Coronel Felipe Timón Cáceres
Schinderhannes y Pegasus eran dos ejercicios de patrullas de reconocimiento en profundidad (PRP) que organizaban anualmente, turnándose, los ejércitos alemán y belga respectivamente. Shinderhannes en territorio alemán y Pegasus en el belga. El supuesto táctico era hacer frente a una invasión del centro de Europa por países del Pacto de Varsovia (Tratado de amistad, colaboración y asistencia mutua) integrado por la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y los países de la Europa del este, conocido en la época como el telón de acero.
En estos ejercicios participaban unidades de operaciones especiales de países miembros de la OTAN, servían de adiestramiento en misiones propias de estas unidades como es la obtención de información en zonas ocupadas por el enemigo o el reconocimiento de objetivos, además se familiarizaban con el terreno y se ponían en practica procedimientos de trabajo OTAN en este tipo de situaciones.
En la primavera de 1989 se realizó el ejercicio Pegasus 89, posiblemente el último de este tipo ya que el muro de Berlín se derribó el 9 de noviembre de 1989, lo que supuso el desmoronamiento definitivo del Pacto de Varsovia, que había empezado a deshacerse a partir de la difusión de las revoluciones de 1989 en los países del este; la retirada de la Alemania Oriental, tras la reunificación de Alemania, supuso el golpe definitivo. El Pacto desapareció el 1 de julio de 1991.
Representando al ejército español, en el ejercicio Pegasus 89, participó el Grupo de Operaciones Especiales Órdenes Militares I, que tenía experiencia en este tipo de ejercicios por participaciones previas tanto en Schinderhannes como en Pegasus. El ejercicio se desarrolló en la parte belga de la zona de las Ardenas. Esta región fue utilizada por el ejército alemán en la celebre batalla de las Ardenas, gran ofensiva lanzada a finales de la Segunda Guerra Mundial (entre el 16 de diciembre de 1944 y el 25 de enero de 1945), región, por tanto, muy apropiada para el desarrollo del ejercicio en el supuesto táctico mencionado.
En la preparación del ejercicio hubo que atender tanto a las necesidades de adiestramiento específico para el ejercicio como a las relacionadas con la adquisición de material de equipamiento individual, de comunicaciones y víveres de los que se carecía en las unidades en esa época.
Relacionado con el entrenamiento, los participantes en el ejercicio tuvieron que memorizar el material que se suponía emplearía el enemigo en la supuesta invasión. En los años 80 y 90, los países del Pacto de Varsovia tenían una gran cantidad de material militar acorazado y mecanizado. Algunos de los vehículos blindados más conocidos de la época incluyen el carro de combate T-72, y los vehículos de combate de infantería BMP-2 y BTR-80. Un total de más de 50 vehículos y sistemas de armas con sus distintos modelos y versiones. En el apartado comunicaciones fue necesario completar los equipos del puesto de mando con un escáner de frecuencias, para las patrullas se adquirieron antenas dipolo de fácil instalación y ocultación en las inmediaciones del puesto de observación.
La alimentación se llevó a cabo con raciones elaboradas en la unidad seleccionando en los supermercados aquellos productos comerciales que aportasen las calorías necesarias, que fuesen poco pesados, se elaborasen con facilidad y fuesen resistentes a las inclemencias meteorológicas. Se emplearon básicamente alimentos liofilizados y envasados al vacío. En esos momentos se carecía de la variedad de raciones de previsión disponibles en la actualidad. En la mochila se transportaba la comida para tres días, el resto se enterraba en depósitos que debían ser alcanzados por las patrullas.
Para poner a prueba los equipos, la instrucción de las patrullas y la dirección y coordinación desde el puesto de mando se realizó un ejercicio, en la serranía de Cuenca, con la Brigada Paracaidista. Se desplegaron las patrullas cubriendo las vías por las que se preveía que la brigada ocuparía la zona de operaciones. Posteriormente, cotejando el volumen de fuerzas detectadas por las patrullas con las que realmente empleó la brigada, el resultado fue muy satisfactorio, se detectó más del 90% del material introducido en la zona de operaciones. En el centro de comunicaciones del puesto de mando y gracias al escáner de frecuencias se interceptaron las comunicaciones de la brigada. El resultado de este ejercicio sirvió para reforzar la autoestima de los participantes y confiar en realizar un buen papel en el ejercicio multinacional.
La dirección del ejercicio estaba ubicada en la base aérea de Florennes, lugar al que se trasladaron los participantes del GOE I y desde donde se procedió al despliegue de las patrullas. Participaron 30 patrullas pertenecientes a 10 países OTAN.
Para la realización del ejercicio el GOE I empleó tres patrullas integradas por oficiales y suboficiales, cada una contaba con cuatro miembros. En la base de Florennes se instaló el puesto de mando principal, en Alemania se situó una base alternativa como respaldo de la principal, a la vez se mantenía el enlace con la base del grupo en Colmenar Viejo.
Durante el ejercicio las patrullas tuvieron que realizar la infiltración en zona ocupada por el enemigo, misiones de observación de vías de comunicación, misiones de reconocimiento de objetivos y la posterior exfiltración a zona propia. La infiltración de las patrullas se realizó en dos fases, en una primera se les acercó a la zona enemiga en helicóptero seguido de una marcha a pie de entre 30 y 50 kilómetros, con todo el equipo a la espalda: útiles de zapa, material de comunicaciones (radio, antena dipolo, baterías, generador manual, transmisor de mensajes cifrados), víveres, agua, ropa, saco de dormir. Cada miembro de la patrulla transportaba a sus espaldas alrededor de 30 kilos. Una vez en la zona asignada se procedía a la instalación de puesto de observación, para ello se excavaba un pozo para albergar a la patrulla y se enmascaraba convenientemente, la instalación y enmascaramiento de la antena dipolo era de vital importancia pues de ello dependía poder transmitir la información obtenida sobre los medios enemigos detectados para realizar la supuesta invasión del centro de Europa.
Tras permanecer tres días en el puesto de observación las patrullas se desplazaban hacia el objetivo asignado para efectuar un reconocimiento, en el trayecto deberían recoger víveres que se encontraban en depósitos enterrados. La transmisión de las características del objetivo tenía su dificultad ya que no se disponía de medios para enviar imágenes, por lo que los detalles de dimensiones y formas tenían que realizarse a base de comunicar ángulos y distancias, llegando con este procedimiento a dibujar en el puesto de mando el objetivo con bastante precisión, según la evaluación realizada por la dirección del ejercicio.
La marcha de exfiltración, regreso a zona propia, realizada durante la noche, incluía atravesar el río Mosa por zonas convenientemente balizadas para garantizar la seguridad de los participantes. Con el regreso de las patrullas a la base de Florennes finalizó el ejercicio. Hay que decir que la evaluación realizada por la dirección del ejercicio, del resultado de la información transmitida desde el puesto de observación, así como de la descripción de los objetivos de reconocimiento, las patrullas del GOE I obtuvieron muy buena calificación, siendo la primera, segunda y sexta con mayor puntuación de las 30 participantes.
Tras el ejercicio se acostumbraba a realizar un par de saltos en paracaídas en la escuela de paracaidismo del ejército belga. Los saltos básicos se ejecutaban desde un globo aerostático. En esta ocasión no se pudieron llevar a cabo por no poderse elevar el globo debido a circunstancias atmosféricas adversas.
Madrid, a 28 de noviembre de 2023