Francisco Parra Cuadro. General de División (R)
Antiguo Teniente fundador de la COE 102
1-ASÍ NACIÓ LA COE 102
El propósito de estas líneas es describir las actividades iniciales de la COE 102, que permitieron hacerla realidad en unos pocos meses y que el Capitán General de Canarias, José Angosto Gómez-Castrillón la calificara, tras un año de salidas y ejercicios por las islas del archipiélago y el territorio del Sáhara, como «una de las mejores unidades de España».
Estos hechos ocurrieron hace más de medio siglo, en plena Guerra Fría. En España existía el servicio militar cuya prioridad era alfabetizar al contingente de reclutas y proporcionar algún oficio al que lo precisara. Todavía no se había ingresado en la OTAN, aunque el alineamiento con Occidente era total. En la Península ya se había completado el despliegue de COE, dos por cada Brigada de la Defensa Operativa del Territorio, con la misión de organizar y apoyar la resistencia frente a un hipotético ataque de las fuerzas del Pacto de Varsovia.
La situación en Canarias era distinta. La misión principal de las fuerzas de la Región Militar era la defensa del Sáhara. Sin embargo, desde el primer momento el Capitán General dio todo su apoyo; probablemente intuía, como así sucedió años más tarde, que la ayuda del comunismo a los movimientos de liberación nacionales, especialmente en África, mediante el empleo de guerrillas debía ser contrarrestado empleando sus mismas tácticas. Tanto su Estado Mayor como la Jefatura de Tropas de Tenerife y los mandos del Regimiento de Infantería Tenerife 49, en cuyos locales nos ubicaron, dieron todo su apoyo para facilitar y acelerar el proceso de creación de la unidad.
El problema residía en la novedad que representaba la COE en organización, instrucción, medios y funcionamiento. Afortunadamente, los oficiales destinados a la nueva unidad eran diplomados de operaciones especiales, provenían de COE peninsulares y, además, tanto el capitán Portugal como los tenientes González Navarro y Parra habían participado con los boinas verdes norteamericanos en los tres ejercicios internacionales de guerrillas Sarrio, realizados hasta la fecha.
La creación de la unidad se publicó por OC del 2 de julio de 1969, con vacantes de provisión normal. Un mes más tarde salieron destinados los oficiales y algunos suboficiales. El capitán Portugal duró un mes en la unidad por haber solicitado con anterioridad una vacante de libre designación. También se incorporaron 22 soldados, un cuarto de la plantilla, extraídos del cupo de otras unidades y que se encontraban agregados al Batallón de Maniobras en Los Rodeos.
Al objeto de hacernos cargo de la tropa e iniciar su instrucción se nos facilitó, tras ardua negociación, media nave de una compañía del citado batallón. Más tarde, también ocupamos el cuarto del oficial de servicios transformándolo en la oficina de la COE.
Bajo el nombre de Los Rodeos o Las Raíces, indistintamente, se conocía una franja de terreno comprendida entre el aeropuerto de Los Rodeos y la zona de la Montaña de La Mina. En ella había dos cuarteles; la COE 102 estuvo instalada, desde 1969 hasta 1972, en el que estaba más próximo al aeropuerto, ocupado entonces por el Batallón de Maniobras del Regimiento Tenerife 49.
Previamente, desde 1947, fue la sede de un Grupo de Artillería Antiaérea dependiente del Mando de la Defensa Aérea. Con posterioridad, lo ocupó el Grupo de Artillería de Campaña de La Laguna del RAMIX 93 y, en la actualidad, se encuentra allí todo el regimiento.
El otro cuartel pertenecía a la 4ª Zona de la Instrucción Premilitar Superior (IPS) que lo utilizaba en verano como campamento para instruir a los alféreces y sargentos de milicias. En la década de los 70 fue la sede del Regimiento de Infantería Tenerife 49, incluido su Batallón de Maniobras. Ahora alberga a un Centro de Internamiento de Migrantes.
