Con Chapiri y Boina Verde (II): La BOEL

Por Adolfo Coloma, general de brigada (retirado). Antiguo componente de la BOEL y jefe del MOE.

Dada la extensión del artículo original, según anunciamos en el nº 2 de esta revista, lo hemos dividido en tres partes. La primera, se centró en los antecedentes, la UOEL y el curso de OE de la Legión. Esta segunda está dedicada íntegramente a la BOEL. Por último, en la revista nº 4, se abordará, en una III parte, la participación de la BOEL en misiones de paz, su transformación en GOE XIX y su retorno de nuevo a BOEL.

Creación de la BOEL

La BOEL fue la conclusión de una vieja ambición legionaria, y en particular del general Pallás, como hemos visto, pero también surgió como fruto de la propia reorganización del Ejército de Tierra. 

En efecto, a partir de 1982, el ejército venía desarrollando el Plan META (Plan de Modernización del Ejército de Tierra) que, para hacer frente a la reducción de efectivos impuesta por el Gobierno de la Nación, tenía que reorganizar las Unidades de Defensa Operativa del Territorio (DOT), donde se encuadraban las COE. Pero es que, además, la experiencia había demostrado que las COE con ser unidades muy operativas y flexibles, carecían de entidad suficiente para planear, conducir y sostener las operaciones, incluso los ejercicios. De hecho, cuando se creó la BOEL, ya existía el Grupo de Operaciones Especiales (GOE I) en Colmenar Viejo (Madrid) primero al mando de un comandante y posteriormente de un Tcol. y el GOE III en Alcoy. 

Dentro de este plan, la promulgación en enero de 1985 de la IG 1/85 del EME (5ª División) supuso importantes cambios en la organización de La Legión y en particular del 4º Tercio. A los efectos que estamos tratando, estos cambios se sustanciaban en lo siguiente:

-Cambio de la organización, misiones y denominación del 4ª Tercio de la Legión, que dejaba de ser un Tercio de Apoyo, es decir, volvía a ser una unidad operativa.

-Creación de la Bandera de Operaciones Especiales de La Legión, compuesta por Mando, Unidad de Apoyo y tres compañías de operaciones especiales. Su ubicación sería en el campamento de Montejaque (Ronda).

En los primeros meses de 1985, antes de conformarse propiamente la BOEL fueron destinados al 4º Tercio, para formar parte de ella los primeros oficiales. Para el mando fue designado inicialmente el Cte. de Infantería Andrés Rodríguez Román; bajo su dirección se formó un equipo en el cuartel de La Concepción que empezó a trabajar sobre la organización de la bandera, su ubicación y el plan de instrucción y adiestramiento. Sin embargo (como ya había sucedido con el GOE I) en el mes de mayo se nombra para el mando de la BOEL el Tcol. de Infantería Antonio Lucas González, antiguo oficial del 1º Tercio, que se incorporó con carácter inmediato, quien será considerado a todos los efectos como su fundador y primer jefe.

Embarcando en un C-130 para un ejercicio con infiltración paracaidista.

El día 17 de mayo de 1985 el General Subinspector de la Legión, emitió la siguiente orden al teniente Santiago Camarero Alenda, jefe interino de la UOEL, tras el ascenso de su anterior jefe, el capitán Castillo: “Esa unidad de su mando pasa a depender orgánicamente con todos sus efectivos del 4º Tercio de estas fuerzas, integrándose en la Bandera de Operaciones Especiales de ese Tercio”. Esta fecha será tomada a partir de entonces como la fecha fundacional de la BOEL. Una semana más tarde, se reunía por primera vez la bandera en los locales asignados: los dos barracones superiores que habían pertenecido a la Bandera de Instrucción y Depósito. El personal procedente de la UOEL se distribuyó entre las compañías de la BOEL como sigue:

-1ª COE al mando del capitán Infantería José Miguel Escribano Sarabia

-2ª COE al mando del capitán de Infantería Adolfo Coloma Contreras

-3ª COE al mando del capitán de Infantería Pedro Palomino Calcerrada

-Unidad de Apoyo al mando del teniente Caballero Legionario Luis Juárez Adrados

Mientras la 2ª y 3ª COE, formadas en base a tres secciones, tenían una organización e instrucción muy similar, la 1ª COE integraba dos secciones muy especializadas: La de inserción por agua y la de montaña. La Unidad de Apoyo por su parte, integraba secciones de mando, abastecimiento (almacenes), mantenimiento, transmisiones, transporte y asistencia sanitaria.

