General de Brigada (retirado) Vicente Bataller Alventosa
Antiguo Capitán, Comandante y Teniente Coronel del GOE III y Coronel 2º jefe del MOE
Fueron catorce años inolvidables que siempre llevaré en el corazón. Tuve la suerte de ser uno de los capitanes fundadores en 1984 y de permanecer en el GOE III cuatro años de capitán, cinco del comandante jefe y otros cinco de teniente coronel. Coincidió la incorporación de la Jefatura del MOE a Alicante, en julio del año 2000, con mi ascenso a coronel. Por tanto, menos dos años que permanecí en un batallón de montaña tras el ascenso a comandante, el resto estuve destinado en el GOE III desde su nacimiento hasta su integración en el MOE. Todo un lujo, en aquellos tiempos.
Este periodo tuve el privilegio de compartirlo con dos magníficos capitanes, José Ignacio Acevedo Espejo, jefe de la COE 31 y Jesús de Miguel Sebastián, al mando de la COE 32. A mí, como más antiguo, inicialmente me designaron para jefe de la Plana Mayor de Mando (PLMM), con el consiguiente disgusto de no mandar una COE. A cambio, ello supuso mi primer reto, pues partía de cero a la hora de crear la PLMM y tener que implicarme en ayudar al comandante jefe en la organización en un GOE de nueva creación, con todos los problemas que ello conllevaba. Además, la COE 31, procedente de Alicante, y la 32, trasladada desde Paterna (Valencia), perdían una parte de la independencia y autonomía que habían gozado desde su fundación y requerían una adaptación.
Capitán jefe de la PLMM
Los tres capitanes fundadores pusimos el máximo empeño para que la PLMM y la unidad de apoyo (luego COE PLM), de nueva creación, más las dos unidades operativas, la COE 31 y 32, fueron los más eficaces posible. Para mi satisfacción, el comandante Felipe de Tierra Calvo, fundador del GOE III, desde un principio confió plenamente en mí y me concedió la suficiente autonomía e iniciativa para poner en marcha la PLMM y ayudarle con total libertad a asentar las bases de la nueva unidad. Siempre le estaré muy agradecido por este motivo.
Para dar los primeros pasos con firmeza, el comandante y yo nos trasladamos al GOE de Colmenar Viejo (Madrid), al mando del teniente coronel Evaristo Muñoz Manero. Tras cinco años de jefe de esta unidad, creada en 1979, Muñoz Manero había convertido aquel GOE, el único existente hasta entonces en España, en modélico y una referencia para aprovechar su experiencia. El trato de los compañeros del GOE I fue exquisito y nos abrieron las puertas de todas sus dependencias. Guardo un magnífico recuerdo de todos ellos, en especial de Armendáriz. Yo aproveché para fotocopiar todo el “papeleo” de su PLMM que consideré de utilidad para las secciones de mi plana mayor que, por cierto, tenían los cajones vacíos. Del GOE I copiamos, entre otras cosas, los desfiles a paso ligero en los que cada COE cantaba una canción, lo de los jefes de unidad que desfilaban con subfusil, no con pistola y un largo etcétera.
Esta visita se completó con la realizada a Capitanía General de Valencia donde, en las diferentes secciones del Estado Mayor, recibí instrucciones sobre toda la documentación que deberíamos remitir, etc. Por último, con los órganos de Intendencia (ubicados en el edificio del Gobierno Militar), me informaron de los trámites a seguir con los asuntos económicos y revistas de inspección.
El comandante Tiedra eligió el lema del GOE III “Jamás se da más” e incluyó en el emblema de operaciones especiales el escudo con barras rojas y el murciélago de la BRIDOT III y el castillo con de la cruz típicos de la ciudad de Alcoy, lo que se convirtió en el escudo de armas del GOE III. La bonita puerta de entrada a Molino Paya con troncos de madera con el emblema y lema del GOE III también fue diseñado por Tiedra.
