Comandante (retirado) Manuel Viózquez Cerón
Destinado en el GOE III 1984/2000
Es complicado escribir sobre operaciones especiales, e incluso sobre el GOE III, porque existe una vasta colección de libros y artículos de indudable calidad que hacen pensar que ya se ha dicho todo y de la mejor manera posible. Sin embargo, considerando que esta podría ser una de mis últimas contribuciones al Grupo, he decidido colaborar en este número especial sobre su impresionante historial. Como se suele decir, el éxito tiene muchos padres, y en el caso del GOE III, añadiría que también tiene muchos hijos, por ello, antes de nada pido ayuda celestial y deseo rendir honor a nuestros caídos.
Tal como se dice ahora en los reportajes internos, me gustaría hacer un inside, pero como en este asunto interviene mi ya maltrecha memoria, y como diría mi amigo el comandante Blas, quiero hacerlo con un poco de “coña”; es decir, más en serio que de broma, pero moviéndome por el interior del GOE III.
Para empezar, hablaré de la tropa que son los mimbres que nos proporciona el Ejército y que con ellos conseguimos, o debemos conseguir, hacer el cesto, que es, ni más ni menos, la misión que se nos ha encomendado para instruirlos física, técnica y mentalmente. Esta tropa, en principio, era de reemplazo; había que seleccionarlos, por supuesto, pero dentro de esa selección unos eran de ADN guerrillero innato y los otros, españoles normales que solamente cumplían con su servicio militar, trataban de hacerlo lo más distraído posible y, si encima aprendían algo, pues eso que se llevan para casa. Lógicamente cuando acababan su servicio militar no sabían que se iban impregnados del espíritu de la boina verde, del espíritu guerrillero, de esta forma de vivir y de pensar que siempre la tendrán presente, hasta los últimos días de su existencia y mucho más.
Poco a poco la tropa sería profesional; primero Voluntarios Especiales (VE), Militares de Tropa Profesional (MTPS), el programa de instrucción era más o menos del mismo tipo, solamente que abarcaban más tiempo en el destino; por lo tanto, muchos de ellos ya tendrían una especialidad, conductores, mecánicos, especialistas en transmisiones, de armamento, etc. Posteriormente, como ya todos sabemos, llegaría el hacerse una gran selección, cuando los aspirantes venían directamente de la calle a la unidad; se hacía el periodo de adaptación, luego jura de bandera y el endurecimiento con la prueba de la boina, al que se la ganaba se hacía la entrega de tan sufrida prenda; a continuación, todo el programa completo de instrucción para unidades de operaciones especiales. Alguno de esto primeros profesionales aun continua hoy día en el MOE.
Los inicios del GOE III, como todos los inicios de unidades, fue lento y complicado. Se crea la unidad en diario oficial y al que han designado como jefe, se las tiene que andar buscando y maravillando para ir acoplando piececita a piececita hasta que que este empieza a rodar, en este caso fue el comandante Tiedra al que designaron como primer jefe del GOE III Levante.
La COE 31, al mando del capitán Acevedo, en esas fechas, era una unidad prácticamente en perfecto grado de instrucción, con la plantilla de mandos y tropa casi al completo ya que era de tipo B, en un nivel de compañía de operaciones especiales muy alto; donde, en principio, no preocupaba mucho la integración en el GOE, seguían con su ritmo de trabajo y los primeros mandos destinados al GOE III que fueron a la COE 31, para completar plantilla de COE tipo A, tanto tenientes como sargentos, ya se incorporaron a unas estructuras de compañía muy marcadas, con mandos incluidos cabos primeros y tropa de veteranos.
La COE 32 al trasladarse desde Paterna al cuartel de Molino Paya de Alcoy, venía con tan solo dos mandos profesionales, dos cabos primeros y la tropa. Lógicamente, a esta unidad para empezar a funcionar, se tendrían que incorporar nuevos cuadros de mando, para alcanzar un nivel operativo. El capitán De Miguel, como nuevo jefe, se encargaría de esa misión.
