“…al borde mismo del mar, último lugar habitado hacia el Sur”
Por el Capitán de Infantería, diplomado en OE, Gerardo López-Mayoral Hernández, director del Ejercicio, exjefe de la COE 82 y profesor del Curso de OE de la EMMOE (Jaca, Huesca).
(Publicado en el Boletín de OE de la Subinspección de OE).
“Dedicado con nostalgia, cariño y agradecimiento a todos los participantes del ejercicio, a los que mediante sus gestiones y apoyo lo hicieron posible, que con su interés serán artífices de su importancia posterior y también a los habitantes de El Hierro, especialmente al Patronato de Turismo, por las facilidades que dio en cuanto a bibliografía”.
Antecedentes
Una de las cosas que más me extrañó al hacerme cargo del mando de la COE 82 fue que, dentro del Plan General de Instrucción y Adiestramiento (PGIA), no figuraba, en varios años, ninguna colaboración o ejercicio con la COE “hermana”, salvo coincidencias esporádicas y casuales en alguna isla, durante alguna salida mensual. Hablando con los más “antiguos” del lugar solo recordaban una en la isla de Gran Canaria allá por el año 80, o antes, tipo “guerrillas”, las dos unidades en el mismo bando.
Con idea de soslayar este, creo, defecto en el PGIA de mi unidad, ideamos entre mis oficiales y yo un esquema de ejercicio de operaciones especiales, de doble acción, con servicio de arbitraje, bastante similar al que pudo realizar el GOE I en Cabrera y comenzaron las conversaciones con mi homólogo “chicharrero”. Pero dado el gran volumen de trabajo y actividad que llevábamos y la, a menudo, incompatibilidad en llamamientos, era muy difícil ponerse de acuerdo.
Los inconvenientes eran muchos, las ventajas … me parece que pocas, pero había dos de gran peso específico: Primero, incrementar nuestro conocimiento mutuo y el de nuestra Zona Militar y, segundo, “tener enfrente” un enemigo de clase, que combatía como nosotros y que, de paso, nos aproximaría al conocimiento implícito de nuestro nivel de instrucción, haciéndonos conscientes de nuestros defectos y virtudes.
Así, por fin, nos decidimos, sacrificando muchas otras cosas, en beneficio de “sacar adelante” este ejercicio que, aunque intuíamos todavía poco maduro, abriría el camino y podría repetirse variando la situación (planteamiento, zona, misiones, unidades…) cada año, de una manera casi tradicional o, incluso, dos veces para realizar las dos misiones: ofensiva y defensiva.
Así empezaron los contactos que, -tengo que admitirlo-, en casi todos los casos fueron inmejorables y se tomaron con el mayor interés: Estados Mayores de las respectivas Jefaturas de Tropas y de Capitanía, Mando Aéreo, Batallón de Helicópteros, compañía de El Hierro y, por supuesto, nuestras COE donde, por fin, se planteaba algo que, además de salirse de la rutina, parecía serio y, en muchos aspectos, casi real… a pesar, repito, de nuestros problemas.
¿Por qué la isla de El Hierro? Pues, era una isla conocida por ambas unidades, con un ambiente favorable, una pequeña unidad, la compañía destacada del Regimiento Tenerife 49, francamente buena y un espacio geográfico maravilloso, variado, asequible y con unas comunicaciones no excesivamente difíciles. En el mundo antiguo fue el confín de la tierra conocida hasta entonces, la más occidental, después de la cual venía el mar tenebroso. Esto llevó a Ptolomeo a fijar en ella el meridiano cero, manteniéndose esta referencia entre la cartografía francesa y española del siglo XVII hasta la convocatoria de cosmógrafos hecha por el cardenal Richelieu el 25 de abril de 1634.
Tiene una superficie de 278 km2, siendo la isla más pequeña del archipiélago, aunque sus alturas, que llegan a 1501 m en la cumbre de Malpaso, superan las de Lanzarote, Fuerteventura y Gomera. En 1857, su población era de 4 642 habitantes, 6 508 en 1900, 8 849 en 1940, y 5 503 en 1970.