La COE 102 hizo uso de todos los locales y zonas comunes del cuartel, así como del campo de tiro situado en las proximidades, junto a la carretera dorsal y cercano a la montaña de la Mina. Al ser rural todo el entorno, se facilitó mucho el adiestramiento peculiar de la unidad
Los dos oficiales pasábamos las mañanas entre los múltiples despachos de los Estados Mayores de Capitanía y de la Jefatura de Tropas, así como de la Plana Mayor del regimiento, con la misión de exponer iniciativas y allanar el camino a los escritos enviados, aclarándoselos a los interesados para acelerar su tramitación. Nos llamaban la pareja de la guardia civil.
Los suboficiales incorporados, el subteniente maestro armero Ligero, el brigada ATS Barranco y el sargento Cano se hicieron cargo de la gimnasia y de la instrucción de topografía, armamento y socorros de urgencia. El suboficial de semana daba las clases de formación militar por las tardes. Diariamente oficiales y suboficiales se reunían para supervisar la instrucción y distribuir nuevos cometidos.
Solamente dos suboficiales poseían el curso de guerrilleros, el resto deberían hacerlo en la primera ocasión posible o de lo contrario causarían baja, a excepción del maestro armero y el brigada ATS. La mayoría quería estar en la unidad, pero no deseaba hacer el curso porque poseer el título suponía estar forzosamente destinado en una COE, al ser en aquel momento mayor el número de vacantes que de diplomados. Las vacantes de cabos primeros se nutrían con los de la región, fueran o no de reemplazo; proponíamos que fueran profesionales o, en su defecto, procedentes de la COE.
La primera tarea fue hacernos cargo del ingente y variopinto material, procedente de Ifni, que la Capitanía nos asignó. Comprendía material topográfico, fotográfico, de oficina, de ayudas a la instrucción, de deportes, de acuartelamiento, de cocina, de comedor, de carpintería y de armería. Como curiosidad quiero señalar que también se incluía material litúrgico; entre otros, una imagen de la Virgen de tamaño natural. El vestuario de aquellas unidades resultó muy útil para ejercicios y especialmente las botas debido al excesivo desgaste que el terreno volcánico producía. A propósito, le cambiamos al Mayor del Regimiento una máquina de escribir de carro grande por otra portátil que nos servía mejor para utilizarla en las salidas al campo.
El regimiento nos cedió un local para almacenarlo y otro que empleamos para oficina, situados ambos en el acuartelamiento de San Carlos en Santa Cruz de Tenerife.
El siguiente cometido, solicitado por la Jefatura de Tropas, consistió en redactar el programa de instrucción de la COE. Un mes más tarde, nos citaron en la 3ª sección del EM de Capitanía al objeto de discutirlo. Allí, finalmente, se le consideró un programa experimental y del que habría que informar dentro de un año.
La citada Jefatura nos encargó también que preparáramos una relación de todo el material que necesitaba la COE. Esta fue una tarea muy laboriosa. La sola idea de que se nos olvidara algo era una pesadilla; un detalle, tuvimos que agregar las mochilas a última hora, era tan obvio que no se hizo cuando correspondía.
Fuimos al Centro de Instrucción de Reclutas número 15, en el Campamento de Hoya Fría, para resolver de forma oficiosa el problema de la selección del personal. Se decidió que tras las órdenes oportunas de Capitanía se daría una charla a los reclutas que poseyeran, como mínimo, el certificado de estudios primarios. Tras analizar los datos de la oficina de selección, escogeríamos entre los voluntarios el número de ellos que necesitáramos. Obtenida la autorización de Capitanía se hizo la captación con un resultado excelente, a pesar de no poder ofrecer más alicientes que una vida militar y deportiva plena y conocer el archipiélago. Constituyó un gran aliciente para todos los mandos comprobar la ilusión y el afán de superación de muchos de nuestros jóvenes al cumplir el servicio militar.