Los primeros pasos

El Tcol.  Lucas fijó el personal como primera prioridad, la integración de los efectivos procedentes de la UOEL con los de nueva incorporación y el completar las plantillas fueron las actividades principales durante las primeras semanas de la BOEL. A estos efectos, envió comisiones de captación al 1º y 2º Tercios de la Legión en el mes de mayo seleccionando a 75 legionarios en cada uno de ellos. En el mes de julio, envió, así mismo, sendas expediciones de 150 efectivos de tropa a la Escuela Militar de Paracaidismo en Alcantarilla, para realizar el correspondiente curso básico. De esta forma y con la incorporación de los cuadros de mando que faltaban, al final del verano la BOEL se encontraba al completo de sus efectivos. Todos ellos con aptitud paracaidista. Fue la primera UOE del Ejército con esta especialidad. 

Solo restaba realizar la fase básica que concluía, como ya hemos visto, con la prueba de la ansiada boina verde. El no superarla traía consigo la baja en la BOEL y su destino a otras unidades legionarias.  Esta fase se vio afectada por la orden de despliegue de la BOEL y los GOE en las Islas Chafarinas, Alhucemas y en el Peñón de Vélez de La Gomera, que eran consecuencia de la disolución de un tabor de Regulares y una bandera de la Legión en las guarniciones de Melilla y Ceuta. No se consideró, entonces, adecuado el minorar aún más los efectivos de dichas guarniciones, para cubrir las islas. Como el personal de reemplazo que se destinaba a Ceuta y a Melilla lo eran por un turno especial determinado por disposiciones legales, no se consideró apropiado enviar a aquellos destacamentos otras unidades que los GOE, cuyo personal sí era voluntario. Aun no siendo las unidades más adecuadas para prestar aquellos servicios de guarnición, los GOE los realizaron con normalidad, relevándose entre sí, mediante destacamentos de compañía de un mes de duración. El capitán, con una sección se establecía en las Chafarinas, y las otras dos secciones lo hacían en la isla de Alhucemas y el Peñón de Vélez de la Gomera, respectivamente. A la BOEL le correspondió encabezar aquellos servicios, cubriéndolos en tres rotaciones: noviembre 85 – enero 86; diciembre 86 – febrero 87; enero 88 – marzo 89.

En el aspecto operativo, el Tcol.  Lucas dio una nueva orientación al adiestramiento de la BOEL. Al haber desparecido las unidades de Defensa Operativa del Territorio, la vieja orientación de las UOE para la lucha de guerrillas y contraguerrillas, que primaba en su adiestramiento, carecía ya de sentido. Se enfocó, pues, el adiestramiento hacia las operaciones especiales tipo comando. Aun así, la guerrilla y contraguerrilla continuaron formando parte del programa de instrucción por lo que aportaban de dureza, iniciativa y flexibilidad a los componentes y al conjunto de la unidad. Esta nueva orientación no era en absoluto ajena al ingreso de España en la OTAN en 1982, que aunque se llevó a cabo sin adhesión a la estructura militar de la organización, incrementó los contactos con unidades de la alianza y permeabilizó los aspectos doctrinales, material y equipo, procedimientos… 

Entrenando el asalto a un edificio.

Desde sus comienzos, la BOEL fue pionera en la concepción y prácticas de asalto aéreo, aspecto verdaderamente novedoso en el ET; primero en colaboración con el BHELMA IV de El Copero y, cuando esta unidad sustituyó los versátiles helicópteros UH por los Súper Puma, con el BHELMA II de Valencia. Contribuyó, decisivamente, al desarrollo de la doctrina para este tipo de operaciones y a constituir una verdadera unidad operativa, basada en la integración temporal de ambas unidades, la confianza mutua entre sus miembros y unos procedimientos paulatinamente depurados. Todo ello culminó con un ejercicio en Cerro Muriano en septiembre de 1987, con helicópteros de reconocimiento, asalto y transporte, bajo la atenta mirada del JEME. Esta especialización recayó al final de la década en la X Bandera hermana, que para entonces había alcanzado su madurez. 