Por mi parte, extraje del ideario de la EMMOE tres espíritus del GOE III para recitar a diario: La Mente del Guerrillero, La Conducta del Guerrillero y El Alma del Guerrillero. En las formaciones se unificó un mismo estilo para las tres COE: inmovilidad absoluta, saludos enérgicos, desfile a paso ligero cantando, etc. Asimismo, en el cuartel de Alzamora se habilitó un cuarto con unas vitrinas donde se empezaron a depositar todos los artículos de nueva creación (camisetas, llaveros, mecheros, etc.) que fue el inicio del museo del GOE III.
También me tocó jugar el papel de moderador entre los mandos “guerrilleros” de las COE 31 y 32 y los, según ellos, mandos “pistolos” de la PLM y COE PLM. Poco a poco todo se fue solucionado. Yo, como jefe de la PLMM y en estrecha relación con la COE PLM, solo tengo palabras de agradecimiento por el buen trabajo de los mandos que tanto me ayudaron en aquellos momentos difíciles de 1984 en los que iniciábamos nuestros primeros pasos: teniente Pallás, teniente ATS Belda, teniente transmisiones González, brigada autos Tormo, brigadas Pastor, Navarro, Valero, sargento 1º Cartagena, sargentos Fermín, Otálora y cabo 1º Monfort. Gracias por ayudarme a superar el reto de poner a pleno funcionamiento la PLMM y pasar dos años felices en Alcoy.
En lo que se refiere a las COE 31 y 32, al integrarse en el GOE pasaron de una plantilla B a una A, lo que supuso, de repente, un considerable aumento de tenientes y sargentos, en ambos casos recién salidos de las respectivas academias y, a la vez, recién terminado el curso de operaciones especiales que lo habían realizado juntos y, por tanto, mantenían entre ellos unos lazos fuertes de unión y compañerismo. Por su parte, los jóvenes capitanes jefes de COE se encontraron con unos mandos recién incorporados que podían fácilmente moldear, forjar y marcarles un estilo guerrillero de sacrificio y dureza. Y si los oficiales tenían en los capitanes un espejo donde aprender, los sargentos se encontraron con dos veteranos brigadas auxiliares, Manuel Viózquez y Agustín Miralles, que constituían un ejemplo a seguir y un confesionario para resolver dudas.
A la valía de los dos capitanes y brigadas de las COE 31 y 32, junto con la predisposición y entrega del resto de sus mandos para la lograr la máxima operatividad de sus compañías, había que añadir otros factores a tener en cuenta: el estar el GOE III en un enclave idóneo- la sierra Mariola- para su instrucción nada más salir de Molino Payá, el “pique” sano entre las dos COE que marchaban al máximo de sus posibilidades -de ello puedo dar fe cuando frecuentemente las visitaba en las salidas al campo- y la iniciativa y libertad que les dio el comandante Tiedra para mantener ese ritmo. Todo este cúmulo de factores favorecieron el que la COE 31 y 32 durante los dos años que permanecieron en Alcoy alcanzaran un grado óptimo de preparación.
La semilla y el estilo de mando guerrillero que se sembró en aquellos jóvenes oficiales y suboficiales del GOE III en Alcoy continuó luego durante mucho tiempo en Alicante. Los tres capitanes, tras su ascenso, estuvieron posteriormente de jefes. Algunos tenientes regresaron de capitán o comandante. En lo que se refiere a los sargentos, una mayoría continuaron luego de sargentos 1º, brigadas, subtenientes o incluso de suboficiales mayores. Otros, tras su paso por la Academia Especial, regresaron de alféreces, tenientes, capitanes y comandantes. En definitiva, la continuidad en el estilo guerrillero del GOE III estaba asegurada gracias a la continuidad de muchos de sus mandos con el transcurrir de los años.