Al objeto de mejorar, si cabe, la captación del personal expusimos en la 1ª sección del EM de Capitanía la necesidad de ofrecer alguna ventaja al que se presentara voluntario a la COE. Se nos informó que presentáramos un informe referente a permisos y otros alicientes, que seguiría la vía oficial, aunque se ofrecían oficiosamente para, de forma previa, adecuarlo a la reglamentación existente.
El Parque de Artillería proporcionó el armamento de la unidad. Se hizo cargo de este el teniente comandante González Navarro auxiliado por el subteniente Ligero, maestro armero.
La Jefatura de Tropas decidió que les diéramos un golpe de mano a las unidades de la isla que tenían previsto hacer vivac este mes. Creíamos que la repetición de este tipo de actividades nos indispondría con el resto de las unidades y así lo señalamos. Al objeto de cumplir la orden con ciertas garantías de éxito debíamos iniciar la instrucción nocturna de la COE, sería una preparación a destiempo y prematura, pero necesaria.
La instrucción nocturna se realizó en las inmediaciones del pueblo de La Esperanza y terminó a la una y media. Aquella noche comprobamos que el nombre de Canarias significa tierra de canes, el ladrido generalizado provocó el susto del vecindario y alguno preguntó por qué no hacíamos la instrucción a las horas normales. Por otra parte, al compartir el dormitorio con otras unidades no pudimos evitar causarles molestias. Aprovechamos la oportunidad para reiterar la necesidad de disponer de un acuartelamiento propio.
Jefatura de Tropas ordenó que la COE hiciera su primera salida al campo en el mes de noviembre. Se desarrollaría en la agreste zona del macizo de Anaga. Ante la carencia de medios adecuados para realizar la actividad, se solicitó al regimiento que los proporcionara.
Se presentaron el brigada auxiliar Pinar y el sargento Doncel, ambos guerrilleros. Ya solo faltaba el nuevo capitán para completar la plantilla de mandos.
A partir de este momento, el relato de las actividades de la COE 102 y de las vivencias de sus componentes cobraron otra dimensión, más acorde con las propias de una unidad de guerrilleros, aunque todavía con deficiencia de soldados y medios.
2-UN CUARTEL NUEVO PARA LA COE 102
Marco para adiestramiento guerrillero
Fue un acierto situar la COE 102 en Tenerife. Esta isla es la mayor del archipiélago; posee accidentes topográficos de diversas dificultades y una gran variedad de climas, como si se tratara de un continente en miniatura. Estas circunstancias orográficas y ambientales permiten aprovechar al máximo el adiestramiento de una unidad de guerrilleros y en el menor tiempo posible, dada la escasa distancia entre obstáculos de diferente importancia; permite incluso buscar el clima propicio para cualquier práctica específica, como actividades en la nieve, supervivencia en zonas desérticas, prácticas en alta montaña, infiltración costera, etc.
La vertiente norte tiene profundos barrancos que llegan al mar, con una vegetación frondosa y de difícil acceso, en cambio el sur es árido y con arbustos propios de zonas desérticas; el centro posee un microclima propio de alta montaña y está ocupado por toda clase de terreno cubierto de lava o materiales volcánicos de cuya dificultad es un indicio que se le conozca por «malpaís». La costa tiene numerosos acantilados, algunos de extraordinaria verticalidad y altura, así como pequeñas calas, en su mayoría pedregosas y con difícil aproximación.
Propuestas de ubicación
El problema se presentó a la hora de decidir la ubicación del acuartelamiento de la COE 102. Como acabamos de ver, inicialmente y de forma provisional la unidad ocupó parte de las instalaciones del Batallón de Maniobras del Regimiento de Infantería 49 en la zona de Los Rodeos. La Jefatura de Tropas de Tenerife encargó a la compañía que presentara una propuesta sobre la deseable localización concreta del cuartel. Debía reunir las siguientes condiciones:
-ser apto para la instrucción peculiar de la unidad.