La COE PLM, al mando del teniente Payas, antiguo sargento de la COE 31 independiente, se fundó con personal la mayoría sin curso de OE, ya que al disolverse unidades quedaban disponibles, pues lo más a mano que tenían era un posible destino en el GOE III. Al salir estas vacantes con la posibilidad de pedirlas sin exigencias de título, o en su caso si lo quería hacer, si no, pues al terminar su compromiso y pedir nuevo destino; este personal cumplió perfectamente con sus cometidos puesto que, de la nada, tuvieron que empezar a construir todo, una COE PLM todas las secciones de la PLMM, destinos de almacén, cuarto de agua, segundos escalones de autos, transmisiones, armamento, polvorines y esto un poquito apoyado en una USAC, que se creó de forma rápida, con personal que también había quedado sin destino por la zona de Alcoy, pendientes de conseguir una vacante o de pasar a la reserva.
Los primeros pasos fueron muy difíciles. La COE 31 seguía cumpliendo con su programa instrucción. En esas fechas, la compañía fue designada para unas evaluaciones tanto físicas como técnicas y en ello estuvieron bastante tiempo en Alicante, hasta el traslado al cuartel de Alzamora y, posteriormente, al cuartel de Molino Payá. La COE 32 siguió su pauta de formación, mirando de reojo la competitividad con la COE 31. La COE PLM al mando del teniente Payas con tareas principales de acopio de armamento, material y vehículos para ir completando plantillas, segundos escalones con locales y material necesario, organización de los diferentes almacenes y atender a los servicios que la USAC, por falta de medios, no podía resolver.
Segundo escalón de Autos: Recuerdo al brigada Tormo, por su talla, volumen y algo de técnica, podía haber sido un gran jugador de baloncesto. En esta gran persona se puede equiparar su buen corazón, trato personal y eficacia en su trabajo a la envergadura de su cuerpo. También recuerdo, en diferentes épocas, al sargento primero Sanjuan, cabo 1º Monfort, cabo 1º Piñero. Me viene la imagen verlos en el centro de la corriente del río Segura, lloviendo a mares, el brigada Tormo y un mecánico (del que me encantaría recordar el nombre), con un poncho como única defensa, reparando un Jeep Viasa de una avería grave. Por la ubicación no se podía remolcar, ni podía salir a base de empujarlo. También recuerdo en medio de la carretera nacional, a su paso por el centro de Valencia, abriendo y cerrado paso la compañía de policía militar, un camión Avia se quedó averiado, con la Dodge taller al final del convoy, se pone inmediatamente a repáralo el cabo 1º Piñero y en cuestión de minutos el problema quedó solucionado, ante la mirada asombrada de los conductores que formaban cola a nuestro paso. Hay que añadir las filigranas que hacían, cada día, para conseguir piezas y reparar las continuas averías de los vehículos, debido al continuo uso y desgate por antigüedad de estos.
Segundo escalón de transmisiones: Recuerdo al teniente González, nuestro querido Tío Calambre como le solíamos llamar a nuestro “decano”, que organizó un Pegaso para el mando y enlace de transmisiones y que fue visitado por diferentes unidades, entre ellas la BOEL, tomando notas de su distribución y funcionamiento, su excelente funcionamiento diríamos, y que poco a poco se fue ampliando. Atendía la reparación diaria de un material de trasmisiones antiguo y muy desgastado por el continuo uso, además de las dificultades de encontrar repuestos.
