Entrevista al Coronel D. José Antonio Vázquez Soler (1ª parte)

Realizada por el Teniente Coronel A.  Luis Vicente Canela

Para inaugurar la sección de entrevistas a antiguos mandos, publicamos hoy la realizada al coronel José Antonio Vázquez Soler que, desde su retiro en la costa de Málaga, donde vive actualmente, vuelve a ponerse la boina verde para contestar a nuestras preguntas.

Su rostro conserva el gesto adusto de quien se sabe militar hasta la médula, de quien ni quiso, ni supo ser otra cosa que soldado. Cada surco, cada arruga de su cara, es el recuerdo de una noche de frío en cualquier esquina del solar patrio. Sus ojos conservan aún el brillo que impulsó su acción de mando en las míticas COE, más concretamente en la COE 12 cuando esta se hallaba ubicada en Plasencia.

P: Mi coronel, es usted, sin duda, una de las personas más conocidas en el ámbito de lo que fueron las antiguas COE, antecesoras de lo que luego serían las unidades de OE. Ha servido usted en el Ejército desde el 1 de abril de 1951, hasta el 23 de junio de 2003; exactamente 52 años, 2 meses y 23 días. ¿Qué recuerdos guarda de su ingreso en el Ejército?

R: Pues sí, el 1º de abril de 1951, ingreso en el Regimiento de Infantería Mérida 41 (El Ferrol), como educando de banda (en casa había un diccionario donde miré que quería decir “educando”: “Que recibe educación en un colegio”). Cuando intenté aclarar un poco esto me dijeron que no preguntara mucho que en el Ejército el que pregunta se queda de cuadra. Así que, con 15 años, entré como voluntario, en la 2ª compañía del 1er Batallón de la que siempre se consideró la mejor Infantería del mundo (aficionado a la historia también me quedó la curiosidad por saber si prusianos, suecos, rusos, etcétera, estaban de acuerdo). Pero vayamos a lo nuestro. Me dieron un tambor, quizás de ahí proviene mi afición a la música, un uniforme que me venía grande, lo que resolvió mi madre con aguja e hilo y unas botas de las que me advirtieron que si me estaban grandes las rellenara con paja. Cuando me presenté en casa, se celebró con una comida extraordinaria. Las tardes me las dejaron libres porque entonces empecé a prepararme para el ingreso en la Academia General Militar, de Zaragoza que, en aquella época solo exigía 5 años de bachillerato sin Reválida. Luego, el 5 de diciembre de 1951, juré Bandera. Un acto memorable que también fue objeto de celebración.

P: Era usted muy joven, efectivamente. ¿Cuánto tiempo permaneció en esa situación?

R: Pues algo más de un año. El 20 de junio de 1952, dejé el tambor y me dieron una corneta. El cambio no me gustó. Si por lo menos hubiera sido una flauta travesera…El 1 de julio de 1952, ascendí a soldado de 2ª de infantería. Para entonces ya empecé a pegar tiros con el fusil máuser, del que recuerdo el retroceso y el consejo de los instructores para apretar bien la culata contra el hombro y no cerrar los ojos cuando se apretaba el gatillo. Y a finales de enero de 1953, rescindo el compromiso y me dan de baja en el regimiento.

P: Tengo entendido que ahí se produce un cambio importante que lo acerca al Pirineo.

R: Sí, el 1 de febrero de 1953, ingreso en el Regimiento de Cazadores de Montaña, nº 4, Jaca (Huesca), 3ª compañía, batallón Pirineos XI. La razón de este cambio es el destino de mi padre al ascender a teniente coronel de infantería para mandar la Comandancia de la Guardia Civil de fronteras.

P: Y, por fin, la Academia. Y según creo, en la cabeza de la Promoción.