Capitán jefe de la COE 32
En mi último periodo de capitán, tras el traslado de la unidad desde Alcoy a Alicante, vino de jefe del GOE III el comandante Jaime Nicolás Perote Pellón quien, al poco tiempo, movió el “saco de los ratones” y cortó de un tajo con la especial idiosincrasia de cada COE. Cambió de destino a mandos de una COE a otra, incluida la de PLM y a partir de entonces se creó un espíritu unificado de GOE. Se acabaron las comparaciones sobre qué COE era mejor y los que fueron a la PLM ya dejaron de ser pistolos. Se incrementaron las salidas al campo del GOE entero.
Y si al comandante Tiedra siempre le agradeceré la confianza depositada en mí como jefe de la PLMM, al comandante Perote, siempre le daré las gracias por darme el mando de la COE 32, magnífica compañía a la que el capitán De Miguel le había puesto el listón muy alto. Ello suponía un nuevo reto para mí, pero contaba con la ayuda de unos oficiales, suboficiales y cabos 1º ya forjados: los tenientes García y Pérez, Allo, Toboso y Canela, el brigada Terencio Pérez, los sargentos Vergara, Llamas, Calzada, Guillén y los cabos 1º Moreno “Buyas” y Fabra. Respecto a la tropa, la mitad procedía de la COE 31 (recordemos los cambios de COE del comandante Perote), un inconveniente para ellos que intenté solucionar lo mejor posible.
Con esos formidables mandos y guerrilleros fueron múltiples las satisfacciones recibidas, en especial durante los ejercicios y salidas al campo. De ellas recuerdo en especial el Trabuco-88 con fuerzas especiales de USA, en el que la COE 32 constituyó una reserva helitransportada y tuvo la oportunidad de volar de día con los helicópteros HU españoles y de noche con los helicópteros americanos Black Hawk, adaptados para OE. También recuerdo los combates de patrullas de encuentros (todos contra todos) en la zona de Yeste (Albacete); las marchas rápidas de endurecimiento de 40, 50 y 60 km; la supervivencia en Elche de la Sierra; la fase de agua en Cabo Roig…
Y llegó mi último servicio al frente de la COE 32, la guarnición de las islas Chafarinas y peñones de soberanía durante agosto de 1988, donde nada más llegar, sin esperarlo, el día 5 ascendí a comandante. Una pena, pues ello suponía dejar el mando de la compañía. Solicité a Perote no ser relevado y me lo concedió, lo que supuso una alegría, pues durante 25 días mandé, con carácter extraordinario, la COE 32 y la guarnición de aquellos territorios con un empleo superior.
Fue mi última satisfacción antes de despedirme del Grupo. Si felices fueron los primeros años en el GOE III, este último al frente de la COE 32 fue fabuloso. El comandante Perote, un grandullón no solo de cuerpo sino también de corazón, fogueado en el Sahara al mando de una compañía de la Legión, me dio total autonomía al frente de la COE 32. Lástima que mi ascenso se produjera antes de lo esperado y pudiera disfrutar tan poco tiempo de aquella magnífica COE.
Comandante y teniente coronel jefe del GOE III
Como ya dije, mandé el GOE III durante diez años. Primero tuve la suerte de ser elegido para ocupar la vacante de libre designación de comandante jefe. Luego, la fortuna se repitió a los cinco años, cuando mi ascenso a teniente coronel coincidió con una modificación de las plantillas de los GOE que pasaron a ser mandados por un jefe con este empleo y de nuevo fui designado para ponerme al frente del GOE III. Fueron otros cinco años llenos de satisfacciones y felicidad hasta mi ascenso a coronel.
