Coronel José María Armendáriz La-Roche
Antiguo teniente de la COE 81 y Capitán, Comandante y Teniente Coronel del GOE I
He tenido la suerte de llevar la boina verde, con todo lo que ello significa, durante más de dieciocho años en todos los empleos desde teniente a teniente coronel (incluso al ascender a coronel en unas maniobras estuve agregado al GOE I). Pero fue en la COE 81, mi primer destino guerrillero, donde aprendí los valores guerrilleros que me inculcaron el capitán Francisco Berenguer (DEP), los magníficos tenientes y sargentos veteranos, así como aquella tropa ejemplar, tan sacrificada y dispuesta a todo sin que cobrara ningún sueldo a cambio como ocurría en el resto de fuerzas especiales.
Me presenté en enero de 1972 en el campamento de El Cumial. Procedía del IV Tercio Sahariano “Alejandro Farnesio“ ubicado en Villa Cisneros (antiguo Sahara Español), donde estuve destinado tres años y medio. De un terreno seco, desértico, a veces pedregoso, otras con dunas, despoblado, con algún camello, pasé, de repente, a unos prados verdes, con muchos caseríos, vacas, montes boscosos y, también, con muchos días de lluvia. El cambio de la climatología y de la población civil fue impresionante.
Como no tenía el Curso de OE lo hice de septiembre de 1973 a julio de 1974. El acuartelamiento de El Cumial consistía en varios barracones para almacenes y una nave para la compañía. Pertenecía al Regimiento de Infantería Zamora nº 8 de guarnición en ciudad de Orense, que prestaba la seguridad y se encargaba de la cocinas y alimentación de la compañía.
La situación geográfica de la COE era inmejorable: mucho arbolado rodeándola, en plena vegetación, sin apenas habitantes en varios km a la redonda, a media hora en coche de Orense. Tenía muy buenas instalaciones para desarrollar el programa de instrucción de este tipo de unidades. Sirva de ejemplo el campo de tiro a 150 metros de la puerta de la COE, campo de unos 200 metros de longitud por 100 de ancho por lo que el tiro no era como en casi todas las unidades que programaban un “día de tiro”, sino que en la COE era una clase más dentro de las actividades del día. Ejemplo: “Gimnasia de 09:00 a 10:00 h, tiro de 10:15 a 12:15 h, teórica de 12:30 a 13:30 h”, todo sin solución de continuidad.
La tropa en su totalidad gallega y captada en el CIR de Parga (Lugo), captación que hacía un equipo de mandos y tropa de la COE y que nunca hubo problemas para completar el cupo asignado por la BRIDOT.
Creo recordar que en esa época el servicio militar obligatorio era de doce meses con lo que el soldado podía ser instruido en todas las fases del combate que el programa de instrucción contemplaba para las COE. Las más específicas eran las fases de nieve, agua, montaña, supervivencia, evasión y escape, maniobras con la BRIDOT…
La fase de esquí la hacíamos en la estación de Cabeza Alta de Manzaneda, cerca de Puebla de Trives. Las fases de agua, de los dos años que estuve en la COE, un año lo hicimos en una de las islas Cíes, situadas entre Vigo y Bayona y la otra, en la playa de Limens cerca de Cangas de Morrazo. En ambas fases recibimos apoyo de material de agua que nos proporcionó la Escuela Naval Militar de Marín.
El resto de las fases se desarrollaban entre las provincias de Orense y Pontevedra, provincias, sobre todo Orense, donde había una gran profusión de zonas boscosas, ríos (el Miño pasa por la ciudad), montañas, zonas fronterizas con Portugal, vaya, todo lo que un guerrillero necesita para su adiestramiento.
Al estar el acuartelamiento alejado de la ciudad, la casi totalidad de la tropa pernoctaba en el mismo, con lo que la instrucción nocturna se hacía con bastante asiduidad. Los viernes duraba casi toda la noche y al terminar comenzaba el permiso de fin de semana hasta el domingo a retreta. Al dar la seguridad del cuartel el regimiento solo se quedaban el servicio interno de la COE por lo que la inmensa mayoría de los guerrilleros se podía ausentar. El ingenio del soldado español no tiene límites pues, a esas primeras horas de la mañana del sábado, todos conseguían un medio de locomoción para irse.
En lo que se refiere al equipo del soldado, me impresionó negativamente el saco de dormir (de borrego), muy pesado y, sobre todo, que cuando se mojaba, que era en todas las salidas mensuales, tardaba muchísimo en secarse. Recuerdo los meses de enero a junio de 1972 que llovió en todas las salidas, por lo que hubo que dormir en pajares, almacenes, colegios abandonados pues el saco había que tenerlo seco para la noche, sea cual fuese la hora en que nos acostáramos.
El soldado guerrillero, como el legionario, como el soldado español, es un soldado sufrido, obediente, emprendedor, decidido, con un gran espíritu de compañerismo y, a su edad, sin poner ninguna “pega” a nada. Sin embargo, en la COE 81 estas virtudes se acentuaban debido a las variadas, sacrificadas y, en ocasiones, arriesgadas actividades llevadas a cabo por los guerrilleros y el elevado número de días que se permanecía en el campo bajo la lluvia, mojados, pasando frío y sueño… que incrementaban el compañerismo, la amistad y los valores morales en general.
En julio de 1974 ascendí a capitán y tuve que dejar la compañía. Pero si bien estuve poco tiempo en la COE 81 (físicamente veinte meses, tras descontar los meses del Curso) la semilla guerrillera ya estaba sembrada, mi deseo era mandar una COE y la semilla germinó y dio fruto en 1979, al crearse el GOE de Colmenar Viejo, pues fui uno de sus capitanes fundadores y luego, como ya he dicho, continué hasta mandar este Grupo donde en total estuve destinado dieciséis años, etapa guerrillera de un recuerdo imborrable.
2 respuestas
Mi teniente coronel en el GOE de Colmenar. Un honor.
Agradecemos su comentario. Un cordial saludo