Teniente Coronel José Carlos Huerta Ovejero
En el diario ABC de 13 de julio de 1989 apareció la siguiente información: “Los boinas verdes españoles sorprenden a los militares de la OTAN. Coparon los primeros puestos en diversos ejercicios conjuntos”. En el “PEGASUS 89” desarrollado en Bélgica, con participación de 38 patrullas, las tres patrullas españolas, en esta ocasión del GOE I, quedaron en primero, segundo y sexto puesto. En el ejercicio “SHINDERHANNES 89”, de la República Federal de Alemania, de las 37 patrullas que intervinieron, esta vez perteneciente a la Bandera de Operaciones Especiales de la Legión (BOEL), se llevaron los dos segundos puestos y el cuarto”.
30 de mayo de 1982, España se convierte en el decimosexto miembro de pleno derecho de la OTAN, con todo lo que ello conlleva: se empiezan a realizar los ajustes en los planes de instrucción y adiestramiento de las unidades. Recordemos que nuestra estructura militar se encuadraba en las BRIDOT (Brigadas de Defensa Operativa del Territorio), que son disueltas por obsoletas.
Dos años más tarde, España es invitada al ejercicio de Patrullas de Reconocimiento en Profundidad (PRP) de la Alianza (LRRP, Long Range Reconnaissance Patrol, por sus siglas en inglés). Este tipo de unidades llevaba funcionando muchos años en otros ejércitos, no así en el nuestro, que no lo contemplaba.
La estrategia de la Alianza Atlántica ante un hipotético ataque del Pacto de Varsovia, se basaba en una defensa en profundidad, efectuando una serie de contraataques dirigidos a objetivos vitales en los segundos escalones, como centros logísticos, puestos de mandos, artillería, misiles, etc., para lo que era preciso la obtención de información (inteligencia) en tiempo real del despliegue y movimiento de las unidades enemigas en su avance por Europa (es el denominado plan FOFA (Follow-on Forces Attack)). Aquí es donde intervienen las PRP. También pueden desarrollar misiones de vigilancia y adquisición de objetivos para aeronaves.
Pero, ¿disponía el ejército español de unidades instruidas y adiestradas para este tipo de misiones? La respuesta es un no rotundo. No existían unidades de esas características, pero sí se disponía de unidades especiales, los boinas verdes, que con su característica flexibilidad, podrían cumplir con éxito este tipo de acciones(1).
En correspondencia a la invitación de la OTAN de 1984 para participar en el concurso de PRP, en los llamados ejercicios “PEGASUS” y “SCHINDERHANNES”, a ejecutar en Bélgica y la antigua República Federal Alemana respectivamente, y ante la ausencia de unidades específicas PRP, el Estado Mayor del Ejército ordena al Grupo de Operaciones Especiales I (GOE I) el cumplimiento de la primera misión internacional de PRP. Y sin perder tiempo, la unidad se dispuso a trabajar en ello, desarrollando un completo e intenso plan de instrucción y adiestramiento, a modo de plan de choque, de varios meses de duración.
Pero, ¿cómo se organizaba una PRP? ¿Cómo era el tipo de instrucción que se precisaba? ¿Cómo transmitía la información obtenida del enemigo? ¿Qué material y armamento se requería? Estas y otras muchas preguntas fueron el caballo de batalla en las siguientes semanas, meses, años, hasta que se convirtió en una rutina, un modus operandi del militar de ciertas unidades.
¿Qué es una PRP (LRRP)?
En síntesis, una PRP es una patrulla de información, dotada de medios de vigilancia y transmisión adecuados, que se infiltra en las profundidades de las líneas enemigas y envía inteligencia (información) en tiempo real a la base de operaciones propia, situada a cientos de kilómetros de distancia.
El principal problema a resolver, con carácter urgente, era el de las transmisiones. Se descartó la VHF; se precisaba el empleo de emisoras de HF pero, ¿qué transceptores para patrullas se encontraban disponibles en el ejército en 1984? (2)
Repasé todas las radios portátiles disponibles en el ET y solo encontré tres posibles:
-La UK/PRC-320, de 0 a 30 MHz y 30 w de potencia, de reciente adquisición en el ET, era la más moderna y eficaz, con posibilidad de transmisión comprimida.
-La AN/PRC-74 B, de 2 a 18 MHz y 10 w de potencia, veterana de la guerra de Vietnam.
-La Racal Comcal 30, con 40 canales presintonizados y 20 w de potencia.
De la primera existían siete, tres en la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales y cuatro en la Brigada Paracaidista; de la segunda y tercera desconocía el número, aunque descarté la Racal Comcal 30 por sus limitadas frecuencias disponibles (canales).
Finalmente, tras visitar el Parque Central de Transmisiones, se logró paralizar el expediente de destrucción (por obsoletas) de 17 transceptores AN-PRC/74-B, aunque ese modelo tenía el inconveniente del excesivo uso de baterías que necesitaba para funcionar, para esta ocasión 70 pilas tipo BA-20 (las gordas), “¡casi 10 kg de peso en pilas!”
Para la transmisión de mensajes se seleccionó la banda CW (grafía) por motivos tácticos. Eso supuso un intenso y duro curso de grafía en la BRIPAC de varios meses (3) (4).
Como modelo tipo de patrulla se tomó la de los Special Air Service (SAS) británicos: 4 hombres.
En los ejercicios “PEGASUS” y “SCHINDERHANNES”, se empleaban unidades de radiolocalización germanas, añadiendo otra dificultad extra al aspecto táctico, pues su eficacia era de sobra conocida.
Los resultados del ejercicio fueron aceptables; no obstante, como iniciación en ese tipo de escenarios supuso un antes y un después, desarrollando el GOE I la primigenia doctrina para este tipo de unidades y elaborando un completo programa de instrucción y adiestramiento para misiones de reconocimiento de profundidad que sirvió de base para el futuro.
(1)- En 1984, las unidades de operaciones especiales del ET lo constituían el Grupo de Operaciones Especiales (GOE) (Madrid), con unos 400 efectivos y las 22 Compañías de Operaciones Especiales (COE), de unos 70 efectivos de media cada una, en total unos 1800 boinas verdes, de los cuales la mitad podría considerarse como recluta de nueva incorporación (en periodo de formación).
(2)- La VHF (Very High Frecuency), de 30 a 300 MHz, se usa para los enlaces locales de unos 40 kilómetros, o sea, el alcance visual (aproximadamente). La HF (High Frecuency), de 0 a 30 MHz, se emplea para enlaces a cientos o miles de kilómetros, usando la ionosfera como capa de rebote de las ondas. Para enlazar en HF entre un emisor y un receptor se requiere hacer un estudio previo de la frecuencia, el lugar, la antena, el ángulo de reflexión, la hora y potencia de transmisión y de las manchas solares del momento, entre otros factores.
(3)- La transmisión en grafía (CW) utiliza un ancho de banda inferior a la fonía, lo que dificulta su localización, llegando a mayor distancia y en condiciones de degradación de la transmisión.
(4)- La unidad se asesoró de expertos en guerra electrónica cuyos equipos eran de marca alemana. Finalmente se predeterminó elegir frecuencias inferiores a 2,5 MHZ para los enlaces radio, al intuir que los barridos enemigos comenzarían por encima de esa frecuencia, lo que fue un acierto. Las emisiones en HF se limitaban, en teoría, a 16 segundos de emisión en cada frecuencia.