Segundo escalón de armamento: aquí debo destacar a nuestro querido José M. Molinés Vos, “de categoría”, hombre y militar para todo; siempre con una sonrisa, paciencia y carácter a prueba de bomba; apoyo constante ante cualquier decisión que se tomara y, como no, recordar su “siempre de categoría,” que es lo que confirmaba el trabajo bien hecho y que todo estaba en perfecto funcionamiento. En una salida a Vistabella del Maestrazgo, nos cayó una nevada como decía, José “de categoría extra”: tiendas hundidas y vivac impracticable. El comandante jefe me dio la orden, como jefe de cuarta sección, de buscar apoyo y alojamiento presentándome ante el alcalde del pueblo. Por el camino, no se distinguía carretera, andando como buenamente podía, con un palo largo, marcaba la huella a seguir por el Land Rover, con la confianza que Molinés y el conductor, no se salieran de la estrecha y difícil carretera, durante unos seis kilómetros en busca de un tractor y abrir la salida al resto de vehículos para llevar al personal a pernoctar en el pabellón de deportes del pueblo. Esa noche tuvimos la suerte de poder tomar unas cervezas, pero al entrar al bar se nos echó encima el clásico paliza portando un buen colocón, el buen y paciente subteniente Molinés, soportó estoicamente todas las historias de un antiguo legionario, con pelos y señales de sus andanzas en el Tercio, por supuesto que a los demás nos vino muy bien el que nos librara, en este caso en vez de gritar: “A mí la Legión” todos decíamos: “Gracias, Molinés”.
En Administración hay que destacar a Jesusito Navarro Jiménez, antiguo componente de la COE 31 independiente. Cuántas horas y cuántos momentos difíciles ha tenido que pasar y ha salido adelante. En su haber ponemos que todos los pagos a tropa, pluses de mandos, liquidación de pasaportes por comisión de servicio, etc. siempre fueron puntuales.
Continuado en el GOE III desde los primeros días, cuando en el regimiento San Fernando de Alicante, en dos pequeñas oficinas, frente por frente, estaban el comandante Tiedra, recién nombrado comandante jefe del GOE III Levante, en una y en la otra el brigada Jesús Navarro con asuntos económicos, brigada Viózquez agregado de la COE 31 para atender a todas las secciones de una PLMM, en funciones, pero sin personal, con un solo soldado escribiente. El comandante Tiedra debía de atender al regimiento San Fernando, BRIDT III en Alicante, Capitanía General en Valencia y a las unidades creadas o en fase de creación en Alcoy, Molino Paya y Alzamora, no disponía de vehículo oficial, realizando los desplazamientos en su coche particular, en el que muchas veces le acompañábamos.
El Almacén pasó por muchas manos, con buenos y malos momentos, en el trabajo de traslado y organización en el cuartel de Rabasa, el subteniente Manolo Vilches, fue el que se encargó de organizar todos los barracones de chapa que, posteriormente, sería la primera Sala de Identificación de Material (SIM) y el Circuito de Tiro de Combate) CITICOM. Dos centros de adiestramiento básicos para el futuro. Estas obras maestras para formar PRP y muy buenos tiradores fueron puestas en marcha por el magnífico y competente sargento primero Manuel García González, con la ayuda del cabo Óscar y la aportación del subteniente Molinés.
En Sanidad estaba otro ilustre veterano, el teniente Antonio Belda Valero, con una tranquilidad y muy buen hacer de su ojo clínico, fue un componente fundamental en la tranquilidad de tener un ATS, con más criterio que muchos médicos y conocimiento militar acreditado con su cruz roja en el Sahara español. Entre sus muchas intervenciones, tanto médicas como tácticas, el de la zona de la Hunde, proximidades de Ayora y Alpera (Valencia), en una noche tan fría como oscura, una sección tenía que montar una emboscada. Cada cinco minutos, aproximadamente, le iban trayendo un guerrillero congelado y con todo su conocimiento, la única terapia que empleó fue unas buenas tazas de café y el que quería, un chupito de coñac. También hay que recordar al capitán Solanes, excelente compañero y buen médico.