-tener campo de tiro próximo.
-estar cerca de una unidad que pudiera hacerse cargo de los servicios y de la seguridad de los locales.
-situado junto a una ciudad para facilitar la vida de sus componentes.
La COE 102 propuso, por este orden, las siguientes posibilidades:
-el cuartel, en desuso, de la 7ª Batería de Artillería Antiaérea del Regimiento Mixto de Artillería 93, ubicado en la Montaña de la Mina.
-ocupación del Campamento de la Instrucción Premilitar Superior (IPS) situado en Los Rodeos, durante los meses de inactividad de éste. El campamento solo se utilizaba durante el verano.
-locales del disuelto destacamento de La Orotava del Regimiento de Infantería 49.
Entendimos que el Cuartel de La Montaña de la Mina era el que mejor reunía las condiciones exigidas por la Jefatura de Tropas.
La instrucción diaria de la unidad se podía desarrollar en la zona y en el entorno próximo. Está junto al campo de tiro de la guarnición. El Batallón de Maniobras, por su entidad y localización, podía hacerse cargo de los servicios y de la seguridad. La ciudad universitaria de La Laguna está a un kilómetro aproximadamente y Santa Cruz de Tenerife, la capital de la provincia, a unos cinco kilómetros.
Proyecto de acuartelamiento
El Mando optó por construir unas instalaciones nuevas en la Montaña de la Mina, de dimensiones ajustadas a una compañía de guerrilleros de tipo B (Dos Secciones) ya que inicialmente así era la COE 102. La Junta Central de Acuartelamientos sufragó la obra. La Comandancia de Obras de Canarias se encargó de ejecutarla. El proyecto titulado «Proyecto dormitorio tropa COE 102 en la Montaña de la Mina en Tenerife» comprendía siete locales y se presupuestó en 9 millones de pesetas de 1970, distribuidos de la forma siguiente:
-Cuerpo de Guardia ……………….. 240.000
-Garajes y Talleres …………………. 288.000
-Cocina y Comedor ………………. 1,225.000
-Aseos y Lavandería ……………….. 540.000
-Enfermería …………………………… 270.000
-Cuarto de Oficiales ………………… 342.000
-Dormitorio de Tropa ……………… 378.000
-Paso cubierto ………………………….. 89.000
-Energía eléctrica …………………. 1,000.000
-Abastecimiento de agua ……….. 1,032.000
-Saneamiento ………………………….. 235.000
Inauguración
El nuevo cuartel fue inaugurado por el Capitán General de Canarias, D. Juan Angosto Gómez-Castrillón, el día 3 de enero de 1972. Le acompañó el Director General de Fortificaciones y Obras, General de División D. Juan Cámpora Rodríguez.
La COE 102 hizo para la ocasión una exhibición de tabla de combate, tabla de gimnasia, salto de aparatos y diversas prácticas guerrilleras. A continuación, las autoridades visitaron las dependencias y el Capitán General firmó en el Libro de Honor. Posteriormente, se recibió en la unidad una felicitación del Capitán General por el alto grado instrucción y adiestramiento mostrado.
Entrega a la COE 102
La Jefatura de Propiedades Militares hizo una entrega provisional al Teniente Comandante de la unidad, Teniente Parra, el 26 de enero de 1972.
Meses más tarde, al objeto de completar las instalaciones necesarias para el adiestramiento específico, los mandos de la compañía diseñaron y construyeron un «conguito» en la cima de la montaña. Se aprovecharon a tal efecto los restos de las excavaciones realizadas con anterioridad por la Batería de Artillería Antiaérea para asentamientos de las piezas.
