Isidoro Gracia Plaza
Antiguo guerrillero COE 102
Incorporación
Soy uno de los fundadores de la 102. Nos incorporamos a la compañía en Los Rodeos, en diciembre de 1969. Como otros, llegué a las COE de forma voluntaria, fruto de circunstancias casuales y un poco de insensatez juvenil de la que nunca me he arrepentido.
Primera circunstancia, estudiaba ingeniería pero no quise ir a milicias para disminuir el riesgo de perder una beca, que obligaba a no distraer los meses de instrucción en otra cosa que asegurar aprobar cada curso sin fallo; segunda circunstancia, después de una prórroga por estudios tuve que incorporarme al CIR de Hoya Fría y, cuando prácticamente tenía asegurado un relativamente cómodo puesto de oficina, apareció por el CIR un grupo de oficiales y suboficiales con boinas verdes que invitaban a incorporarse a una experiencia militar diferente.
Entre la información y argumentos que aportaban, hubo algo que me llamó poderosamente la atención: no habría aburrimiento, entre otras cosas porque, además de mucho entrenamiento en las artes propias de la vida militar sobre uso de armas, explosivos, etc., unos diez días al mes la experiencia sería fuera del cuartel, con mucha marcha al aire libre y montaña. Mi carnet de la Federación Española de Montañismo me gritó desde mi macuto: apúntate, y claro… me apunté.
Tránsito
Se cumplió incluso con exceso la oferta de que no habría aburrimiento, que la aventura a la que se nos invitó a sumarnos nos daría conocimientos y experiencias que solo podríamos tener en la COE. A mí, además, me ayudó a conocer alguno de mis límites y me dejó un poso que me ha sido útil a lo largo del resto de mi vida, en especial lo de “nunca no puedo” es aplicable a múltiples actividades y situaciones.
Al ser los primeros fuimos creando una identidad específica para la 102, con costumbres y retos que los que nos fueron relevando a lo largo del tiempo casi siempre siguieron. Identidad y costumbres en las que el entonces capitán D. Evaristo Muñoz Manero fue determinante, D. Evaristo fue una persona en la que pueden buscarse referencia de los mejores valores castrenses y humanos, eso se notó en todas las actividades y el trato entre todos.
La primera subida al Teide, actividad que todos los que nos siguieron disfrutaron y sufrieron, las primeras y casi frenéticas marchas de orientación, recorridos topográficos, algo de explosivos, mucho de tiro, un poco de escalada y rápel, los primeros saltos del camión (el nuestro un Ford K americano, recuperado en el Sahara de la segunda guerra mundial con cuenta millas), la fase de agua en el Puertito de Güímar, las pruebas de la boina incluida la carrerita cronometrada de más de 8 km, participación en maniobras, dos o tres exhibiciones con objetivos y público diversos y el resto de intensa actividad que recoge el diario de operaciones de 1970 dan fe que el banderín y las boinas verdes que el Capitán General entregó a la COE102, el 6 de marzo de 1970, fueron justamente ganados y honrosamente mantenidos.
La cincuentena inicial, incluidos nuestros mandos, tuvimos también una inesperada y no programada fase de barro en el Valle de Oroteanda en Granadilla de Abona, al acampar en un inmenso barrizal justo después de unos días de lluvia persistente, lo solucionamos con ingenio y colaboración, mediante drenajes de cientos de metros realizados a mano.
Una costumbre que no se siguió por los de años posteriores fue un mandato de D. Evaristo, que pidió expresamente, cuando iba a llegar el primer relevo, que se evitaran las novatadas.
Despedida
En vísperas de la fecha del licenciamiento, el 16 de diciembre, embarcamos en el minador Marte para tomar parte en la Operación Calandria en Fuerteventura, nuestra misión: desembarco nocturno y toma y aseguramiento del aeropuerto. Algo debimos hacer bien, ya que al final de las maniobras la 102 recibió un reconocimiento, con presencia expresa y discurso del Capitán General incluido, en el patio del cuartel del Regimiento de Infantería 56, que nos hizo comprender que la COE 102 era aceptada como una compañía mayor de edad, dignidad y gobierno.
Pero la guinda de la tarta de despedida de los fundadores de la 102 (reemplazo 3/1968), se produjo a la llegada a Santa Cruz de Tenerife. El Comandante del minador Marte nos cedió la guardia de honores a la COE 102. Era la primera vez una compañía que no era del barco, ni de la marina, formaba en la cubierta con el banderín desplegado y armamento, incluidos los mandos, desde antes de la bocana del puerto hasta el atraque. El domingo 20 de diciembre de 1970 nos despedimos y volvimos a casa a tiempo de celebrar la Navidad.
A continuación, foto histórica de los fundadores, diario de los dos primeros meses y artículo mío en la prensa.