R: Bueno, ingreso en la Academia General Militar el 14 de julio de 1955, tras causar baja en el Regimiento de cazadores de montaña y de mi compañía de Esquiadores – Escaladores – Paracaidista (nunca me expliqué lo de paracaidistas porque, aunque la mayoría de la compañía estaba dispuesta a saltar, y yo el primero, no hubo manera). Y en septiembre me incorporo a la Academia como “novato”, después de haber Jurado Bandera y estar pegando tiros, marchas, desfiles, etcétera desde hacía más de 4 años; bueno, 3 años, porque el último mi padre me mandó a la academia preparatoria PROA, en Zaragoza y gracias a su régimen espartano de estudios, ingresé con el número dos de Infantería y si no hubiera sido por la gramática hubiera sido el primero. Bueno ¡menos bolos! Siempre me llamó la atención que los de segundo curso nos consideraran “novatos” a los que teníamos más de mili que “Cascorro”. Algún disgusto me costó.

P: El Rey emérito y usted son de la misma promoción. ¿Qué recuerda de su convivencia con él?

R: Pues que, en la Jura de Bandera, el 15 de diciembre de 1955, además de la presencia del frío, estaba toda la nobleza de España, ya que Juraba Bandera el entonces príncipe Juan Carlos que pertenecía, efectivamente, a nuestra promoción, la XIV. Como curiosidad informo que figuraba en mi compañía, aunque él estaba en dos habitaciones separadas con dos ayudas de cámara de la Guardia Civil, que se encargaban de limpiarle las botas, el mosquetón, el uniforme, etcétera. Comía también en la misma mesa con seis veteranos y 6 novatos (yo incluido). Asistió también, el ministro del Ejército, que llegó tarde y al pasar frente a la tribuna de la nobleza que, a pesar de sus títulos pasaban frío como los allí formados, se ganó un abucheo de lo que nos alegramos todos.

De aquél frío, pasados unos años, me acordaba cuando fui con otro teniente a escalar una pared de hielo, en ladera de la Collarada y al vernos vinieron unos obreros andaluces que trabajaban en una conducción de agua de un Ibón y nos dijeron “mi teniente, vengan con nosotros que aquí por las noches hace un frío que se hielan los burros apareados (?) de 4 años” (sic). Nosotros llevábamos una tienda Aneto.

P: En 1957 alférez, y luego, a la cuna de la fiel Infantería.

R: Sí, en septiembre del 57 llego a la Academia de Infantería de Toledo: “En París se aprenden las artes liberales; en Bolonia, los códigos; en Salerno, los medicamentos; en Toledo aprenden los diablos…” “La redoutable Infantería de l’armée d’Espagne”.

Como curiosidad, al ingresar en la Academia con el número 6 de la promoción, pude elegir cualquier otra arma (Caballería, Artillería, Ingenieros) pero ya entonces tenía previsto hacer el Curso de Guerrilleros (con el de Paracaidista incluido) y el de Montaña y para el de Guerrilleros se tenía que ser de Infantería. A parte de la tradición militar familiar.

Finalmente, el 15 de diciembre de 1959, salgo teniente (otra vez con la nobleza y altos cargos por la presencia del Príncipe). Y el día 21 de ese mes, salgo destinado al Regimiento Cazadores de Montaña 4 (Jaca). Por mi número en la promoción pude haber pedido otro destino con mayor solera, pero en Jaca estaba la EMM (luego EMMOE) y allí se hacían los Cursos de Guerrilleros (luego “Operaciones Especiales”) que llevaba incluido, como ya dijimos el de Paracaidistas, y el Diploma de Montaña, que duraba 2 años, Actitud y Diploma, para los que exigían unas pruebas físicas muy duras, sobre todo para el de Guerrilleros.

P: Creo que hay una anécdota del día de las pruebas para el ingreso en el Curso que merece ser recordada.