En la isla, los vientos alisios favorecen, con sus brisas y humedad, todas las regiones que miran hacia el Norte. Por consiguiente, quedan cielos despejados con ambiente seco y caluroso en el sector sur al cerrar las altas cumbres de la isla, entre ellas el pico de Malpaso de 1 500 m, el paso de los vientos del sur.
Entre las especies más comunes del bosque de laurisilva encontramos al laurel, al viñátigo, al barbusano, al tilo (Garoé o árbol santo), al mocán, al palo flanco y al acebiño. Como subespecies endémicas en su fauna, inducidas por su flora encontramos, entre los pájaros, al pinzón de El Hierro y al herrerillo y, entre los reptiles, de naturaleza arcaica, al lagarto gigante de El Hierro, y a la Lacerta galloti caesaris habitantes de los Roques del Salmor.
Y después de esta introducción geográfica, paso al aspecto más técnico del ejercicio, en su primera fase: esquema y planteamiento.
Esquema previo y planteamiento
Con una ambientación por la que el Bando Amarillo se prepara para recuperar la isla dominada ahora por el Bando Blanco, aquel infiltra unas patrullas de reconocimiento, que, tras informar y reforzarse con el resto de la unidad, realizarán unas acciones decisivas para debilitar al enemigo y quebrantar su moral ante un desembarco inminente.
En concreto, el Bando Blanco (COE 81 reforzada con una sección de la COE 82 y personal de la compañía de El Hierro) guarnecerá los objetivos neurálgicos de (ver plano): 1- Vértice Malpaso (antena de radio y TV), 2- Vértice Mercadel (estación radar, ICONA), 3- Vértice Ventejis (transformador), 4- Casa Forestal (polvorín) y 5- Presa de Tifirabe, asegurando la libertad de movimientos entre ellos y la zona centro de la isla. Mientras tanto, el Bando Amarillo (sección de la COE 82) realizará una(s) acción(es) táctica(s) de guerrillas sobre dicho(s) objetivo(s) o sobre las tropas que los guarnecen.
Todo ello se prevé en un planteamiento previo, unos dos meses antes, en el que tras informes de reconocimiento anteriores por parte de la COE 81 y de su refrendo y ampliación por parte de la compañía de El Hierro, cristaliza en una reunión de jefes de unidad y representantes del BHELMA que se realiza en Las Palmas.
A partir de este momento, comienza lo que pudiéramos llamar “preparación” propiamente dicha, con la única limitación de la fecha comienzo del ejercicio. Las actividades se centran en:
– Estudio y ampliación de fichas de objetivos.
– Estudio de las fotografías aéreas, anteriormente solicitadas (escala aproximada 1/20 000).
– Preparación y coordinación del material y equipo. Transportes: logísticos, en avión y barco de las COE (B. Blanco), táctico, en helicóptero (B. Amarillo). Material individual y de patrulla: material radio (RACAL-COMCAL de mochila) para enlace con la base (RACAL-COMCAL vehicular), raciones de previsión, etc., de simulación de explosivo (tacos, vainas, cuerdas…)
– Ensayos diversos (embarques y desembarques, golpes de mano, emboscadas…)
– Celebración de un juicio crítico, posterior, en la isla de la otra COE.
– Emisión de informes, memoria y documentación, por bandos.
– Normas sobre Dirección (situación, frecuencias), evacuaciones, control del personal, pérdidas, contactos, simulaciones, prisioneros, daños…
Para la ejecución la Dirección del ejercicio, se propone sea compuesta por:
– Capitán jefe COE “fraccionada” (COE 82, en este primer caso)
– Oficial representante COE 81.
– Oficial o suboficial representante compañía de El Hierro (enlace)
– Oficial o suboficial enlace helicópteros.
– Personal diplomado en OE no destinado en COE según disponibilidades.