Seguimos con el Equipo de agua y destacamento de Cabo Roig. Por él han pasado ilustres mandos, aunque siempre con la tutela del subteniente Terencio, nacido en tierras de interior, se desenvuelve en el buceo como un cachalote. Siempre que pudo, amplió sus conocimientos en ámbito de buceo civil, que a su vez repercutió en las muchas mejoras de los futuros equipos de buceo y prácticas de combate en agua. Desde el principio, los buceadores del GOE III mantuvieron contactos con la UEBC de la Armada y con el Grupo de Buceadores de los Bomberos de Alicante demostrando, en todo momento, la gran preparación del GOE.
La Sección de Trasmisiones en sus inicios solo era una Dodge con instalación de radio VHF con amplificador y la emisora AN/GRC 9 de HF reglamentaria. A veces se montaron redes telefónicas en vivac a modo de realizar prácticas. Al llegar cuatro camiones Pegaso, se designa uno de ellos como Cn Pegaso fijo para el centro de trasmisiones. En él se iban añadiendo mejoras: teléfono móvil (de antaño), teletipo, emisoras HF y VHF, terminando por ser un autentico centro de mando y control de trasmisiones móvil; sin duda era la joya de la corona. En sus inicios tenemos el teniente González especialista, teniente de ingenieros De los Riscos, cabo 1º Monfort, teniente de ingenieros Borque, teniente Canela, suboficial mayor Viózquez, sargento especialista Dorado, cabo 1º Moreno, cabo Sáez, teniente de ingenieros Briones. Aquí es posible que me olvide de algunos.
Por las secciones de la PLMM recuerdo al sargento Nacher, sargento Mercado (buen futbolista y torero, por supuesto no me puedo olvidar que era de la 10ª promoción de la AGBS, como bien apostillaba en cada saludo de presentación).
En primera sección, después de los mencionados anteriormente, se incorporó un viejo guerrillero que lleva el diploma en el alma y, como se suele decir, la universidad de la COE, el subteniente Daniel Escobar García, debajo de su boina siempre había un ordenador (en aquella época, aún estábamos empezando a introducir la informática), y una memoria excelente. Para cualquier consulta era de gran ayuda; no importará de qué tipo o de qué sección se tratara. Anteriormente, formó parte de la COE 31 independiente, luego destinado en otra unidad, cada mes fue una ayuda para los auxiliares y capitanes de la COE 31 y COE 32, siempre se agradeció como apoyo a las minutas de los días de campo.
La sala de mandos: Grandes recuerdos de los partidos de fútbol sala de los viernes, donde después de pasar un buen rato entre guerrilleros y mandos, se estrechaban los lazos y el compañerismo. Esa salsa que crea ambiente de unidad, ambiente de GOE. Cuando hay una reunión con remplazos de veteranos guerrilleros, nos recuerdan que en los partidos de fútbol nos daban bastante cera y se lo pasaban estupendamente compitiendo contra sus mandos, ya que, en la institución diaria, lógicamente, había que mantener las distancias.
El bar de mandos o sala de mandos: donde se creaba la levadura de muchas, muchísimas ideas, sobre el funcionamiento del GOE, captación de tropa, encuentro de veteranos, relaciones con otras unidades de trato habitual y otras competidoras. Maniobras, futuros ejercicios nacionales e internacionales, normalmente el jefe de la unidad venía con alguna preocupación, sondeando la opinión de lo que hoy llamamos “mafia”. Se habría un coloquio de aportación de ideas de manera informal, sirviendo esto al jefe, para tomar su decisión lo más acertada posible.
En esos viernes, antes de irnos a nuestros domicilios, ya fuera del horario de trabajo, se podían sumar todo el mando que quisiera, hasta nivel cabo primero; aún quedan colgadas las jarras de los que hemos pasado por el GOE III, con su empleo bajo el emblema guerrillero.
