Enrique Esteban Pendas, antiguo teniente de la COE 31
Introducción (de la editorial)
El río Mundo nace en la cueva de Los Chorros que se encuentra ubicada en el parque de los Calares del Mundo, cerca de Riópar (Albacete). Se trata de un espacio natural con una gran superficie que contiene karts (complejo de cuevas, cañones y geodas) de gran belleza. Desde esta cueva, que tiene una profundidad de más de 32 km, el agua se precipita por un farallón de unos 300 m de altura.
La cascada, en forma de cola de caballo, en ocasiones es inmensa cuando se produce de manera aleatoria un fenómeno kárstico curioso conocido en la zona como el “Reventón”. De hecho, los espeleólogos aprovechan los meses inmediatos a este estallido violento de la inmensa masa de agua para explorar la cueva, pues de encontrarse en su interior en el momento de reventar, no podrían salvar sus vidas.
Los guerrilleros de la COE 31, al disponer de material de escalada y de agua, cuando la salida al campo se realizaba en esta zona de Riópar, solían aprovechar para explorar este río subterráneo y penetraban algún kilómetro en su interior.
La iluminación era la típica de aquello años; esto es, con carburo (gas utilizado por los mineros). La primera exploración ocurrió en 1977. Se permaneció en su interior durante cuatro días (de un miércoles a un domingo, para ser más exacto).
Así nos lo cuenta Enrique Esteban Pendas, antiguo teniente de la COE 31 que contaba en su sección con el sargento Miguel Sánchez Macías y veinticinco guerrilleros:
“Durante la salida al campo que se realizó del 18 al 27 de octubre de 1977 en la zona de Riópar se llevó a cabo un tema táctico nocturno de golpe de mano sobre instalaciones enemigas.
El ejercicio consistió en tres fases:
1ª- Acceso a la cueva de Los Chorros, donde nacía el río Mundo. Introducción hasta la galería principal, de unos 40-60 metros. Las primeras veinticuatro horas fueron de adaptación y acomodación a la oscuridad:
– La inexistencia de luz natural durante un prolongado espacio de tiempo, evitando la utilización de luz artificial en el último periodo de permanencia (más de ocho horas donde había que comer y dormir sin luz).
– Preparación del golpe de mano y coordinación de cada una de las acciones a desarrollar, incluida la exfiltración de la zona de operaciones.
-Valoración de los problemas surgidos por la inactividad prolongada en el interior de la galería y la disminución de las capacidades de combate en los miembros de la unidad.
-Abandono de la cueva en horas nocturnas, tras la acomodación a la falta de luz y valoración de la adaptación en la aproximación nocturna al objetivo.
Durante el tiempo de permanencia se efectuaron las comidas y se modificaron los horarios de vigilia y sueño, para adaptarlos a la secuencia del golpe de mano. Fue también motivo de instrucción la búsqueda de espacios aptos para la preparación del tema táctico, las comidas conjuntas y el descanso en prolongados espacios de inactividad.
2ª- Salida de la cueva aprovechando la noche para aproximarse al objetivo y alcanzar los puntos asignados. Desarrollo del golpe de mano y exfiltración a los puntos de reunión.
3ª-Valoración e informe. El golpe de mano se llevó a cabo con éxito sobre el campamento de San Juan de Riópar durante distribución del desayuno, cuando aún era de noche.”