Antiguo suboficial y teniente de la COE 92
Realizada por el Tcol. A. Luis Vicente Canela
Nació el trece de agosto en de 1940 en Olula del Río (Almería) y, con sus ochenta y tres años a cuestas, sigue diciendo que nunca en su vida pensó en otra cosa que en ser militar. Sin duda, su vida no fue fácil, pues se quedó huérfano siendo aún muy pequeño, cuando vivía en Carboneras, adonde su familia se había trasladado por razones de trabajo. Aunque son varios hermanos, él es el único militar de su familia, si bien uno de sus hijos, sí que siguió la carrera de las armas y es Guardia Civil.
Agustín, ¿ cómo recuerdas tu ingreso en el ejército?
Como te decía, lo de ser militar era para mí, una obsesión. Nunca pensaba en otra cosa, ni me planteaba ninguna otra profesión que no fuera la de soldado. Así que, un día me planté en el cuartel de la Guardia Civil de Carboneras y allí me dieron la información necesaria y me explicaron qué tenía que hacer para ingresar en el ejército.
El Regimiento Infantería Córdoba nº 10, fue tu primer destino
Sí, el día uno de septiembre de 1956 me incorporé, como voluntario, al regimiento en Granada y cumplí una de mis grandes ilusiones al ponerme el uniforme. Fíjate si sería un crío que cuando el regimiento fue trasladado a Cádiz, debido al conflicto de Sidi Ifni de 1957, yo estaba embarcado en un vehículo, en el patio del acuartelamiento, con el resto de mi unidad, y recuerdo que el capitán estaba efectuando una revista a los vehículos y al personal y cuando pasó por el que yo ocupaba le dijo a un sargento: «Bajad al chiquillo del vehículo», y me pusieron como centinela en la entrada del acuartelamiento.
Allí permaneces hasta que, seis años después, te vas a hacer el curso de sargento.
Efectivamente. En el Regimiento asciendo a cabo y cabo 1º y, el dos de octubre de 1962, soy admitido al curso de sargento, que entonces se realizaba en la escuela de Aplicación y Tiro, en Hoyo de Manzanares, Madrid.
¿Cómo entras en contacto con Operaciones Especiales?
Al terminar el curso de sargento, me destinan a Cartagena al regimiento España nº 18. Yo era muy joven y, lógicamente, tenía ganas de comerme el mundo. En Cartagena me doy cuenta de que necesito otro tipo de actividad. Así que preparé las pruebas para acceso al Curso de Mando de Unidades de Operaciones Especiales, las superé y me planté en Jaca como alumno del «IX Curso de OE».
Creo que te echaron una mano para prepararte físicamente ¿no?
A través de un amigo de la infancia, que era barbero en Cartagena, entré en contacto con un entrenador del Club de Fútbol Cartagena. Mi amigo le contó el interés que yo tenía y él me ayudó a preparar las pruebas físicas. Siempre le estuve muy agradecido. Cuando le dije que había sido «apto», se puso casi más contento que yo.
¿Qué recuerdos guardas del Curso?
La verdad es que me resultaría difícil quedarme con algún recuerdo concreto. Para mí, todas y cada una de las fases fueron imborrables. Además, militarmente, fue una gran experiencia, porque había alumnos españoles, argentinos, marroquíes, ingleses, franceses y boinas verdes americanos.
Sin embargo, al finalizar el Curso no te vas a una COE, si no a la Brigada Paracaidista
Bueno, es que yo había pedido destino, estando en el Curso de Guerrilleros, a la Bandera «Ortiz de Zárate», III de Paracaidistas, en Alcalá de Henares, porque ser paracaidista era otro de mis grandes deseos.
Y en ese destino permaneces más de cuatro años
Cuatro años y dos meses, exactamente. Estábamos en El Aaiún (Sahara), en mayo del 69, cuando me destinan (por servidumbre de título), a la COE 61, en Burgos. Y, la verdad, ese destino forzoso fue lo mejor que pudo ocurrirme.
¿Qué recuerdos tienes de El Aaiún?