3-CONSOLIDACIÓN DE LA COE 102
En enero de 1970 se incorporó el nuevo capitán, Evaristo Muñoz Manero, quedando completada la plantilla de mandos. Además de la jefatura y administración de la COE, se hizo cargo de la intensa relación que se mantenía con los diversos servicios de la Región y, en particular, con los Estados Mayores de la Capitanía General y de la Jefatura de Tropas de Tenerife, que hasta entonces constituían la tarea prioritaria de los oficiales de la compañía.
Para los tenientes la nueva prioridad fue desarrollar los programas de instrucción y adiestramiento y auxiliar al capitán en las múltiples tareas de gestión del variado material que progresivamente se iba recibiendo o autorizando por la superioridad su adquisición; ese fue el caso, entre otros, del material para prácticas de submarinismo, comprado directamente por la unidad al comercio especializado.
Relación con la población
En 1964 el Ministerio de Defensa de la República Popular de China editó un librito sobre citas y discursos del presidente Mao Tse Tung. Aquella obra adquirió una amplia difusión en las siguientes décadas; se conocía como el «libro rojo» (por sus tapas) de Mao Tse Tung y llegó a constituir una especie de biblia para los movimientos revolucionarios. Una de sus máximas, probablemente la más conocida, era que el guerrillero debía moverse entre la población como «pez en el agua». Dado que la guerrilla forma parte de nuestra historia, la máxima no era ninguna novedad, sin embargo, formaba parte del programa de adiestramiento de la COE por entender que el boina verde debía desarrollar este concepto hasta sus últimas consecuencias de forma intuitiva, tanto social como tácticamente. No en vano, la finalidad última de su instrucción era, en aquellos tiempos de Guerra Fría, que fueran capaces de aglutinar a su alrededor a los defensores de su tierra.
Tácticamente se insistía en que el guerrillero no debía dejar rastro alguno de su paso; se insistía en ello de forma machacona durante las salidas mensuales al campo. Socialmente se procuraba hacerse querer de los lugareños; siempre había algún vecino que necesitaba algún tipo de ayuda. Para ello se contó en todas las ocasiones con la inestimable colaboración del Puesto de la Guardia Civil más próximo; somos testigos del extraordinario conocimiento que tenían de su demarcación, que alcanzaba los caseríos más aislados. A tal efecto, cabe citar la siguiente anécdota: el Alto Estado Mayor precisó mandar una comunicación a un miembro de la COE que se encontraba en aquel momento en un aislado punto de la conocida como corona forestal de Tenerife a casi 2000 metros de altura y de difícil acceso; fue una pareja de la guardia civil la que se presentó allí y le entregó el documento.
Esta relación con la población llegó a ser estrecha y entrañable. Por ejemplo, cada vez que se acampaba cerca de alguna plantación de tomates o plátanos, los responsables solían proporcionárselos a la COE de forma gratuita, detalle que el brigada auxiliar agradecía especialmente. Sin embargo, el primer contacto con el campesinado canario fue bastante desafortunado; ocurrió durante la primera salida al campo, en noviembre de 1969, en la agreste zona de Anaga. Estábamos ascendiendo por un barranco desde el mar y al salir de él, embutidos en nuestros ponchos, nos tropezamos de repente, en un día lluvioso y oscuro, con una solitaria anciana que al vernos se santiguó, gritó algo y huyó despavorida ante la fantasmagórica aparición. Probablemente hacía tiempo que no veía a nadie extraño por aquellos pedregales del aislado extremo oriental de la isla.
Por otra parte, hay que recordar la situación sociopolítica nacional a finales de los años 60 del siglo pasado. En la Canarias preautonómica la máxima autoridad era el Capitán General quien, además de las responsabilidades militares sobre el Archipiélago y el Sáhara, tenía otras de tipo socioeconómico de gran importancia y que procuraba atender en la medida de sus posibilidades, dada la situación de penuria de esta región ultraperiférica. La COE 102, a estos efectos, era muy requerida para atender catástrofes de variado espectro, en particular los periódicos incendios que suelen asolar los pinares; son difíciles de atajar a causa de la frondosidad de los bosques y la extraordinaria pendiente de sus montes.
