Cabo Juan Medina Ardila, UOE 11 (Reemplazo de 1983)
Soy asturiano, de Avilés. El 1 de enero de 1983 pasé a la situación de disponibilidad para hacer el servicio militar concentrándome en la Caja de Reclutas Asturias nº 771.
Antes de comenzar mi servicio en filas, sabía de la existencia de las compañías de operaciones especiales por un brigada, conocido mío, que estaba destinado en la COE 71. Él me había hablado de estas unidades del Ejército de Tierra de un modo tan atrayente para mí que me metió el gusanillo de hacer mi servicio militar obligatorio sirviendo voluntariamente en una de estas compañías. Pero no fue la COE 71, de Oviedo, ni tampoco la COE 72, de Gijón, ambas tan cercanas a mi casa, las que me esperaban para servir a España en sus filas. El destino quiso llevarme a Madrid, y como mozo del segundo reemplazo del 83 fui destinado al CIR nº 1 – base de San Pedro- en Colmenar Viejo, para hacer el período de instrucción, incorporándome a filas el 26 de febrero de ese año.
En aquella base militar, una unidad de reciente creación (mayo 1979), el Grupo de Operaciones Especiales I, compartía instalaciones con el CIR, y así llegó el momento en que un teniente y varios sargentos del GOE I, que hacían captación de voluntarios para esta unidad, llegaron a mi compañía de reclutas para proponernos una mili apasionante, aventurera, nada aburrida… No lo dudé, y después de superar unas pruebas físicas, aquellos mandos, que pertenecían a la UOE 11, me llevaron con ellos.
El día 1 de mayo de 1983 me incorporé a esta unidad, que hasta mayo de 1979 había sido la COE 11 de guarnición en el Regimiento Inmemorial del Rey, en Madrid. Yo estaba eufórico por ser elegido y tenía mucha ilusión por empezar mi nueva vida.
Apenas había practicado deporte con anterioridad y temía no poder superar el período de endurecimiento físico que nos esperaba en los primeros días de nuestra vida en la UOE 11; luego me resultó más llevadero de lo que había pensado, debido al cuidado que ponían los mandos en exigirnos un esfuerzo dosificado y progresivo que nos diera confianza en nosotros mismos. De este modo comenzó mi aventura guerrillera, vida que no voy a contar aquí pues nada descubriría de extraordinario a los lectores de la revista Boina Verde.
Pero lo que sí quiero narrar es una graciosa anécdota (al menos a mí me lo parece) que me ocurrió, entre tantas otras, pero que, por original, no se me ha olvidado nunca.
Llevaba siete meses de mili y ya era cabo. En el mes de diciembre comenzamos a preparar los actos de celebración de la Patrona de Infantería, la Inmaculada Concepción. Para la formación, mi capitán (José Chicoy) me había escogido para portar el banderín de la compañía y posteriormente me nombró cabo de la escuadra de gastadores. Yo estaba muy orgulloso de mi ascenso a cabo; pero, además, mandar la escuadra de gastadores suponía para mí un gran honor y satisfacción, por eso no lo he olvidado nunca tras cuarenta años.
El día 8 de diciembre, antes de comenzar la misa de campaña con la que se iniciaban los actos, la escuadra de gastadores debía desplazarse a paso ligero desde su lugar en la cabecera de la formación del GOE hasta ocupar ambos lados del altar -tres soldados a cada lado- de modo que, desde la posición de firmes, tenía yo que mandar derecha e izquierda para que ambas filas quedaran enfrentadas, y yo situado entre ellas dando frente al altar. La siguiente acción que, como jefe de la escuadra, debía hacer era ordenar descubrirse, lo que suponía que debíamos quitarnos la boina con la mano izquierda para, con una rápida flexión del cuerpo, colocarla a la altura de nuestros pies, y volver a aquella posición.
Habíamos ensayado estos movimientos varias veces, de modo que las voces de mando que yo debía dar a la escuadra de gastadores para llevarlos a cabo eran los siguientes:
Órdenes que yo debía dar:
- “Escuadra de gastadores, ¡TERCIEN…ARMAS!”
- “De frente ¡PASO LIGERO…AR!”
- “¡ALTO…AR!”; “DESCANSEN…ARMAS!
- “Para darse frente, ¡IZQUIERDA Y DERECHA…AR!”
- “¡DESCUBRIRSE…AR!”
Órdenes que realmente di:
- Escuadra de gastadores, ¡TERCIEN…ARMAS!
- De frente ¡PASO LIGERO…AR!
- “¡ALTO…AR!”; “DESCANSEN…ARMAS!
- ¡DESCUBRIRSE…AR!
- Para darse frente, ¡IZQUIERDA Y DERECHA…AR!
Pero al haber antepuesto la orden 5 a la 4, las boinas de los soldados de ambas filas de la escuadra habían quedado en el suelo detrás de ellos, en lugar de a su costado izquierdo, junto a sus botas, como hubiera sido lo correcto.
Cuando advertí mi error, se me vino el mundo encima y pensé que no me libraba de una buena bronca, como mínimo, al terminar los actos. Menos mal que, cuando al finalizar la misa mandé cubrirse, los brazos de mis compañeros se alargaron de tal manera hacia atrás que consiguieron coger la boina sin demasiada dificultad. Después caí en la cuenta de que podía haber mandado cubrirse una vez ordenado izquierda y derecha para dar frente a la tribuna y los brazos y hombros de mis gastadores no hubieran sufrido riesgo alguno de distensión.
Al finalizar el desfile, el comandante jefe del GOE, don Evaristo Muñoz Manero (DEP), al que no se le pasaba una, vino hacia mí atusándose el bigote y con una sonrisa comprensiva y tranquilizadora me dijo:
“Cabo, te han traicionado los nervios, ¿eh? Y luego añadió:
“Bien, cabo, ha salido todo bien”
Epílogo:
Después de recibir el cariñoso reproche de mi comandante, este cabo apurado no cesó en su apuro, pues tuvo que correr a buena velocidad desde la explanada del desfile, pasando entre las compañías de los reclutas del CIR, para llegar a la puerta del barracón de su compañía antes de que llegase el general que había presidido los actos en honor de nuestra Patrona, y que, acompañado por un grupo de militares y civiles, iba a visitar la UOE 11:
“¡Atención, compañía, el general!”