– Suboficial auxiliar COE fraccionada (COE 82, en este caso),
Decisión
Al B. Blanco se le entregó una orden de operaciones con la misión ya mencionada de “defensiva-agresiva” informándole de la posible infiltración de una UOE que actuara con información de alguna Patrulla de Reconocimiento en Profundidad (PRP) sin descartar alguna acción en fuerza, apoyada por helicópteros de ataque o, incluso, el control temporal de algún tramo de comunicaciones. Asimismo, se neutralizaba a efectos didácticos el puerto, aeropuerto y acuartelamiento, suponiéndose guarnecidas por una “Guardia Nacional” también perteneciente a dicho bando.
Con ello, el entonces jefe de la COE 81 que ejerció el mando del B. Blanco, -a pesar de ser más antiguo el agregado de la COE 82-, decidió realizar una muy ligera defensa temporal y rotatoria de todos los objetivos por todas las unidades, -sin englobar en ninguno a su Puesto de Mando (PC), organizar prácticamente una sección de reacción cuyas misiones eran vigilancia, rastrilleos o emboscadas, y otra de descanso que, a veces y dada la escasez del personal y amplitud de la zona, colaboraba con la anterior en la protección de itinerarios o, incluso, de su propio PC.
En lo que al B. Amarillo respecta, se le ordenó la misión más ofensiva con una gran libertad de acción y flexibilidad en tiempo y espacio. Como hipótesis más probable se le dio la de que el B. Blanco defendiera a ultranza los objetivos ordenados y asegurase la comunicación principal de NE a SW. La más peligrosa sería la de que aguantase un plazo de 10 días para ser reforzado y que, dada su especialización, instalase observatorios y realizase importantes acciones tácticas de contraguerrilla.
En base a la misión el teniente jefe de la sección “Amarilla” decidió infiltrar por helicóptero un pelotón en el anochecer del primer día para contar luego con más tiempo disponible para acciones que realizarían tras infiltrarse el resto de la unidad en el anochecer del tercer día, pensando en exfiltrarse, también en helicóptero, al amanecer del penúltimo día y como alternativo el del último. Desestima los objetivos 3 y 5, para atacarlos con helicóptero, en orden a su dificultad de hacerlo por tierra.
Todo ello, claro está, totalmente subordinado a la climatología que se estudiaría diariamente con verdadera intensidad por tripulaciones y ejecutantes.
Ejecución
La acción, globalmente considerada, se desarrolló según los márgenes previstos por la Dirección y respetando la decisión planeada por los jefes de cada bando. Las principales discrepancias, por así llamarlo, en cuanto a las acciones realizadas frente a las que se tenían previstas consistieron en:
– Dificultades en la infiltración terrestre de la PRP con el consiguiente retraso en la observación de algún objetivo.
– Dificultades técnicas en los enlaces con los aparatos de radio en HF (existía una estación vehicular en Las Palmas).
– Descubrimiento por el B. Blanco de la infiltración aérea del resto de la unidad, -que repetía la zona y hora- por lo que hubo de desembarcarse en un sitio no previsto que, si bien no fue descubierto, creó algo de descontrol con el comité de recepción.
– Existió un ataque mediante helicópteros a los objetivos 3 y 5 pero por defectos de simulación no se dio por destruido hasta las 24 h.
– El objetivo 2 no se dio por destruido, pero fue atacado y el 4 fue hostigado muy ligeramente por una fracción dispersa. El 1 no fue seleccionado.
– La exfiltración prevista fue retrasada por Dirección a la fecha alternativa con objeto de poder ser alcanzable también por los prisioneros liberados, salvo un (1) perdido.
En cuanto al B. Blanco puede considerarse importante:
– El descubrimiento, casual, de la zona de infiltración de la PRP y, por tanto, del resto.
– El esfuerzo para coordinar todas sus misiones, que probablemente restaron movilidad a su Puesto de Mando.
– La localización de la base de patrullas enemigas.
– El “peso” de la logística que, si bien fue compartido por la compañía allí destacada, pudo restarle también algo de libertad de acción “táctica”, más teniendo en cuenta la plantilla reducida en aquellos momentos, no solo de la COE 81 sino de todas las demás unidades.