También el hecho de tener toda la bandera la aptitud paracaidista marcó de alguna manera el carácter operativo de la BOEL. No fueron fáciles los ajustes con la Brigada Paracaidista, de la que se dependía para todo lo referente al material específico (paracaídas, atalajes, cargas, etc.) y servicios de área de embarque y zona de lanzamiento, los que proporcionó en todo momento el Grupo de Lanzamiento de la BRIPAC. Se planificaron las actividades para que cada miembro operativo de la BOEL completara, al menos, 4 lanzamientos al año, todos ellos incluidos en algún ejercicio táctico. 

Ejercitando el golpe de mano.

Las denominaciones. El guion.

De hecho, el primer caído en acto de servicio fue el cabo CL El Hocen Zarriouth de la Campa, como consecuencia de un accidente paracaidista durante un lanzamiento sobre la zona de Novillero Alto en el término de Villa Martín, provincia de Cádiz, la tarde del 8 de julio de 1986. En el funeral legionario, que se celebró al amanecer del día 10, cuando el féretro que contenía el cadáver iba a ser introducido en una ambulancia militar, la madre del cabo el Hocen se abrazó al ataúd cubierto con la bandera de nacional y gritó con las fuerzas que le quedaban: «¡Viva España! ¡Viva La Legión!».

La BOEL, que había heredado el historial de la UOEL, heredó, también, su denominación, Cabo Suceso Terreros XII de la Legión, y su propio guion de mando. Sin embargo, con la finalidad de recuperar el de la III Bandera, que había sido disuelta en Melilla por la misma instrucción por la que se creaba la BOEL, el general Hipólito Fernández-Palacios, Subinspector de La Legión, decidió que la BOEL recogiera el historial y distintivos de esta bandera. Los componentes de la BOEL lucieron, brevemente, el Tigre de Buharrat sobre sus uniformes. Posteriormente su sucesor, el Gral. Ponciano Fernández Fernández, decidió que, tratándose la BOEL de una nueva unidad y, además, de Operaciones Especiales, no había necesidad de que tuviera ningún numeral. Por su parte, el General Subinspector, Rafael Reig de la Vega, en 1994, decidió cambiarle el nombre por el de Bandera General Mola, XIII de la Legión. En 1997, el teniente coronel Sánchez-Gey, propuso al general Gabari, primer jefe de la Brigada de la Legión, designar a la BOEL con un nuevo de nombre y un nuevo numeral. Como la Legión en su historia había llegado a tener 18 banderas, la nueva y definitiva designación de la BOEL sería la de Bandera de Operaciones Especiales Caballero Legionario Maderal Oleaga, XIX de la Legión. 

Una nueva bandera requería un nuevo guion de mando. Siguiendo la tradición legionaria, su primer jefe, el Tcol.  Lucas lo diseñó. En su anverso, sobre un fondo azul fuerte, el emblema de La Legión, enmarcado por el rótulo en arco BANDERA DE OPERACIONES ESPECIALES. En el reverso y sobre un azul más pálido, el emblema de Operaciones Especiales y bajo el mismo, una cinta con los colores nacionales, que acogen su lema: POR ESPAÑA ME ATREVO.

El gesto de la madre del cabo El Hocen había conmovido a todos los miembros de la BOEL, por eso, cuando hubo que elegir la madrina del guion, tras la consulta del teniente coronel, la decisión fue unánime: doña Vicenta de la Campa, que así se llamaba aquella singular dama, fue escogida como madrina del guion de la BOEL. Un lluvioso 13 de noviembre de 1986, en presencia del capitán general de Sevilla, Doña Vicenta entregaba el guion de la BOEL al Tcol.  de Infantería, José Luis López Hijós (antiguo oficial del 3ª Tercio Sahariano), con estas palabras: «Con el mismo desprendimiento y cariño que entregué un hijo a La Legión, os entrego este guion que presidirá todos vuestros actos, tanto en paz como en guerra». En el mismo acto, las tres COE y la UAPO recibieron sus respectivos banderines.