Los componentes de la unidad estaban especialmente preparados para atender las emergencias. Entre sus cuadros, además del diploma de mando de unidades de operaciones especiales, hubo también desde el primer momento diplomados de educación física, que cuidaron de la puesta a punto y dureza de aquellos boinas verdes, así como titulados del mando de unidades de montaña lo que permitió a la unidad actuar eficazmente desde sus inicios en los agrestes parajes de la difícil orografía de las islas, en particular las occidentales. Para lograr una respuesta rápida de la compañía, todos los guerrilleros disponían en su mochila de combate, de forma permanente, lo mínimo necesario para atender de forma automática y en cuestión de horas cualquier emergencia. Periódicamente se programaban alarmas ficticias para adiestramiento.
La citada especial preparación física de la COE también hizo que se la requiriera en eventos deportivos. Por la calidad de su instrucción y adiestramiento, la unidad también atendió a la seguridad de autoridades. Por su instrucción y marcialidad era notoria su presencia en todos los desfiles militares. Las exhibiciones de la compañía eran muy variadas, dependían de la finalidad del acto; este podía ser una competición deportiva, una demostración de su adiestramiento, prácticas a realizar durante la captación de reclutas, etc. Las actividades solían ser algunas de las siguientes:
-tabla de gimnasia y salto de aparatos
-judo y defensa personal
-tabla de combate
-paso de pista de aplicación (con o sin fuego)
-prueba de fogueo
-prácticas de escalada (rápel, escalas, puentes, teleférico)
-trampas explosivas de circunstancias
-supervivencia (horno de pan, horno cherokee, tipos de fuego)
-tiro: a la cadera, marchando; desde jeep o camión, en marcha; de pistola, contra casas
-disparos con granadas de FUSA contracarro
-ejercicios de lanzamiento de granadas de mano
-demolición de un edificio
-transmisiones y cifrado de mensajes
-construcción de camillas de circunstancias
Medios de comunicación
La relación de la COE 102 con los medios de comunicación tinerfeños, El Día y La Tarde, fue muy estrecha. La primera reseña sobre la compañía se publicó el martes 25 de noviembre de 1969 en el periódico El Día; tras esta presentación de los guerrilleros en Canarias siguieron numerosas notas de prensa sobre las diversas actividades o eventos que estos protagonizaban.
También fue de interés la participación de los boinas verdes en el popular programa radiofónico «La hora del soldado» del Centro Emisor del Atlántico. Además del aspecto social, este programa tuvo gran importancia en el adiestramiento de la unidad en transmisiones, códigos y cifrado de mensajes. Durante determinados ejercicios de patrullas, el único medio posible de enlazar estas entre sí y cumplir la misión encomendada eran los mensajes codificados en forma de dedicatorias de canciones, etc. que se emitían a través del programa radiofónico citado, a determinadas horas y días.
Al periodista, y entonces capitán, Carlos Ramos Aspiroz debemos agradecer su colaboración con la unidad y, en general, sus iniciativas sobre la aparición de información de carácter militar en los medios de difusión de las islas, el nacimiento del programa radiofónico antes mencionado y la edición de la revista Atlántida de la Región Militar.
Salidas al campo
Durante las salidas mensuales al campo el programa de adiestramiento se adaptaba a la zona. Era prioritario reconocer el terreno y obtener la información necesaria para la COE. Así se fue creando un archivo con las características más sobresalientes del terreno. Era una información con gran contenido gráfico a base de panorámicas o vueltas al horizonte desde punto notables y fotografías o diapositivas de accidentes de particular interés como cuevas, pozos, canales, etc.