Mi toma de mando, con un relevo de comandantes diseñado por Perote, fue original, espectacular e inolvidable. Se llevó a cabo en el mar, frente a Cabo Roig, con el GOE formado a bordo de IBS y zódiacs, reforzadas con las embarcaciones prestadas por el GOE I que se encontraba allí en la fase de agua; los familiares lo presenciaron arriba de los acantilados. En la pequeña barca Guadiana se encontraban, muy apretados, el capitán general y su ayudante, el alcalde de Orihuela y los dos comandantes. Hubo lo preceptivos discursos con megáfono portátil e imposición de condecoraciones mientras se balanceaba la pequeña barca. Para ello los agraciados se lanzaban al agua, nadaban y al llegar a la Guadiana se elevaban aleteando con fuerza hasta que el general, a pesar del balanceo, les pinchaba en la camiseta la medalla. Luego vino el desfile de las embarcaciones por delante de la Guadiana. Lo nunca visto. Irrepetible, histórico (cosas de Perote, decían).
Con la experiencia adquirida durante mis cuatro años de capitán en el GOE III y con la suerte de contar con unos magníficos mandos, que en su mayoría ya conocía, me propuse varios retos para intentar, como mínimo, mantener el nivel alcanzado por los dos comandantes que me antecedieron en el mando. Para ello me planteé cuatro objetivos prioritarios:
1º- Lograr la mayor “operatividad” posible del GOE.
2º- Ensalzar al máximo el «espíritu de unidad».
3º- Ser los mandos un ejemplo de «estilo militar».
4º-Incrementar el “prestigio” del GOE ante el estamento militar y la población civil.
Lograr la mayor “operatividad” posible
En lo que se refiere al grado de operatividad se mantuvieron, o incluso potenciaron aún más, las colaboraciones con la Armada (UEBC, patrulleros y submarinos), con el Ejército del Aire (EZAPAC, CASYD, Aviocares) y con helicópteros HU y Chinook (UHEL II y BHELTRA I). Asimismo, se intentó que los ejercicios fueran siempre de doble acción; es decir, con enemigo en los objetivos a observar o dar un golpe de mano. Cuando el adversario simulado no podía ser proporcionado por el propio GOE, se requería el apoyo de otras unidades. En este sentido, Capitanía General (y luego la FMA) siempre tramitó todas las colaboraciones solicitadas por el GOE III.
Se incrementaron también los ejercicios con fuego real con blancos móviles, desplazables, etc. en el campo de tiro de Foncalent. En el CMT de Agost, el golpe de mano y la emboscada sobre vehículos (comprados en desguaces), ambos nocturnos y con fuego real combinado con el movimiento de guerrilleros, causaban sorpresa y admiración en los capitanes generales cuando visitaban el GOE, lo que venía muy bien para ganar su confianza y obtener apoyos. Luego, las prácticas de tiro se incrementaron también en el cuartel con la creación del CITICOM, que permitía el tiro con pintura, balines y con láser, esta vez, sobre una pantalla de video.
Para la preparación de las PRP se creó una sala de identificación de material (SIM) que con maquetas de carros y armamento (a tamaño reducido) del Pacto de Varsovia que resultó modélica para otras unidades. Respecto a maquetas, algunas se hicieron a mayor tamaño para la preparación y ensayos de ejercicios (puentes, instalaciones, etc.) a vigilar o atacar. Para los ejercicios de combate de agua y buceo se acondicionó el cuartelillo de Cabo Roig y convirtió en el destacamento “Teniente Morejón” donde se realizaron muchas obras y se logró detener su venta por parte del MDEF.
En lo que concierne a las prácticas de escalada se construyó un rocódromo en la fachada de la COE 31 y anclajes fijos para instalación teleféricos en la terraza del edificio de la COE 32 y en la del edificio del otro lado de la calle. Asimismo, delante de la COE PLM se acondicionó un pequeño huerto con plantas medicinales y comestibles para facilitar su conocimiento de cara a la fase de supervivencia.
También se aprovechó el cuartel Benalúa, en desuso, pero bien conservado, para el combate en población. Fabuloso fue también cuando, tras varios intentos, se permitió programar ejercicios fuera de la RM Levante y realzar prácticas de vida y movimiento invernal, con base en los refugios militares y estaciones de esquí del Pirineo.
