Coronel Luis Fernández Blanco
Antiguo Teniente COE 22 y Capitán de la COE 81
Aunque seguramente no soy el más indicado para escribir sobre mis vivencias al mando de la COE 81, dada mi breve estancia en la misma, recojo la invitación del general Bataller para hacerlo y me pongo a ello.
El primer recuerdo que tengo, al incorporarme a finales de febrero de 1980, es que tenía locales, campo de tiro, etc., pero no había ni mandos ni personal de tropa. La explicación es bien sencilla y sirve, además, para lo que expondré ocurrió en las mismas fechas de 1981.
Dicen que debido al particular clima de nuestra bendita tierra gallega, alguien de la superioridad decidió que las COE de la 8ª Región Militar disfrutaran de un mes más de permiso. De tal forma que cuando una realizara la fase de nieve en enero, la otra estaría de permiso; en febrero sería al revés y al año siguiente rotarían. Por ello tuve que esperar a marzo para hacerme cargo de la unidad.
Antes de continuar quiero destacar y dejar constancia de que junto con el mando de la Comisión Geográfica nº 9, obviamente con misiones y cometidos bien distintos, es el destino que más y mayores satisfacciones me ha proporcionado.
Nunca podré olvidar la profesionalidad, preparación y entrega de los mandos (tenientes, suboficiales y cabos 1º); así como el entusiasmo y espíritu de sacrificio del personal de tropa, por entonces todos voluntarios o de reemplazo, que no regateaban esfuerzos con la vista puesta en poder conseguir la anhelada boina verde y el machete con hojas de roble que lucirían con legítimo orgullo. Una y otro prestigiaban con su comportamiento y actuación tanto en el día a día propio de la unidad, como en las salidas mensuales y muy particularmente en los ejercicios de doble acción junto a otras unidades.
Siempre perseguí como uno de nuestros principales objetivos conseguir que nos conociera la población civil, supiera de nuestra preparación y lo que podíamos llegar a realizar. Por ello, en nuestras salidas procurábamos siempre confraternizar con la misma, hacer exhibiciones ante los escolares y población en general y establecer las mejores relaciones con las fuerzas vivas.
En este sentido, aunque lo cierto es que, únicamente, seguí los pasos de mis predecesores, he de reseñar el descenso en rápel volado del puente del ferrocarril, durante la fiestas de Orense, o la escolta al Santísimo en el Corpus.
En fecha que no recuerdo nos visitaron una periodista y un fotógrafo para hacernos un reportaje, con las bendiciones ¿cómo no? de la superioridad, en nuestro acuartelamiento de El Cumial. Pasaron toda una jornada con nosotros, haciendo fotografías de nuestras actividades y hablando con unos y otros, tanto mandos como tropa. Compartieron con nosotros la comida, el mismo rancho que la tropa; al preguntarles qué iban a hacer con el reportaje nos contestaron que lo venderían a la publicación que estuviera interesada en el mismo. Todos, como un solo hombre, les pedimos encarecidamente que nunca a Interviú, asegurándonos que de ninguna forma.
Como era de suponer, si apareció en Interviú y muy tergiversado. Nos situaban, no sé por qué, en las Vascongadas y hacían mención a generales imaginarios que decían tal o cual cosa, todo
inventado. Creo que la única verdad era referirse a un cabo que entonces teníamos en la unidad, de origen argentino y apellidado Foster, que decía, el cabo no el reportaje, que era hermano de Jodie Foster. Nunca supimos si era verdad, pero hablaba bien y con soltura en inglés.
No puedo olvidar ni dejar de relatar dos hechos que son clara muestra del espíritu de unidad y entrega que existía entre el personal de tropa; sin duda imbuidos por sus mandos más directos. El primero de ellos ocurrió en febrero de 1981, mes en el que a la COE 81 le correspondió disfrutar el permiso extra. Como quiera que a final de mes se licenciaba un llamamiento y no era de recibo hacerles volver para entregar el equipo y que se fueran otra vez, con el doble gasto que implicaba para ellos, a instancias del auxiliar de la compañía, brigada Malvárez, decidimos recogerles las prendas antes de irse de permiso y que dejaran un sobre con su dirección y sellado para en su momento remitirles la cartilla del Servicio Militar.
A raíz de los sucesos del 23 de febrero en el Congreso de los Diputados se activó la Red de Alerta para incorporarnos a la unidad a la mayor brevedad posible. A la sazón, yo me encontraba en Cádiz con mi familia, a la que no había trasladado. En poco más de 24 horas tenía la compañía al completo, incluyendo a aquellos que teóricamente estaban ya licenciados; incluso alguno se trasladó desde el extranjero, donde ya estaba trabajando.
El segundo acontecimiento fue durante la primera quincena de junio, en Jaca. Fuimos invitados a actuar, junto a otras COE, en la Fase de Guerrillas del Curso de Operaciones Especiales. Puedo decir, con legítimo orgullo y satisfacción, que la compañía no escatimó esfuerzo alguno durante todo el ejercicio. Las tres secciones estuvieron continuamente en acción, bien para dar seguridad y cubrir los servicios propios del campamento, o para batir zonas donde pudiera encontrarse la guerrilla, vigilar puntos y objetivos estratégicos o, durante la noche, montar emboscadas de ocasión. No hubo ni ningún aspeado ni ningún rebajado.
Culminó todo ello con un impecable ejercicio de cerco que, como manda la doctrina, se montó durante la noche en completo silencio y se activó al rayar el día. La guerrilla únicamente pudo evadirse del mismo actuando «en fuerza», no por nuestra zona de responsabilidad.
Entre uno y otro, y con esto termino, he de referirme al reportaje que nos hizo TVE. Los más veteranos recordarán que por aquellos años, en días previos a aquel en que tenía lugar el desfile del Día de las Fuerzas Armadas, TVE emitía reportajes correspondientes a unidades de aquellas. Cuando se encontraba la compañía en una población de Orense llamada Vilardebós, muy cerca de la frontera con Portugal, dispuestos a iniciar lo que se conocía como marcha larga, nos llegó el aviso de que preparáramos a la mayor brevedad posible una exhibición con todas nuestras actividades, que recogerían las cámaras del Ente.
Los habitantes de aquella, entre los que se encontraba un cabo destinado en la compañía, nos informaron que muy cerca y próxima a la frontera había una zona que reunía las mejores condiciones para nuestros propósitos. No nos engañaron. He de reconocer que en un tiempo récord se montaron zonas de supervivencia, rápel, teleféricos, escalada, emboscada, ajustaba perfectamente a lo que se veía en pantalla.
Solo me resta expresar mi más sincera gratitud a todo el personal de mandos y tropa con los que tuve el privilegio y el honor de compartir aquellos años imborrables; así como mi más sincero homenaje a quienes lucieron la boina verde con el machete y siguen sintiéndolo, legítimamente, con noble orgullo.