A tal efecto se montó un gabinete fotográfico con el material procedente de Ifni (este territorio situado frente a las islas Canarias se entregó a Marruecos en junio de 1969 y del armamento y material de las unidades de su guarnición se hizo cargo, en gran parte, la Capitanía General de Canarias). Además de la utilidad informativa, estas fotografías servían para adiestramiento de los reemplazos posteriores, tanto para ejercicios topográficos de reconocimiento de la zona como para actividades de patrullas.
Una característica general del archipiélago canario que tiene especial incidencia en la actividad, vida y movimiento de una unidad de guerrilleros es la ausencia de ríos en todas las islas. Las causas son varias: pobreza de precipitaciones, irregularidad de las mismas (años con abundantes lluvias y años de sequía) y por la elevada pendiente del terreno. Los canarios han hecho millares de pozos y galerías, penetrando en el subsuelo de las islas. A lo largo de generaciones han construido miles de kilómetros de canales, atarjeas, tubos y tuberías. El agua se extrae de las profundidades de la tierra y fluye por gravedad a través de la red de distribución citada. Hace cincuenta años no existían los procesos actuales de desalinización del agua de mar ni los de tratamiento de las aguas residuales, por lo que el agua potable era un bien escaso, preciado y de propiedad privada. Para la COE 102 constituía el principal problema a resolver para fijar el vivac de la unidad al planificar una salida al campo; se solía aprovechar el canal más cercano a la zona que se pretendía reconocer, una comisión previa de asentamiento se encargaba de elegir el punto idóneo del canal del que extraer el agua.
Las salidas mensuales al campo solían finalizar con una fiesta. La última noche se celebraba la «fiesta guerrillera». De la organización se encargaban los propios boinas verdes a lo largo de las semanas anteriores. Era una muestra de las cualidades artísticas y humorísticas de cada reemplazo que pasaba por la COE. A veces solían incluir veladas críticas al mando en forma de chistes o bromas. En resumen, tras el intenso programa eran los esperados momentos de distensión y alegría que tenía la unidad y que, a nuestro juicio, facilitaban la cohesión de todos sus componentes.
Prácticas de infiltración por mar
La isla de Tenerife cuenta con 269 kilómetros de costa. Esta es alta y escarpada en la vertiente norte y baja, abierta y llana en el sur. Las condiciones para el adiestramiento marino son buenas, tanto para prácticas de infiltración por mar como para actividades subacuáticas. La peligrosidad reside en la naturaleza volcánica del terreno costero que dificulta el acceso y progresión al interior. La existencia de las corrientes marinas, tanto en superficie como en profundidad, que constituyen la rama canaria de la Corriente del Golfo es otro problema a tener en cuenta al programar cualquier ejercicio de adiestramiento en el mar. Como ejemplo baste citar que, en un ejercicio de infiltración nocturna desde el mar, a la altura del Porís de Abona, en la vertiente sur de la isla, la patrulla que debía alcanzar la orilla remando se alejaba cada vez más; solo el auxilio del bote de seguridad con motor fuera borda evitó que aquellos guerrilleros siguieran la estela de las carabelas.
En aquella época las prácticas deportivas de submarinismo en Canarias debían ajustarse a las normas dictadas por la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS). Eran bastante restrictivas a causa de los peligros señalados. Por tal motivo los oficiales de la unidad hicieron el curso correspondiente y obtuvieron el título de Escafandristas Autónomos de dicha federación, que les permitía la enseñanza deportiva subacuática. Así se inició una fructífera colaboración con la sucursal regional de FEDAS que, incluso, facilitó a la COE su material de inmersión para realizar el primer curso de submarinismo, cuando todavía no habíamos adquirido el propio. Este curso se realizó en la bahía de Abades, en la costa sur de Tenerife.