Por último, con vistas a las misiones en el exterior, se incrementó el aprendizaje de inglés a los mandos con clases particulares (profesor nativo Martín) en el cuartel…, incluso la posibilidad de un mes (enmascarado como vacaciones) en Irlanda. Todo ello sin un presupuesto oficial (se arreglaba con pluses de salidas al campo).
Fue importante mantener la tradición de que el GOE III solo prestaba sus servicios internos, sin que los guerrilleros ni mandos entrasen de guardia, ni los capitanes de cuartel y, de este modo, disponer de más tiempo para su instrucción. Con el último coronel del CEFOME hubo enfrentamientos en este sentido (y en muchos otros) pero, aún a pesar de las presiones, el personal del GOE III no entró de servició hasta la llegada a Alicante del general del MOE, que cambió esta norma.
Ensalzar al máximo el «espíritu de unidad»
Para lograr el segundo objetivo, ensalzar al máximo el espíritu de unidad, además de recitar a diario los tres espíritus guerrilleros del GOE III y de tener que superar la prueba de la boina para obtener y llevar esta prenda con orgullo y dignidad, se llenó de símbolos de OE y de las COE 31, 32 y PLM, tanto en el interior de las compañías como en el exterior de los locales y de sus fachadas. En el interior del GOE se potenció la Sala de Honor donde se depositaban los recuerdos más significativos, antiguos banderines, fotografías de los fallecidos en acto de servicio, etc. y una jarra con el nombre de cada mando destinado en sus filas (que así quedaba invitado a venir de nuevo cuando quisiera). Además, era un punto de reunión de todos los mandos los viernes para tomar un refresco o vino antes de la marcha de fin de semana. Esta sala incrementaba la unión y compañerismo entre los mandos del GOE y, por ende, el espíritu de unidad.
En los exteriores el sello del GOE III se encontraba por todos los lugares donde mantenía sus instalaciones: escudos, emblemas, figuras, etc. También se ordenó que en la parte derecha de la camisola del uniforme de instrucción todo el personal del GOE III llevara cosido el emblema de OE en tela (norma particular que luego adoptaron otros GOE).
En lo relativo a monumentos y monolitos guerrilleros el primero que se instaló fue para el acto a los caídos del GOE III, en base al monolito traído del CMT de Agost. El segundo fue el monumento del guerrillero en posición de lanzar una granada de mano (conocido como Manolito). Luego se construyó el monumento del GOE III en misiones de paz (llamado coloquialmente la Mano de Dios). Le siguió el mural con 16 imágenes de actividades del GOE III que se instaló en la pared trasera de la COE PLM. Ya en 1997, se inauguró la piedra de mármol con la figura de un boina verde que se encontraba próxima al citado mural. Por último, a principios de 2000, se estrenó el gran mural con el historial del GOE III situado al subir las escaleras del actual GOE III.
En definitiva, los espíritus, símbolos y monumentos guerrilleros, identificaban a los boinas verdes del GOE III y creaban un espíritu de unidad. Un espíritu que, una vez licenciados, había que mantener. Por tal motivo, en 1991 se convocó el I Encuentro de Veteranos del GOE III con asistencia de unos 2000 antiguos guerrilleros (familiares incluidos). El éxito de esta convocatoria propició, por un lado, la creación de una Hermandad de Antiguos Guerrilleros del Levante español (luego ampliada a Asociación Nacional y más tarde en Federación) y, por otro, que en 1994 se convocara un II Encuentro, esta vez con un número de asistentes increíble, unos 6000, lo que animó al GOE a llevar a cabo en 1997 un III Encuentro de Veteranos.
Los mandos, ejemplo de «estilo militar»
Este objetivo fue quizás uno de los más fáciles de conseguir. La semilla sembrada de sacrificio y dureza, de dar ejemplo y de un buen estilo militar en los primeros mandos del GOE III, dio sus frutos. Muchos de esos mandos continuaban destinados en el GOE III, normalmente con empleos superiores, pero eran un ejemplo donde mirarse los nuevos mandos, tenientes y sargentos que, sucesivamente, se incorporaban al GOE III. Solo tenían que seguir sus pasos.