En cuanto a la uniformidad, la BOEL, como antes lo había hecho la UOEL, adoptó en todo momento la uniformidad propia de las unidades de la Legión: camisa verde abierta; pantalón noruego de sarga y el correaje de cuero negro. La única diferencia fue la boina verde propia de las unidades de operaciones especiales. Sin renunciar al chapiri, los legionarios de la BOEL vistieron la boina verde, preferentemente en actividades operativas, con la única salvedad de que sobre la boina, además de las divisas, ostentaban el emblema de la Legión junto al de Operaciones Especiales. 

Especialización 

Es preciso señalar que, hasta aquellos momentos, el común de las unidades del ejército, incluidos los GOE, se componía de personal de reemplazo con una permanencia en filas que, desde los doce meses se fue reduciendo progresivamente hasta los nueve, mientras que la BOEL estaba constituida por legionarios voluntarios, con una permanencia mínima en filas de dos años y con un considerable porcentaje de reenganches. Por ello, mientras en los GOE el programa de adiestramiento tenía un ciclo anual, en el que la tropa pasaba por todas las actividades (supervivencia, agua, montaña invernal etc.), en la BOEL había que concebirlo de forma diferente, ya que no tenía mucho sentido que legionarios ya veteranos realizaran las mismas prácticas año tras año. Ese fue el principio de la especialización.

En efecto, en 1987 el sistema de reclutamiento nacional empezó a cambiar con la aparición de los “voluntarios especiales” que prestaban su servicio en filas durante un período de 18 meses.  Aquellos voluntarios fueron a partir de entonces la principal fuente de ingresos de tropa en la BOEL, por esa razón había que ajustar el plan de adiestramiento que quedó como sigue:

-Los tres primeros meses, dedicados a la fase básica. Para ello se constituía una unidad temporal, bajo el mando de un oficial, en la que se adquirían las aptitudes para operaciones especiales, incluida la aptitud paracaidista. Al final, como era tradicional, se les imponía la boina verde.

-El año siguiente, ya integrados en las COE/UAPO, desarrollaban todas las actividades a lo largo de un ciclo anual: golpes de mano, emboscadas, asalto aéreo, topografía, explosivos, y otras que incluían las prácticas correspondientes en agua y en montaña invernal.

-En los tres últimos meses, desarrollaban una de estas especialidades: armamento, explosivos, transmisiones, primeros auxilios…

-Al reengancharse, los legionarios de la BOEL realizaban una segunda especialidad o bien pasaban a la 1ª COE, para integrarse en una de las unidades de especialistas en inserción por agua o montaña.

Infiltración en embarcación semirrígida.

Por otro lado, la especialización se completaba con cursos realizados por cuadros de mando y tropa en centros de enseñanza militares, como el de buceador de asalto, con la Armada, en Cartagena; buceador de apoyo con el Regimiento de Pontoneros, en Zaragoza; de interpretación fotográfica; señalador de objetivos; preparación de cargas… que aumentaron las capacidades de la BOEL en su conjunto. Mención aparte constituye el curso de paracaidismo con apertura manual. Siempre fue una aspiración de la BOEL el constituir algún equipo que tuviera esta especialización, muy necesaria para algunas operaciones especiales, como sucedía en otros ejércitos, pero en el ámbito del ET lo tenía la Brigada Paracaidista en exclusividad. Todo lo más que se consiguió fue que algunos cuadros de mando (Tte. García-Almenta, Tte. Pérez López, Sgto. Salas y algún otro) adquirieran esta capacidad, pero no fue ni en número ni con la continuidad necesaria para constituir unidad. Habría que esperar hasta el año 2013, ya con la BOEL integrada en el Mando de Operaciones Especiales (MOE), para lograrlo. 

