General Vicente Bataller Alventosa
Presidente de la FEDA VBVE
1981.XXV Aniversario de la Creación del Curso de OE
El Encuentro Guerrillero del pasado 11 de noviembre en Jaca no ha sido el único en el que en el patio de la Escuela han formado -y posteriormente desfilado detrás de los respectivos banderines – representantes de las unidades de operaciones especiales.
Si, en este caso se trataba de guerrilleros veteranos que en su día sirvieron en las antiguas COE y GOE/BOEL, no debemos olvidar que, en 1981, con motivo de celebrar las bodas de plata el Curso de Operaciones Especiales, una comisión de cada COE y del GOE de Colmenar Viejo (único existente en ese momento) se desplazaron a la EMMOE para desfilar ante SS. MM. los reyes que presidieron el acto.
Casualmente, tanto Juan Carlos I como el comandante jefe del curso de OE, José Antonio Vázquez Soler (JAUS), que eran de la misma promoción de la Academia General Militar, ese día estaban lesionados del brazo y de la pierna, respectivamente, según se aprecia en la fotografía.
Si bien cada año una o varias COE solían ser convocadas a la Escuela para actuar como contraguerrillas de los alumnos (guerrilla) durante el ejercicio final del curso, en 1981 fue la primera vez que en la EMMOE se juntaban los jefes de todas las COE y GOE con sus respectivos banderines y un grupo de guerrilleros de cada una que formaron y desfilaron por primera vez todos unidos. Un día histórico, sin duda, para las UOE españolas.
1990-1995. Las PIPOE
Entre 1990 y 1995 se llevaron a cabo las Pruebas de Infiltración de Patrullas de Operaciones Especiales (PIPOE), unas durísimas pruebas por terreno montañosa (Pirineo aragonés) diseñadas por el coronel Vázquez Soler, de la Subinspección de Operaciones Especiales, que contó con la organización y apoyo logístico de la EMMOE. Con ello se pretendía establecer un nexo entre todas las UOE repartidas por el territorio nacional, estrechar los lazos entre hombres de similares misiones e inquietudes, fomentar su fuerte espíritu de camaradería y renovar el clásico espíritu guerrillero.
El ejercicio duraba cuatro jornadas dedicándose dos días a travesías de montaña, uno al descenso de barrancos con agua y, finalmente, una cuarta etapa de boga y natación por pantanos. En definitiva, más de 65 km andando, 2500 m de desnivel acumulado en subida, seis horas de rápeles y descensos en los barrancos, 35 km remando y 2,5 km nadando.
La primera jornada se caracterizaba por las fuertes pendientes a salvar pues desde el refugio de Monte Perdido, en la misma frontera con Francia, las patrullas ascendían al collado de Añisclo (2481 m) con un desnivel de 1100 m en un kilómetro de reducida. Luego, descendían por el barranco que lleva el mismo nombre, acompañadas por las aguas del río Vellós. Seguían sus cascadas y colas de caballo hasta, de nuevo, emprender otro ascenso hasta el pueblo de Buerba.
De la alta montaña se pasaba, en la segunda etapa, a un monte más bajo, quebrado, sin apenas sendas, difícil de transitar. Con plano y brújula en la mano, las patrullas avanzaban por la sierra de Guara atravesando lateralmente las montañas y los ríos que transcurrían perpendicularmente a la dirección de la marcha, hasta llegar al pueblo de Bellostas.
El tercer día era, sin duda, el más esperado por los concursantes. Se trataba del descenso de los barrancos de Balcés y Mascún-Alcanadre; descenso por el interior de sus desfiladeros naturales. La altura de sus farallones alcanzaba los 600 m y sus las paredes se estrechaban tanto que, a veces, impedían que entrara la luz natural por lo que se producían oscuros, estrechos y gorgas que obligaban constantemente a nadar y a penetrar en auténticos laberintos.
La cuarta y última jornada transcurría, según lo dicho, entre los pantanos del Mediano y de El Grado, con traslado de en botes neumáticos (IBS) unas veces a mano por tierra y otras bogando a excepción de los últimos 2500 metros que eran de natación.
Si bien estas pruebas no se pretendía que tuvieran un carácter competitivo, de manera que solo reflejara el nivel de preparación físico y técnico de los participantes, las patrullas no podían evitar medir sus fuerzas físicas y no solo andaban muy deprisa por llano, a pesar de llevar mochilas de montaña sobre las espaldas, sino que, en ocasiones, corrían, especialmente durante los descensos.
En cuanto a unidades participantes, durante los seis años que se convocó la PIPOE. Tomaron parte patrullas de todas las unidades de operaciones especiales del Ejército de Tierra existentes en ese momento: los seis GOE (I, II, III, IV, V y VI), la BOEL (XIX), las tres COE isleñas (7, 81 y 82) y la COE de la EMMOE.
Además, a la PIPOE se fueron incorporando patrullas de otras fuerzas especiales, tanto nacionales como extranjeras. Así, de España asistieron a este ejercicio equipos de la UOE del Tercio de Armada, del Grupo de Acción Rural (GAR) de la Guardia Civil, de la Escuadrilla de Zapadores Paracaidistas del Ejército del Aire (EZAPAC), de las Secciones Avanzadas de Asalto Aéreo (SEDAS) de la Brigada Paracaidista, de la Brigada de Cazadores de Alta Montaña y del Regimiento de la Guardia Real.
En lo que se refiere a fuerzas especiales extranjeras intervinieron patrullas del 10º Grupo de Special Forces norteamericanos, de la 200 Fernspahkompanie alemana, de la compañía ESR/GVP belga, del 9º Batallón Coronel Moschin de Italia, del 13º Regimiento de Dragones Paracaidistas francés, de la 104 Compañía de Comandos holandesa, del 2º Batallón de Comandos griego, del Regimiento de Comandos portugués así como paracaidistas del Reino Unido.
Es decir, durante la clausura y entrega de diplomas a los componentes de cada PIPOE en el patio de la Escuela, además de formar los boinas verdes de las COE y GOE/BOEL españoles, lo hacían el resto de fuerzas especiales nacionales y la élite de las extranjeras.
Podemos concluir diciendo que la sierra de Guara, en el Pirineo aragonés, sirvió de escenario a la que quizás fuera, a nivel mundial, la competición más exigente y dura para las fuerzas de operaciones especiales. A modo de ejemplo, en la IV PIPOE participaron un total de 30 patrullas pertenecientes a 23 unidades especiales de 10 países de la OTAN.
El hecho de que en 1995 se realizase la última PIPOE se debió a la disolución de varios GOE y por la mayor implicación en diferentes misiones internacionales.