General de División Francisco Javier Sánchez Fernández
En noviembre de 2023 estaba a escasos 2 meses de pasar a retiro, después de 46 años de servicio desde que ingresé en el Ejército, y se cumplieron 40 años desde que fui destinado de teniente al Grupo de Operaciones Especiales Órdenes Militares I, pasando una vez allí a la Unidad de Operaciones Especiales nº 13.
La ley no perdona y llegó el momento de decir adiós, pero también de mostrar mi más sincero y emotivo agradecimiento a los que dejaron en mí, en uno de mis primeros destinos, una profunda huella y me han servido de ejemplo y guía durante toda mi trayectoria militar.
He tenido el privilegio de ejercer el mando en diferentes empleos, desde teniente, al frente de una sección mecanizada y de operaciones especiales, hasta general de división al mando de la Fuerza Logística Operativa del Ejército de Tierra, pasando de capitán por unidades de alumnos de la Guardia Civil, el mando de teniente coronel de un batallón de carros “Leopardo 2E” y el mando de un regimiento de infantería mecanizado en el empleo de coronel. Una vez en la reserva tuve la oportunidad de continuar, esta vez al frente de la Jefatura de Recursos Humanos del Estado Mayor de la Defensa y como jefe de la Secretaría Permanente del Consejo de Jefes de Estado Mayor.
Pero antes de decir adiós y agradecer, me veo obligado a parar, recapacitar y hacer balance. Balance no de toda la trayectoria militar, sino, en este caso, de lo que fueron los primeros pasos en la milicia y que dejaron como digo una profunda “huella”.
De forma resumida y contundente en el balance siempre están presentes esos años en el Grupo de Operaciones Especiales I. Creo que fue el destino que sirvió para marcarme para el resto de la carrera militar, dejando esa huella imborrable que marcó un estilo y un compromiso para poder enfrentarme a los diferentes retos que me aguardaban en la milicia. Pero una unidad en sí misma no es la que deja huella, son sus soldados, cuadros de mando y tropa, la que la forjan en un estilo de vida. Y tengo que decir que tuve el privilegio de poder servir en el Grupo de Operaciones Especiales I con unos mandos excepcionales y una tropa de reemplazo magnífica. Fueron ellos. los boinas verdes, nuestro guerrilleros los que me dejaron una profunda huella.
En el año 2006 asistí, en la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales en Jaca, al acto celebrado con motivo del L Aniversario del Curso de Operaciones Especiales. Aquel acto fue presidido por SS. MM. los Reyes, D. Juan Carlos I y Dña. Sofía. Como más antiguo de los guerrilleros allí presentes estaba el teniente general Álvarez del Manzano, el cual pronunció una alocución. Entre las palabras que dijo en ese acto me gustaría destacar las siguientes: “Por ello, me atrevo, en nombre de mis compañeros veteranos, a pedir a las nuevas generaciones que tengan siempre presentes las enseñanzas de nuestros maestros:
-Que los hechos son más elocuentes que las palabras. Son los hechos quienes han de hablar por nosotros.
-Que es más importante servir que ser servido. Se distingue más el que mejor sirve.
-Que es en la dificultad donde se forma el carácter del verdadero soldado.
-Que el valor no consiste en el desprecio del riesgo, sino en el dominio del miedo.
-Que no existe límite cuando la voluntad anima el espíritu y este sostiene el esfuerzo, pues donde no llega el cuerpo, allí, allí llega el alma…”
Aquellas palabras del teniente general Álvarez del Manzano, después de 23 años, me recordaron lo que me inculcaron mis primeros maestros, mandos y tropa, del Grupo de Operaciones Especiales I, y que me sirvieron como guía para prestar el mejor servicio a nuestro Ejército, a las Fuerzas Armadas y a España.
A sabiendas de que dejaré de nombrar a muchos boinas verdes/guerrilleros que labraron esa huella no me resisto a nombrar a los entonces: tenientes coroneles Evaristo Muñoz Manero y Tomás Varela Gómez; comandante José María Armendariz La-Roche; capitanes Constantino García Palomo, José Chicoy Visiers, Vicente Gonzalvo Sánchez, Miguel Jáuregui García y Julio Herrero Isla; tenientes Francisco Rubio Damián, Miguel Marí Puget, Francisco Javier de Frutos Mayor, Manuel Prado Martínez y José Antonio Villar Pérez; brigada Alfonso Boo Santás; sargentos Héctor Díez Domingo, Agustín García González, Juan Pablo Hernández Palomino, José Carlos Huerta Ovejero, Ángel Luis Sánchez Blanco, Pedro Vázquez Velasco, Pedro Verdes Franco, Antonio Luis Vicente Canela, Fernando Yuste Romero y Francisco Cuadrado Illescas.
Muchas gracias a todos vosotros, mandos y tropa, que me enseñasteis el significado de: trabajo en equipo, compañerismo, lealtad, disciplina, humildad, abnegación, esfuerzo, sacrificio, superación, constancia, entusiasmo, valor… y también que entregarse a la improvisación y a la suerte es cultivar el fracaso, así como que los hechos son más elocuentes que las palabras, pues son los hechos quienes han de hablar por nosotros.
Antes de terminar me gustaría enumerar algunos principios de los guerrilleros, y que también me fueron inculcados en mi destino del Grupo de Operaciones Especiales I, como son:
-Nuestra vocación: el mejor servicio a la patria. Nuestra religión: el valor. Nuestra unión: el compañerismo. Nuestra convicción: la preparación; la patria nos necesita.
-Adiestra tu cuerpo, prepara tu mente, fortalece tu espíritu; así lo avala y exige nuestra tradición.
-Que tu cuerpo y tu mente estén siempre listos; cuando tu cuerpo diga basta, tu mente debe decir: “¡Adelante!”.
-Sé parco en palabras, que los hechos hablen por ti. Si crees que eres el mejor demuéstralo sin olvidar nunca que eres uno más.
-No confíes en el azar; el éxito en el cumplimiento de la misión obedece siempre a una perfecta preparación.
-Prepárate para lo peor, así no habrá sorpresas; lo fácil ya está previsto.
Para finalizar recordar la última estrofa de la canción de la Unidad de Operaciones Especiales nº 13:
“GUERRILLERO, GUERRILLERO
del soldado es el mejor
GUERRILLERO, GUERRILLERO
mi divisa es el honor”.
Madrid, a 22 de noviembre de 2023