Las prácticas de inserción por agua se iniciaron en la playa de los Genoveses, en la provincia de Almería, magnífico paraje como escuela por la tranquilidad de sus aguas, aunque estaba excesivamente lejos de Ronda. Se continuaron en la playa de Bolonia apoyados en la batería de costa de Punta Camarinal, pero hubo de desecharse el lugar por la peligrosidad de sus vientos y las corrientes. Otros escenarios fueron Punta Candor, cerca de Rota; Almuñécar y, al final, San Pedro de Alcántara, escenario ideal por la proximidad a Ronda. Todas ellas iban precedidas por prácticas en aguas interiores en los pantanos de Conde de Guadalhorce y en el de Teba. 

Las actividades de vida y movimiento en montaña continuaron realizándose en Sierra Nevada, utilizando el refugio del Collado de las Sabinas como ya lo había hecho la UOEL. Fueron ampliando paulatinamente el radio de acción, partiendo de la estación de esquí, se llegaron a hacer marchas que incluían el cordal de los tres miles y la integral desde el puerto de La Ragua. Los especialistas de montaña realizaban las prácticas en el Pirineo, especialmente en la estación invernal de Cerler.

SM el rey Juan Carlos I felicita a los legionarios de la BOEL tras la demostración realizada.

Ejercicios en el extranjero

En esta época se ampliaron las colaboraciones con otros ejércitos, que habían comenzado con los ejercicios TRABUCO con las boinas verdes americanos y ejercicios como el PEGASUS 87 en Bélgica, con lanzamientos en paracaídas desde globo aerostático. Al mismo tiempo, la BOEL captó la atención de numerosos e importantes mandos de nuestras FAS e, incluso, de otros ejércitos extranjeros y se fue abriendo a medios de comunicación nacionales y extranjeros, especializados en temática militar.

En el aspecto organizativo, el 27 de junio de 1988, la BOEL se trasladaba a su nueva ubicación dentro del propio campamento de Montejaque, a unos modernos edificios que respondían a un modelo específicamente designado para la BOEL. Incluían locales para alojar las compañías, almacenes, talleres, furrielerías y aparcamientos para los numerosos vehículos tácticos de los que ya se había dotado a la bandera.

Al haber ascendido a coronel el Tcol. López Hijós, en abril de 1989, se hizo cargo del mando de la BOEL el Tcol.  Zacarías Hernández Pérez, bajo cuyo mando se fueron consolidando las colaboraciones con otras unidades de nuestras FAS y con las de operaciones especiales de ejércitos extranjeros. Se empezó a poner el acento en las Patrullas de Reconocimiento en Profundidad (Ejercicios Schinderhannes en Alemania y Eugenie en Francia). Por otro lado, la BOEL comenzaba a figurar en los planes operativos nacionales; su participación en el CANAREX 89 es una buena muestra de ello.

Entre los años 1992 y 1993, el Ejército pone en marcha el Plan NORTE (Nueva Organización del Ejército), en el que conviven voluntarios especiales, en porcentajes crecientes, con el de soldados de reemplazo. Esto afecta poco a la BOEL, cuya recluta se nutría de voluntarios especiales o soldados reenganchados, lo que permitía una mayor especialización. Esta posibilidad de especialización, junto con las tendencias que señalaba la doctrina de operaciones especiales de la OTAN y la experiencia que se iba adquiriendo con las colaboraciones de otras UOE, cristalizó durante el mandato del Tcol. Francisco García-Almenta y Dobón a partir de mayo de 1991, y la especialización afectó singularmente a la 2ª y 3ª COE.

-La 2ª COE se especializó y organizó en Patrullas de Combate (PATCOM), que se adiestraban en operaciones que requirieran el empleo directo de la fuerza o la amenaza de hacerlo.

-La 3ª COE lo hizo en Patrullas de Reconocimiento en Profundidad (PRP o LRRP, por sus siglas en inglés), empleadas en la adquisición de reconocimiento especial e información muy valiosa en la profundidad del despliegue enemigo.

A partir de entonces las dos COE van a tener una organización y adiestramiento diferentes. La 1ª COE con sus especialistas de agua y montaña no sufrió grandes variaciones.

En estos años, se incrementaron los ejercicios en el extranjero. Particularmente interesante fue la participación en el Dragon Hammer, en octubre de 1991, en la isla de Cerdeña.

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