Guerrillero Sergio Beltrán COE 82
Los amigos son seres entrañables que la vida te depara. Los camaradas, no forzosamente amigos, son quienes han estado contigo allí. Sea donde sea. (Extracto del artículo “El cámara de Dien Bien Phu de Arturo Pérez Reverte).
Han pasado cuarenta años desde que traspasamos el umbral de San Cibrao. Jóvenes de un momento que ya no existe, embutidos en flamantes uniformes “de bonito” y dispuestos a dar lo mejor de cada uno.
Haciendo gala de una gran ignorancia ingresamos en un mundo hostil. Un lugar inhóspito, para gente inhóspita y que fue la más dura escuela que pudiera conocer un hombre de nuestras época. La dureza de la instrucción, el trato severo y riguroso de los mandos, la espartana disciplina nos fueron transformando.
Largos días de hambre y sed. Frío y cansancio infinito…Noches interminables, climatología siempre adversa, siempre mojados. Compartimos penurias que a cada uno puso en su sitio y nos igualó. Pateos interminables, marchas, carreras, un constante ir y venir sin dejar de ir a paso ligero.
Mirábamos a los demás que sin quejas mantenían el ritmo y, cuando creíamos que ya no podíamos, una mirada, un gesto, una sonrisa cómplice desvanecía toda idea de sucumbir. Cargábamos con el equipo mientras sufríamos en silencio, a cada paso deseábamos dejarnos caer, cuando inesperadamente una mano nos liberaba de nuestra mochila. Hicimos carreras interminables por Cima de Vila con los pulmones en la boca deseando rendirnos, pero entonces alguien se ponía a nuestro lado y hombro con hombro manteníamos el paso.
El fruto de penalidades conjuntas, de esfuerzos indescriptibles, de situaciones adversas se convirtieron en actos de inconmensurable generosidad. Comenzamos a conocer a los “otros”, y entonces nació ese compañerismo, que solo se da en las situaciones límite. El respeto de hombre a hombre. Sin más. Sencillo y leal.
Dejamos de lado el recuerdo de un pasado y buscamos la cobertura del grupo, la fuerza de la unión. Poco a poco, cada vida quedó ligada por vínculos inquebrantables a la de los demás. Ese nexo mudo, esa palabra de camarada que nunca ha sido dicha, pero sabes que estará ahí, incluso a cambio de él mismo.
Ahora teníamos hermanos y nadie quedaba atrás. Sin duda nos formamos en la mejor unidad, con los mejores.
Desde la distancia temporal, ciertamente vestimos el uniforme durante un corto periodo de tiempo, poco más de un año. Sin embargo, la realidad es que los componentes de la 1º sección del 3er reemplazo de 1983, llevamos cuarenta años de COE. Los recuerdos fueron muy vividos los primeros años después de licenciar. ¿Cuántas noches volvimos a traspasar la barrera de acceso a San Cibrao? ¿Cuántas veces regresamos y cubrimos nuestro puesto en una formación de ensueño?
Todos los días, en algún momento, aparece un pensamiento, un recuerdo o utilizamos una expresión de entonces. La necesidad primero de saber que lo que vivimos fue real, solo se calmó con aquellos primeros PR.
La juventud, las obligaciones, familia, trabajo, hijos…eran prioridad, como así debía ser. Pero unos primero y otros más tarde, nos dimos cuenta de que para seguir en la aventura de la existencia, tuvimos que hacer frente con todo lo aprendido en la COE a sus penalidades y vicisitudes.
La vida nos tumbó, nos dolió y nos apretó mucho más de los que podíamos llegar a imaginar. Fue entonces cuando aparecieron de nuevo. Ya no llevaban la cara pintada, ya no estaban sucios, mojados y embarrados, pero allí estaban, y en esos malos momentos, cuando nada parecía consolarnos en nuestro dolor, una palabra, una sonrisa, o su simple presencia nos hicieron superar lo insuperable.
Nuestra hermandad basada en la camaradería es resultante de aquel tiempo de nuestro servicio de armas en la mejor unidad del ejército español. Es un fuerte lazo que nos une, me atrevería a decir que tanto o más que otros de nuestra misma sangre. ¡Es la impronta de la Boina Verde!
Personalmente os agradezco que en cada ocasión que se ha dado, acudáis siempre a la llamada. Por todo lo dicho es por lo que estamos aquí una vez más, pero no todos… Algunos nos dejaron demasiado jóvenes y partieron al último Punto de Reunión. No pudimos despedirnos. Sin embargo, siempre han estado de algún modo en todos nuestros encuentros, en nuestras anécdotas, en nuestras historias compartiendo risas…siempre jóvenes en nuestra memoria.
Y hoy de algún modo también queremos que estén aquí con nosotros.
Voz – ¡GUERRILLERO BASILO BELLÓN IGLESIAS! – Todos – ¡PRESENTE!
Voz – ¡GUERRILLERO JOSÉ CEDILLO SÁNCHEZ! – Todos – ¡PRESENTE!
Canción: YO TENÍA UN CAMARADA
OFRENDA
«Podemos perderles, pero no olvidarles. Los que han viajado lejos para luchar en tierras extranjeras saben que el consuelo más grande de los soldados es tener a sus amigos a su lado.
En el fragor de la batalla, dejamos de lado el ideal por el que luchamos, o la bandera. Juntos luchamos por el hombre de nuestra izquierda. Y luchamos por el hombre de nuestra derecha.
Y cuando se dispersan los ejércitos y los imperios se debilitan, todo cuanto permanece es la memoria de aquellos momentos que compartimos codo a codo».
Antes de terminar este sencillo e íntimo acto, hoy no debemos dejar de mencionar a nuestros binomios de vida, nuestras esposas y compañeras. Algunas de ellas han estado desde los primeros Puntos de Reunión. Vosotras habéis sido y seguís siendo, motor, motivación y ayuda para continuar llevándolos a cabo. ¡Gracias!
Por ello y en este 40º aniversario como agradecimiento a vuestra lealtad y constante apoyo permitidnos ofreceros un recuerdo en nombre de todos nosotros;
Nuestras Eternas Rosas Verdes.
No recuerdo cómo ni cuándo, pero en una conversación con el teniente Marí, se hizo mención a ellas. Era algo distinto. Nada que ver con medallas, con parches, emblemas o prendas de ropa. Se trataba de algo que distinguía a los soldados y, a la vez, les daba un motivo, una excusa para los momentos de camaradería. Personalmente no lo olvidé.
Así pues, en este 40º aniversario de nuestra incorporación a la Compañía de Operaciones Especiales nº 82 de Lugo, hemos pensado que nos debemos un reconocimiento como camaradas, como unidad y como guerrilleros.
MONEDAS DE DESAFÍO PERSONALIZADAS
Fuimos lo que nadie quería ser y terminamos lo que otros no querían empezar. Perseveramos, aprendimos y cumplimos.
Durante un espacio de tiempo, que nos pareció eterno, vivimos momentos que, algunos piensan, que es mejor olvidar.
Sin embargo, y ese día llegará, cuando suene la hora de partir a nuestro último Punto de Reunión, en nuestro interior estaremos orgullosos de haber sido los que hemos sido… ¡GUERRILLEROS DE LA COE 82 DE LUGO!