joder, que hambre! Mientras algunos mandos se pasean con bocadillos y pastelitos de chocolate por delante nuestro y no podemos evitar que la vista se nos vaya detrás de tan “grandes manjares”; luego nos dan cierto tiempo para buscarnos la vida para comer y así lo hemos hecho. Hemos pescado con tripas de peces; hemos comido peces fritos y crudos; lapas y alguna que otra cosa.
Nos han enviado por binomios, a la carrera, con cetme y mochila de combate al agua. Venga a la red de desembarco; venga, a la carrera, al teleférico; todo a la carrera. Nos dan unos 3 o 4 frutos secos y un bocadillo que no sé si debe de llegar a los cuatro dedos de tamaño. Con eso, nos mandan hasta el faro donde el cabo 1º Ochogavía nos pone a comer cara a un sol de justicia. El bocadillo se pasa en dos minutos. Nos hace preguntas relacionadas con la unidad y el ejército.
La primera la he acertado y la segunda, pero la tercera la he fallado, así que dos piedras y a la carrera para el siguiente punto. De aquí nadie ha salido sin sus dos piedras.
Rápel:
Hemos tenido que hacer unos nudos que nos han enseñado días atrás. Luego hemos bajado en rápel por una pared, con todo el equipo, lo mejor que sepas y lo más rápido posible. El cansancio se acumula porque, entre estación y estación, hay bastante distancia. Cuales, que tiene vértigo, ha resbalado y se ha raspado media cara, brazo y pierna.
1º Auxilios (Tte. Cámara, Alf. Diego):
Se supone que estamos en combate y hieren a tu binomio. Tienes que hacerle un torniquete, masaje cardiaco y portar alherido en pleno combate.
Topografía (Sgto. Soriano):
Uso de brújula, todo por grados. ¿A cuántos grados está cierto punto? ¿Hacia dónde caminas con los grados que te proporciona el cabo 1º?
Montar y desmontar armamento (Cabo 1º Sitges):
Consiste en desmontar y montar el cetme lo más rápido posible en la oscuridad (es de noche); en estas pruebas dependemos todos del binomio.
Croquis (Sgto.1º Jaberías, Sgto. Ortega):
Hemos tenido que meternos por un camino desconocido (es de noche) y memorizar todo lo que vemos y hacer un plano de lo observado.
Montar y desmontar el poncho (Tte. Cámara):
Acabamos de bajar hasta la playa. Ya no sé cuántos kilómetros llevamos recorridos. Nos han hecho instalar el poncho y no hemos descansado nada pues nos lo han hecho desmontar enseguida (psicológico para desmoralizar).
Radio (Cabo1º Marrero):
Montamos la radio, a contrarreloj, lo más rápido posible y comunicamos con otra radio. Luego desmontarlo, claro. Es de noche y, en cada estación, los mandos que la componen te presionan psicológicamente.
(Sgto.1º Jaberías, Sgto. Ortega)
Llevamos casi dos días seguidos sin parar. Nos están reuniendo a todos en una parte del campo donde hay unas casetas. Estoy tan cansado que no sé ni qué son esas casetas. Nos han dicho que nos sentemos en el suelo, pero no me fío. Esas casetas… el trato de prisioneros. El tiempo pasa y siguen llegando algunos compañeros. Se me cierran los ojos debido al cansancio, pero no quiero caer, no me fío… Nos llaman a formar. Cada uno camina como puede y el sargento Ortega nos canta: “Las muñecas de Famosa se dirigen al portal”, pero nadie ríe. Estamos destrozados. El alférez Diego nos forma; le da novedades al capitán; nos dice que la prueba de la boina ha terminado, pero que descansemos un par de horas y luego formaremos para repasar equipo. La prueba ha acabado, aunque nos pone bajo aviso: “Mañana, el cruce de la bahía y pasado los 21 kilómetros puntuarán para valorar la prueba de la boina”. Suma y sigue.
Hacemos las dos pruebas: cruce de la bahía de 7,8 km con aletas y carrera de 21 km. Por la noche, fuego campamento y entrega de boinas.
La prueba de la boina no era solo las estaciones. Entre una y otra pasan muchas cosas que aquí no puedes reflejar como es la parte psicológica, pues no es solo físico. Nuestra prueba duro 41 horas sin descanso. Resulta difícil explicar lo que se sientes cuando te cargan con piedras porque la has pifiado en alguna cosa; cuando tu binomio te dice: ¡No puedo más! o las rozaduras a causa del sudor por el calor y el agua salada, casi no puedes caminar; gente que sangraba entre las piernas debido a las malditas rozaduras; no puedes tropezar porque estás tan débil que te estrellarías contra el suelo; te cruzas con compañeros que van muy mal y eso, la verdad, no te ayuda moralmente; tu binomio te mira y ves en sus ojos una persona agotada y él ve lo mismo en ti. Los brazos y manos se te agarrotan; en las piernas sufres calambres; la garganta te pide agua y el estómago comida.
He intentado reflejar con palabras lo que se vive en una prueba de la boina, en este caso la que yo viví. Evidentemente no todas son iguales, ni todo el mundo lo vive igual o de la misma forma. Solo nos faltó el trato de prisioneros.
¡Porque ser guerrillero es algo más que portar una boina verde! ¡Es un estilo de vida!