Capitán José Luis Expósito Barco
Casi dos años hacía, que con motivo de mi ascenso a capitán, había tenido que dejar mi querida unidad, el GOE I.
Aquella noche en mi nuevo destino, se celebraba una cena, no recuerdo el motivo.
A mi izquierda estaba sentado un coronel recién incorporado, ni recuerdo su nombre.
En un momento de la cena, entre plato y plato, me preguntó por mi anterior unidad. “El GOE I”, le respondí orgulloso. Él en tono absolutamente peyorativo dijo: “Vaya, un cachorro de Muñoz Manero”.
La diplomacia nunca fue mi fuerte, más de un disgusto me ha costado, de manera que sin inmutarme le contesté: “Bueno, más vale ser cachorro de león que cría de ratón“.
Su reacción fue fulminante, aunque no la de un león, pues se giró a su izquierda dándome la espalda y se puso a hablar con el comandante que ocupaba ese lugar en la mesa.
A partir de aquella noche, lo que aquel ratón me lanzó como un insulto, yo lo transformé en un motivo de orgullo y guía tanto en mi vida militar como civil.
El comandante Muñoz Manero, a través de sus capitanes, consiguió forjar una forma de ser y actuar en aquellos sargentos y tenientes recién salidos de las academias que no se aprende en ellas. Se mama en el devenir de la Unidad, en el ejemplo de sus jefes (con sus luces y sus sombras), y del resto de mandos veteranos, auténticos profesores del día a día.
Muñoz Manero marcó el camino, pero cuando él se marchó, nadie perdió su huella.
Los nuevos, tanto mandos como tropa, se incorporaban perfectamente a ese camino sin perder el paso, sin perder la huella. Bueno alguna excepción hubo, como en toda gran familia.
El GOE I, además de ejemplo para la creación de nuevos GOE, fue cuna de excelentes soldados, que aun hoy siguen en contacto entre ellos y con sus mandos.
Y por supuesto, en él se forjaron magníficos suboficiales y oficiales que hoy siguen destacando y marcando un estilo allá donde están destinados.
Hoy, casi tres décadas después de su disolución como Unidad, aquellos “cachorros”, seguimos reuniéndonos una vez al año para compartir mesa y mantel. Para saber de nuestro presente y de nuestro futuro, para recordar a los ausentes y para dejar constancia de que el GOE I se disolvió, pero su espíritu, el espíritu de aquella GRAN UNIDAD se mantendrá mientras quede uno de sus cachorros para recordarlo.
“¡Honor y gloria al GOE I y a sus cachorros!”