La “catalización” de Dirección
El equipo de Dirección y arbitraje fue en realidad más reducido (2 capitanes y 1 sargento) de lo propuesto, si bien, creo, cumplió aceptablemente su misión, aunque, por supuesto, es mejorable. En principio, trataría de dejar seguir los acontecimientos y la realidad no fue muy distinta: se dejó aprovechar los aciertos de cada bando y los fallos del contrario, supieran o no sacarles luego rentabilidad.
Se dieron solamente tres órdenes al objeto de no desvirtuar las acciones y que no tuvieran una especial trascendencia en el desarrollo de las operaciones. Asimismo, se cursaron un total de seis boletines de información, entre los dos bandos, con objeto ambientar mejor las acciones que se iban desarrollando.
Como resumen de la Plana Mayor (PLM) de Dirección pueden citarse los siguientes datos:
– Participaron un total de 122 hombres distribuidos en 27 por el B. Amarillo, 82 por el B. Blanco y el resto en Dirección. Aparte, tripulaciones de helicópteros, aviones de transporte…
– A pesar de que los prisioneros del B. Amarillo se reintegraban únicamente el último día y los del B. Blanco a las 24 horas, en total podría haber habido aproximadamente las siguientes incidencias:
. B. Amarillo: 11 prisioneros, 3 fugados, 1 perdido y 5 bajas.
. B. Blanco: 5 bajas y 1 evacuado.
– En total, los vehículos disponibles, distribuidos entre Dirección y el B. Blanco ascendió a: 4 vehículos Land Rover, 3 camiones, 3 remolques, 1 ambulancia (a disposición en La Caleta) sin contar helicópteros de ataque y medios, aviocares…
– Los enlaces realizados, tras ponerse a la escucha diariamente a unas horas determinadas con B. Amarillo, B. Blanco y compañía de El Hierro, instalando un relé en la Montaña Quemada de San Andrés. Efectuó un total de: 4 enlaces con el BHELMA, 3 con el B. Blanco y 8 con el B. Amarillo (sin contar las frecuentes visitas al PC).
Con motivo de la visita de S.E. el Capitán General se le hizo una breve exposición en el local de Dirección. Posteriormente visitó el PC del Bando Blanco y algún objetivo.
Pero donde el trabajo revistió auténtica dificultad, a pesar de realizarse posteriormente al ejercicio, fue en la labor de análisis y de “autovaloración” de nuestras unidades que mentalmente realizábamos sobre la marcha. Esas notas, -casi todas tácticas -, que íbamos tomando nos permitieron más tarde realizar varios juicios críticos (general de unidades e interno de la nuestra propia) e informes, cuyos puntos más interesantes paso a esbozar.
Consecuencias para meditar…
Me referiré, en principio, a mencionar una serie de notas, principalmente tácticas y particulares de UOE que cada uno puede analizar dentro de esa situación, y por orden cronológico:
– Infiltración helitransportada descubierta, aunque algo tarde: Necesidad de vuelo nocturno total. Ausencia de medios de visión nocturna. Alejamiento de costas. Puntos de desembarco alternativos. Señales de alarma. Reacción tras informe de observatorios.
– Desembarco de los aparatos: Medidas de seguridad (vanguardias). Enmascaramiento (planos, garrafas de agua…). Abandono de zona. Huellas. Pérdidas o “descuelgues” de personal.
– Observación: Observatorios bien o medianamente camuflados. Mínimo de hombres necesario para asegurar continuidad en la misión.
– Protección de objetivos: Iniciativa e “inventiva”. Señales de alarma. Previsión de ataques y sus reacciones. Croquis. Enlaces. Material de fortificación.
– Reacción ante desenlaces casi previstos: Oportuna. Continua. Importancia.
– Protección de itinerarios: Suficiencia con la escolta del convoy. Rastrilleos. Responsabilidades por tramos. Completa en tiempo desde el punto indicado inicial al final. Actitud.