Bueno, la mayor parte de los días nos limitábamos a cumplir con el programa diario de instrucción. Pero, a veces, salíamos de patrulla, de nomadeo, y la cosa se ponía más emocionante. Había que tener cuidado de no traspasar la frontera y, a veces, era difícil orientarse. También hice mucha amistad con un nativo, que era mi confidente, y recuerdo que algún «prestamillo» de dinero le hice.
Me cuentas que en 1968 estuviste a punto de ir a Guinea
Sí, yo seguía destinado en la III Bandera Paracaidista, en la plaza de Gran Canarias, y, a raíz de la independencia de Guinea Ecuatorial, como consecuencia de los incidentes previos, la bandera fue trasladada desde su acuartelamiento a la Base Aérea de Gando. En ella permanecimos varios días, llegando a embarcar en los aviones de transporte con el equipo de salto al completo, esperando una orden de salida que, finalmente, nunca llegó.
A partir de entonces, tu vida militar queda permanente ligada a las unidades de OE, donde permaneces por espacio de 21 años
Sí, podría decirse que fueron mi «casa militar» hasta que ascendí a capitán. Primero, como ya te he dicho, en la COE 61, a la que me incorporé en octubre del 69, y luego en la 92, en Ronda y en Málaga. Y posteriormente en el GOE II «Santa Fe» en Granada.
Cuéntame qué pasó en la Operación Corzo en 1975
Fue en la en la Sierra de Loja, en la provincia de Granada. Era un ejercicio de guerrillas y contraguerrillas. Estábamos intentado localizar una zona de refugio en las proximidades del municipio de Agrón, cerca del Pantano de los Bermejales. El terreno era muy duro y, a última hora de la tarde, llegamos a una borda que me pareció adecuada. Empezamos los trabajos para acondicionarla un poco y, para nuestra sorpresa, aparecieron unas pistolas, unas escopetas de cañones recortados y material de explosivos: una caja entera de trilita, cebos pirotécnicos y mecha lenta. Habíamos dado con zulo de los maquis, de los guerrilleros que se echaron al monte al final de la Guerra Civil del 36. Lo entregamos todo en Dirección del Ejercicio. Bueno, todo no, porque había un bastón que se lo quedó el «Tito Cayuela», que era el mote con el que me conocían mis guerrilleros, bastón que ya nunca se separó de mí y que ahora descansa en el pequeño museo con el resto de mis recuerdos. De lo que entregamos a Dirección nunca más supe, así que creo que, si hubiera hecho lo mismo con el bastón, no hubiera vuelto a verlo.
En esa época se realizaban dos colaboraciones en las que seguro que participaste. Una con las unidades de Comandos portuguesas: los «Comangoe», y otra con los Boinas Verdes norteamericanos, las «Trabuco»
Sí, sí, participé en las dos. En el «Comangoe 87», que se desarrolló en el mes de mayo, en Portugal, y después en el «88», en el mes de diciembre, en España. Y las «Trabuco» fueron en el 86 y en el 89, en abril. Esta última se desarrolló en la Sierra de Almijara y yo era el jefe de la OCA.
Y, según creo, casi te trincan
Pues sí, uno de los primeros días, estuvieron a punto de capturarme. Yo estaba cerca del pueblo de Jayena, en un aprisco, con Nicolás, un pastor que era nuestro confidente. Nicolás, estaba ordeñando sus cabras antes de sacarlas al monte y yo, vestido de paisano, estaba a su lado. De pronto llegó un vehículo militar y desembarcó una patrulla, yo relevé a Nicolás en el ordeño y le avisé: «¡ojo! que me estoy jugando el pellejo». Pero Nicolás había sido guerrillero conmigo en la COE 92 y no soltó prenda; sabía perfectamente cuál era su cometido.
Agustín, ¿quieres contarnos algo más?
La verdad es que creo que serían muchas cosas las que podría contar de todos mis años en Operaciones Especiales, pero «los archivos» se han ido borrando lentamente de «mi nube» con el paso de los años. Así que, creo que lo dejaremos aquí.