Mi labor consistió en decir a los mandos, cuando se incorporaban a mi despacho con motivo de su presentación que, con independencia de su empleo (sobre todo si eran oficiales), se dejaran asesorar por sus expertos subordinados. Ello creo que evitó muchas insensateces propias de la juventud. La otra orden que les daba era que los ejercicios con riesgo (tiro con fuego real en movimiento y de noche, escalada, etc.), muy necesarios en OE y que se realizaban a menudo, debían compaginares con adoptar las debidas medidas de seguridad y de coordinación en evitación de accidentes por falta de una adecuada planificación, impropia de una UOE. Por suerte no hubo que lamentar ninguna desgracia de este tipo.
La otra orden que daba a los mandos recién incorporados era la prohibición de impartir golpes, pechazos, etc. a los guerrilleros. Autorizaba como castigos por faltas cometidas las flexiones, paso ligero, etc., pero en ningún caso el “tocar” la cara o el cuerpo de los guerrilleros, soldados extraordinarios que venían voluntarios a sabiendas de que no iban a cobrar una paga por ello.
Por último, todos los meses convocaba una reunión de todos mandos para informar en directo de las vicisitudes del GOE III y del seguimiento de las normas.
El “prestigio del GOE” ante el estamento militar y la población civil
En aquella época, no solo no estaba prohibido, sino que era bien visto por el Ejército la difusión de noticias que ensalzaran la labor de sus soldados. En este sentido, cuando estuve de capitán de profesor del curso de OE de la Legión con vistas a la creación de la BOEL, el jefe de curso era el comandante José Antonio Vázquez Soler (JAVUS), un mando de reconocido prestigio en OE que había mandado durante muchos años la famosa COE 12 de Plasencia.
De él aprendí muchas cosas, pero hubo tres que me llamaron la atención y luego apliqué cuando fui a mandar el GOE III. La primera era que llevaba siempre la cámara de fotos en la mochila y cuando veía la ocasión captaba la actividad realizada por los alumnos y luego la pasaba a un álbum de fotos. La segunda era que él, personalmente, llevaba el diario de operaciones (DO) donde detallaba las prácticas realizadas. Por último, publicaba artículos de OE en la revista Ejército y ese año lo hizo en la revista Legión sobre el curso de OE. Recuerdo que una vez me dijo: “Vicente, conviene dejar constancia por escrito y gráfica de las actividades que se realicen, yo en la COE 12 era muy cuidadoso con el DO y con los álbumes de fotos de la compañía… Además, hay que escribir y dar a conocer en el Ejército las OE…”
Recuerdo que a principios de 1991 visitó el GOE III Vicente Talón, director de “Defensa, revista internacional de ejércitos, armamento y tecnología”. Me dijo que el Extra “Especial Boinas Verdes” (con artículos de Vázquez S., Perote, Calderón, entre otros), publicado en 1990, había sido todo un éxito por el interés despertado en los lectores. Quería editar otro número monográfico sobre los boinas verdes y me propuso encargarme de ello. Y ahí empezó todo. Además de esa colaboración, Talón me pidió que publicara periódicamente otros artículos pues tenía lectores muy interesados en esta temática. Y así, el nombre y actividades de los boinas verdes del GOE III empezaron a ser conocidas a nivel nacional e internacional (la revista llegaba a todos los países de habla hispana).
Como esta editorial era civil, aproveché algunos artículos (con un pequeño retoque) para publicarlos también en la revista Ejército y así, el GOE III, aunque realizaba las mismas actividades que los demás GOE, era más conocido en el estamento militar.
Del mismo modo escribí para las revistas Armas y Cuerpos de la Academia General Militar y Minerva de la Academia Básica de Suboficiales para que los futuros tenientes y sargentos supieran de nuestras actividades y se animaran a realizar el curso de OE. Para completar el ciclo, el GOE III aparecía a menudo en la revista El Palleter, publicada por la RM Levante.