– Comité de recepción: Secreto. Movimientos previos delatados. Reconocimientos previos de la zona. Normas de seguridad de patrulla. Reacción ante el contacto y tiempo disponible antes del desembarco aéreo del resto de su unidad. Señal de alarma.
– Contacto con fuerzas de contraguerrilla motorizadas: Secreto. Sorpresa. Medidas de seguridad antes y después de las capturas. Petición de refuerzos. Rapidez de reacción de las reservas.
– Repetición en tiempo y espacio de una zona de desembarco: Sorpresa. Astucia. Ante ocupación de enemigo, medidas previstas y señales de alarma. Puntos de reunión previstos. Vigilancia continua zona tras contacto.
– Helicópteros: Itinerarios de aproximación. Repetición zonas. Orientación de su despliegue. Interpretación señales de alarma. Precisión zonas alternativas. Reconocimiento previo. Observación real zona. Repostares técnicos.
– Enlaces B. Amarillo: Aseguran misión. Flexibilidad.
– Seguridad PC “contraguerrilla”: Suficiencia. Normas de alarma. Reacciones previstas. Enmascaramientos.
– Ataque objetivos: Eficacia de acción por sorpresa o “en fuerza”. Tiempos de reacción. Rentabilidad de emboscadas. Suficiencia de las cargas. Retardos bien calculados. Iniciativas particulares.
– Métodos de cifrado: Suficientes. Flexibles. Rápidos. Secreto. Cifras. Necesidad de “chuleta” escrita.
– Rastreos (huellas): Rapidez. Patrulla adecuada en composición.
– Batidas y cercos: Huellas. Voces. Pistas. Coordinación.
–Bases: Ocultación. Proximidad a objetivos. Huellas. Equipo recogido. Documentación encima. Frecuencias introducidas. Señales de alarma. Reacción interior. Puntos de reunión alternativos.
– Carácter ofensivo de ambos mandos: Audacia. Conservadurismo. Riesgos. Información. Desconfianzas respecto a Dirección.
– Exfiltración: Precisiones. Márgenes de tiempo. Disposición tripulaciones. Posibilidad de vuelos con baja visibilidad. Silencio-radio. Enmascaramiento. Ocultación.
– Prisioneros: Aprovechamiento total. Vigilancia. Lugar. Documentación. Declaraciones. Registros (cantidades restantes de comida y agua). Emboscadas proximidades lugar de captura.
– Cambios Puesto de Mando: Frecuencia. Distancia. Rentabilidad. Rapidez reacciones. Ahorro guarnición.
– Pérdidas: Fallo de instrucción individual. Fallo jefe patrulla. Inexistencia retaguardia.
– Ataques en helicóptero: Rentabilidad. Simulación. Realidad. Reacción guarnición.
– Oficiales de información: Trabajos previos. Informes. Células y redes.
– Guerra electrónica: Escuchas. Interceptación. Explotación. Protección.
Y quizá, hablando más en general, pero con una visión mucho más individualizada se podría decir que en lo referente a la actitud de ambos bandos, mientras que el Amarillo (atacante) actuó, quizá, con excesivo conservadurismo, el Blanco (defensor) no tenía una planificación previa clara, pecando, a veces de lentitud en las reacciones y de defensas poco eficaces. Dichos fallos o aciertos de cada bando apenas fueron aprovechadas por el respectivo enemigo, lo que no desequilibró apenas la balanza hasta el momento de localización de la base de patrullas que ya supuso ganar la libertad de acción prácticamente durante el resto del ejercicio.
Sugerencias
Como sugerencias o consejos para futuras operaciones de este tipo bien en esta zona o de otras UOE mencionaré:
Por parte de Dirección:
– Aumentar los plazos de planeamientos, autorización, peticiones, etc. para alargar así la preparación por parte de los ejecutantes.
– Apoyo de material de transmisiones HF en condiciones, servido, si es necesario, en la Base Operativa por personal de Ingenieros asistido por elementos de la UOE.