R: En aquel tiempo, después de superar las pruebas (para el de Curso de Guerrilleros) en Zaragoza, había que repetirlas en Jaca, y en la prueba de medio fondo que se corría por el arcén de la carretera entre la residencia de oficiales y el cementerio, por parejas, a mí me asignaron un sargento que me propuso marcar el ritmo, a lo que no tuve inconveniente, aunque llevaba 24 horas sin dormir por tocarme Servicio de Guardia. El caso es que, a mitad de recorrido, el sargento me rebasó lo que me hizo pensar que, por culpa de las 24 horas de servicio había aflojado el ritmo. Pese a mis esfuerzos no conseguí rebasar al sargento y al llegar al final al cementerio, estaba más muerto que vivo. Para consolarme, me informaron que el sargento era el campeón de España de medio fondo en las pruebas militares. Me consolé pensando que ya era alumno del Curso.

P: Y se pone la boina por primera vez, que ya permanecería muchos años sobre su cabeza ¿Qué recuerdo tiene del Curso?

Pues recuerdo las palabras de bienvenida, que me tocó repetir cuando pasados los llegué a ser el jefe del curso: “El Curso de Guerrilleros empieza hoy; no termina nunca para aquellos que realmente lo toman como estilo de vida”. Era el 12 de enero de 1962.

Nunca me gustó recibir a mis alumnos con discursos grandilocuentes. Después de lo dicho anteriormente me limitaba a recordar a los que cayeron en el camino y cuyos nombres recorté con sierra de marquetería y pegué en la entrada. No me preguntéis dónde están; cuando me fui se eliminaron.

“No sacrificaron sus vidas en vano. En cambio, vivirán en vano los hombres, por más que lleven una existencia segura y llena de comodidades si dejan que en sus almas muera el Amor a la Patria y el Espíritu de Aventura. Para éstos no cabe la realización de mayores progresos que les permitan calar en las entrañas de la Naturaleza y del Espíritu; Vivirán cual ganado bien cebado y no morirán mejor”.

P: Quizá por eso le gusta tanto una frase de Nietzsche: “Se puede vivir sin recordar, pero es imposible vivir sin olvidar”.

Bien pues hasta aquí la primera parte de la entrevista a un hombre, el coronel Vázquez Soler, que ha sido, y sigue siendo, un referente para todos los que han llevado la Boina Verde.

2 comentarios

  1. Fui un soldado del servicio militar obligatorio que en el reemplazo 1974/75 tuvo el honor de pertenecer a la COE 22 de Huelva, malagueño de nacimiento y residente en Madrid. He leído con detenimiento esta entrevista al Coronel Don José Antonio Vázquez Soler y, siendo todo en ella bueno, cabe destacar cuando manifiesta que “El Curso de Guerrilleros empieza hoy; no termina nunca para aquellos que realmente lo toman como estilo de vida”. Lo destaco, porque es equivalente al sentimiento general guerrillero de mi generación ya que de la COE nunca me olvidaré. Muchas gracias al entrevistador por su excelente trabajo y al Equipo Técnico de la FEDA por publicarlo.

  2. Tuve el honor de ser guerrillero bajo su mando !!! Seguramente en el momento más duro personal que le tuvo vivir al coronel , entonces capitán !!! En la fase de la nieve tuvo un problema que me hizo mandarlo al Gómez Ulla !! Nadie ha comentado que si despacho siempre tenía las puertas abiertas y la foto del che!!! Cuando se le licenciaban 60 guerrilleros después de un año y bien entrenados le cambiaba el carácter !!! Recuerdo un día que íbamos a pasar la pista americana y el gallinero estaba recién pintado y lloviendo, le dije capitán podríamos hoy dejar de pasar el gallinero , se había resbalado un compañero, me miró y lo paso el !!! Todos a pasarlo ,así podría contar mil !!! Siempre fue un ejemplo para todos y nunca exigió nada que él no hiciera , sin ninguna duda el mejor soldado que he conocido !!! Gracias capitán !!! Un abrazo muy grande a todos los guerrilleros y en especial a nuestro capitán

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