El capitán Evaristo Muñoz Manero
Fue el creador del estilo de la COE 102. Hasta su llegada, el espíritu montañero en el que se basaban las compañías de guerrilleros peninsulares era el de esta unidad, por serlo el de sus cuadros de mando, cuya experiencia provenía de aquellas. Supo añadirle el espíritu legionario y crear una eficaz amalgama que constituyó la personalidad de la nueva COE. Exteriormente su sello distintivo era una acusada marcialidad que reflejaba una obsesión de sus componentes por la perfección en todas sus actuaciones militares. En aquella COE todos pugnaban por ser los mejores, superándose unos a otros; era curioso observar cómo este espíritu competitivo existía entre los reemplazos, pero también alcanzaba a las escuadras y a los pelotones cuyos integrantes se ayudaban entre sí para mejorar su nivel. El capitán era muy exigente, pero también lo era consigo mismo; sin embargo, era muy próximo al subordinado.
Muñoz Manero también fue el motor que impulsó a la nueva unidad. Su tarea principal consistió en acelerar el proceso de entrega de todos los materiales y medios por parte de los servicios. Le ayudó su sentido de la realidad y también su constancia y paciencia; gracias a todo ello sus peticiones solían alcanzar hasta el último escalón. Lo resumía en una frase sencilla pero contundente y de gran filosofía: «Las cosas son como son, no como quisiéramos que fuesen». La tensión entre este conocimiento de la realidad y su voluntad de lograr el objetivo era propia de un gran jefe.
Finalmente, otro rasgo definitorio del capitán fue querer a la compañía como si fuera su propia familia. Al decidir afrontar la difícil oposición para obtener el Diploma de Estado Mayor, dejó voluntariamente la compañía por entender que mandar la COE 102 exigía su entrega total.
Por su carácter y ejecutoria, el capitán Evaristo Muñoz Manero se ganó el respeto y el aprecio de sus subordinados.
Servicio de Estado Mayor de Canarias
En 1973 los capitanes Portugal y Muñoz Manero y el teniente Parra ingresaron en la Escuela de Estado Mayor. Al finalizar sus estudios en 1977 pudieron valorar en detalle la complejidad y calidad del trabajo que los Estados Mayores de Canarias habían realizado para apoyar y colaborar en la orden de creación de la COE 102.
La labor de aquel servicio consistió en planificar y supervisar la instrucción y el adiestramiento de aquella unidad inédita en la Región, atender la información y relaciones con la sociedad civil, programar ejercicios tácticos de guerrillas por todo el archipiélago y Sáhara, gestionar problemas de personal incluida la selección de los futuros guerrilleros y en aquella época de penuria dotar a la compañía de los medios necesarios, algunos de los cuales eran inexistentes en la Región Militar.
La conocida laboriosidad de este servicio junto a una singular capacidad de iniciativa de la Capitanía General de Canarias permitió que la naciente COE 102, se convirtiera en poco tiempo en una unidad que, por su elevado espíritu, entusiasmo y magnífica preparación técnica, rivalizaba por su brillante ejecutoria con el Tercio, Bandera Paracaidista o Tropas Nómadas.
Epílogo
Los oficiales y suboficiales de la compañía de guerrilleros vivieron sus sueños de milicia al tener la oportunidad de instruir y adiestrar a unos ilusionados voluntarios, reclutas de toda España, que cumplían su Servicio Militar en Canarias y que prefirieron vivir una vida militar plena, cargada de actividades, pero también de esfuerzo, riesgo y fatiga.
En definitiva, para todos los integrantes de la compañía, aquella original e intensa actividad militar dejó profunda huella en sus vidas. Todavía hoy, cincuenta años más tarde, sigue siendo para todos nosotros un orgullo llevar la boina verde y ser los fundadores de nuestra querida COE 102.
Agradecimiento de la revista Boina Verde
La Dirección de esta revista agradece al general Parra la valiosa y extensa información aportada tanto en este artículo de la época fundacional como en los dos siguientes en los que se relata la intervención de la COE en el Sahara. Su colaboración ha sido extraordinaria. Los veteranos guerrilleros de la COE de Tenerife seguro que serán partícipes de nuestra gratitud.