Sala de Honor: próxima a la sala de mandos, que es un pequeño cuartito con una barrita, donde apenas cabe una máquina de café y dos o tres brazos apoyados, se ubicaba la Sala de Honor, donde se encontraban nuestros banderines, condecoraciones entregadas a la Unidad, cuadros conmemorativos de actuaciones en ayuda de la población civil y lo más querido que era las fotografías de nuestros caídos que nos acompañaban siempre en el recuerdo. Cada vez que entrabas, tu mirada se paraba en cada uno de ellos, entrando en tu mente, sus recuerdos y el de sus familias.
Sí la primera época fue la de fundación, organización y recopilación de armamento, material y equipo para completar plantillas; por lo tanto, cada cual estaba muy centrado en lo suyo, la idea de Grupo, se trasladó, solamente, a formaciones de obligado cumplimiento como podría ser la Patrona, las visitas de autoridades, la entrega de la bandera del Vizcaya 21 al Ayuntamiento de Alcoy y la recepción del guion para el GOE III, la Jura de Bandera en el castillo de Santa Barbara, etcétera.
En la segunda época al mando del comandante Perote, las unidades más o menos, tenían todos, una inercia de instrucción y trabajo bastante aceptable, por no decir muy bueno; aunque muy cerradas en sí mismas. Como jefe del GOE III, el comandante Perote, veterano del Sahara y buen observador, al llegar y tomar el mando, la primera decisión que tomó fue crear un Grupo, o hacer que la gente pudiera sentirse integrante del GOE III, para eso muy astutamente, cambió a los cuadros de mando de unas unidades a otras, rompiendo así el fuerte cordón umbilical establecido dentro de cada COE, también nos hizo priorizar la idea de hombre, militar, guerrillero; razón importante y que forjó dentro del grupo el espíritu del GOE III que hoy los veteranos mantenemos y en el MOE sirvió como escuela de mandos al cubrir estos, por ascensos y a petición propia, vacantes en los otros GOE del MOE.
Tras el ascenso a teniente coronel del comandante Perote, vino destinado el comandante/teniente coronel Bataller. Al haber estado destinado de capitán, conocía perfectamente al personal que tenía bajo sus órdenes. Un gran éxito del GOE III fue haber sabido conservar a sus mandos, pasando de un empleo a otro, compartiendo un espíritu y un compañerismo.
Los nuevos que iban llegando se impregnara de ese buen hacer; a la vez, todos sabían por dónde iba la línea de trabajo y cuáles eran los objetivos que se debían alcanzar. Lógicamente el comandante Bataller, al llegar ya no tenía que crear idea de GOE; sí, proyectar el grupo a cotas donde pudiéramos competir con otras unidades del Ejército español con, más o menos, nuestro mismo tipo de misiones. Pronto empezó la competencia con la Brigada Paracaidista, Legión y diferentes escalones de mando, donde cuesta mucho que entren nuevas ideas para modificar los sistemas automatizados. Se consiguieron grandes logros, tanto a nivel de material, misiones y reconocimiento del GOE III, pudiendo competir con los Ejércitos de otros países y llegar a un nivel de instrucción que nos permitiera participar en misiones reales en el extranjero, pronto se consiguió ir integrados en las agrupaciones Madrid “Sección Tigre”, Córdoba COE 32, Extremadura COE 31, División multinacional Soe “Lince”, Spabri: NOE “Águila”, NOE “Lince”.
Todo esto, lógicamente, le dio un prestigio a la unidad que en aquellos momentos, tanto tropa como profesionales, su primera petición era poder ingresar en el GOE III.
Por haber formado parte como fundador, del GOE I y del GOE III, en mi opinión a las unidades guerrilleras, en camino a las operaciones especiales propiamente dichas, han tenido dos momentos muy importantes, la creación del GOE I al mando del comandante/teniente coronel E. Muñoz Manero y el incesante intento por mejorar del GOE III, al mando del comandante/teniente coronel V. Bataller Alventosa. En ambos casos cabría incluir “y a sus guerrilleros”.