– Variación según la Zona de Operaciones (ZO) de los medios de infiltración– exfiltración guardando celosamente en secreto los trámites burocráticos de peticiones de colaboración.
– Imprescindible necesidad de dotación de equipos de visión nocturna.
– Núcleo de Dirección y arbitraje: compuesto por lo solicitado ya en un principio, e incluso, incrementado por un oficial diplomado en calidad de árbitro que acompañase a la UOE.
– Necesidad de revisión de las raciones de previsión y reglamentarlas en lo que a peso y volumen se refiere según necesidades de UOE.
– Imperiosa necesidad de contar con una instrucción, diurna y nocturna, paralela, lo más acorde posible de las tripulaciones de los medios de infiltración-exfiltración utilizadas y adaptada, en progresividad a la ejecución de este supuesto, contando con que, tal y como figura en nuestras orientaciones, la sorpresa y el secreto serán la base del éxito.
– Variación anual de zonas (islas) ejecutantes y misiones a desempeñar, unidades de colaboración (guarniciones de islas) pudiéndose llegar incluso solicitar de acuerdo con el Curso de OE (EMMOE), algún año, la realización de su ejercicio de final de curso en esta Zona Militar y con estas UOE, haciendo hincapié en la variedad del terreno, de medios de infiltración-exfiltración utilizables y en la existencia de esta experiencia previa, cumpliendo así los deseos de nuestro Capitán General que aconsejaba, dado su gran interés, de repetir el ejercicio hasta dos veces al año.
– Posibilidad de colaboración de alguna unidad de Guerra Electrónica para obligar al silencio radio, empleo de CMT…
Y, según informes de ambos bandos, por su parte:
– Mayor disponibilidad de tiempo para planeamiento, preparación e, incluso, reconocimiento por parte del Bando “defensor”.
– “Medir” por la Dirección, más el número de objetivos a guarnecer proporcionalmente mejor protección en procedimientos más reales y con medios más sofisticados que las consabidas “latas” y alambres (sensores, células fotoeléctricas…)
– Necesidad de elaborar “a priori” una posible guía de evaluación de enfrentamientos inspirada en la experiencia de “guerrillas anteriores” y de tablas de DIRSICOM con sus correspondientes tiempos de neutralización.
– Reducir o limitar siempre que sea posible la actuación de Dirección.
– Composición del equipo de Dirección por personal ajeno a ambas unidades, si lo hay, si bien convendría pensar en el efecto de “enfrentamiento” en el que podría desembocar.
– Adecuación de los vehículos existentes en la plantilla de las unidades para tener una eficacia aceptable, e incluso, cambiarla, para este ejercicio, en el número de ligeros apropiados.
– Revisar la dotación reglamentaria de prendas de estas unidades que en un caso real sería muy importante, en estos “continentes en miniatura”.
– Esforzarse por mantener lo más completa posible la plantilla, tan necesaria en este tipo de unidades por la obligada descentralización, coadyuvada por la descarga, al máximo, de tareas administrativas que privan cada vez más a las COE de la realización de este tipo de ejercicios tan necesarios y provechosos.
Conviene aclarar que todas estas ideas, posiblemente algo parciales, han surgido fruto de juicios críticos, informes posteriores, charlas de cenas y “barra”, conversaciones en despachos y tras la necesaria meditación del tiempo transcurrido desde su realización no solo por mi parte sino también por mandos de las unidades actuantes.
Conclusión
Solo me resta volver a repetir, como rezan los informes de cada unidad y por la impresión verbal de la casi totalidad de los participantes, lo provechoso del tema y su necesidad de realizarlo anualmente con el máximo realismo y apoyos, como mínimo una vez y, si es posible, en dos ocasiones, estableciendo ya esa tradición cíclica que le hemos tratado de imprimir los que en su día fuimos responsables de aquellas maravillosas unidades, que con tanto cariño y casi con lágrimas en los ojos recordamos.
Jaca 24 de agosto de 1989
Fdo: Gerardo López-Mayoral y Hernández