Por su parte a la prensa local (Diario Información y La Verdad) se le informaba de acontecimientos importantes. En ocasiones también nos visitó la TV de la Comunidad, Canal 9. Con la participación de unidades del GOE III en misiones en el exterior de la ONU, los medios de comunicación llevaron a cabo una campaña de divulgación que fue la culminación de dar a conocer el GOE III entre la población civil a nivel regional. Prueba de ello fue la cantidad de distinciones y medallas de oro concedidas al GOE III por ayuntamientos y entidades civiles de toda la Comunidad Valenciana.
El éxito en la captación de METP y sus consecuencias
Para finalizar, quería resaltar la importancia y consecuencias que tuvo el éxito en la captación de tropa profesional cuando se anunciaron las primeras vacantes de METP. Se partía de la base de que el GOE III, según lo dicho, era muy conocido entre la población civil del Levante español. No obstante, se enviaron cartas a los antiguos guerrilleros del reemplazo que sirvieron en el GOE III para su difusión entre hermanos y conocidos. Se confeccionaron cientos de trípticos de “Apúntate al GOE III” que se remitieron a los Centros de Reclutamiento. Incluso se desplazaron algunos mandos a los citados Centros para explicar a los aspirantes a METP en que consistían las actividades del GOE III y animarlos a que vinieran. El resultado fue increíble, para 25 plazas, hubo alrededor de 1500 peticionarios. Fue la unidad del Ejército español más solicitada.
En el MDEF, Cuartel General del Ejército y Subinspección de OE, no daban crédito a lo ocurrido, felicitaron al GOE III y nos asignaron, además de las 25 plazas, otras sobrantes en otras unidades que no se habían cubierto. La campaña se repitió, en términos similares y con el mismo éxito en otras convocatorias. Las consecuencias de la sorprendente “cantera” de tropa profesional, unido a difusión de las actividades del GOE III en el estamento militar a través de las revistas Ejercito y Defensa internacional pienso que influyó en la toma de decisiones importantes que se adoptaron a nivel Ejercito en los años venideros:
-Ser el primer GOE que, al estar casi al completo de soldados profesionales, mandó una sección a Bosnia-Herzegovina, seguida de una COE (la 32) de METP que fue relevada por otra COE (la 31) de METP, también como cascos azules de la ONU.
-A la hora de reducir el número de los GOE, el III nunca estuvo en entredicho y siempre permaneció en la lista de los elegidos.
– En la decisión de la ubicación definitiva del MOE reunido en un mismo cuartel, se barajaron varias posibilidades. Yo estaba presente en esa reunión y expuse las ventajas de que fuera en el cuartel de Rabasa. Entre otras razones, por sus buenas comunicaciones por autovías, disponer de un puerto y un aeropuerto, campos próximos de tiro (Foncalent y CMT de Agost), el destacamento de Cabo Roig para prácticas en agua, la base de la Armada en Cartagena (colaboración con la UEBC y con submarinos y patrulleros para inserciones y extracciones por mar) con la que manteníamos muy buenas relaciones, la base aérea de Alcantarilla (colaboración con la EZAPAC y Aviocares para colaboraciones aéreas y, sobre todo, para los cursos de paracaidismo) y la base de helicópteros de Betera (Valencia).
Pero el argumento que dejé para el final fue que en Alicante el MOE no tendría problemas para cubrir sus vacantes de tropa profesional. ¿Fue esta la razón de más peso por la que el MOE se encuentra hoy en Alicante? Es posible.
Mi agradecimiento a todos los mandos y guerrilleros que con su colaboración, esfuerzo y sacrificio me ayudaron cumplir los retos y objetivos que me propuse y a que el GOE III alcanzará un merecido prestigio. Gracias por esos inolvidables catorces años de satisfacciones y felicidad.