Álex Caulín y Javier G. Colón
Antiguos guerrilleros de la COE 32 del GOE III (Reemplazo 6º/91)
A finales de 1991, recién incorporado al servicio militar en el acuartelamiento de Lorca (Murcia) unos y de España 18 Tentegorra, otros y, tras un proceso de captación del GOE III, nos unimos, junto con otros compañeros, a lo que sería un año de vivencias y experiencias completamente diferentes a lo que había sido nuestras vidas hasta entonces.
Durante el servicio militar en el GOE Valencia III atravesamos (con el cuchillo entre los dientes) una etapa que marcó nuestras vidas de forma indeleble, en la que compartimos momentos de sacrificio, camaradería y valentía que nos unieron como una verdadera familia y forjaron una parte importante de lo que hoy somos. Ahora, al mirar atrás, podemos sentirnos orgullosos de todo lo que logramos juntos.
El servicio militar en los Grupos de Operaciones Especiales fue y es altamente exigente tanto física como mentalmente. El entrenamiento riguroso y constante, enfocado hacia competencias como el manejo de armas, la orientación, el combate cuerpo a cuerpo, la supervivencia en condiciones extremas, etc., así como los nuevos conocimientos teórico/prácticos y la propia vida cuartelaría, nos fueron transformando, poco a poco, en soldados preparados para defender a nuestra nación. Como reza uno de los espíritus guerrilleros “Que tu cuerpo y tu mente estén siempre listos; cuando tu cuerpo diga basta, tu mente debe decir adelante”.
En la COE 32 aprendimos el verdadero significado de la disciplina, la dedicación y el trabajo en equipo; superamos desafíos que parecían imposibles y demostramos, una y otra vez, nuestra capacidad para adaptarnos a las circunstancias más adversas. Como compañeros enfrentamos la prueba de la boina, la supervivencia, infiltraciones y exfiltraciones, noches remando en el mar a oscuras…; aprendimos técnicas de camuflaje, manejo de explosivos, combate en población, operativa con helicópteros…; disfrutamos de actividades de escalada, topografía y orientación, movimiento en alta montaña, defensa personal, etc.; pero, sobre todo, nos convertimos en una unidad inquebrantable de jóvenes boinas verdes que hicieron de ese año uno de los más inolvidables de sus vidas.
En la adversidad, las lesiones, el “ya no puedo más” encontramos compañeros y mandos dispuestos a tenderte una mano para seguir adelante, sin dejar a nadie atrás, demostrando y aplicando el lema del GOE Valencia III “Jamás se da más”. De ese modo, en cada uno de nosotros, quedó una huella imborrable de esta unidad y de los momentos compartidos con nuestros hermanos guerrilleros.
Apreciamos, y con el tiempo cada vez más, la profesionalidad de nuestros mandos, su entrega, su sacrificio y su valentía. Gracias por estar siempre dispuestos a darlo todo por el bien de la unidad, por apoyarnos en los momentos duros y por demostrarnos, una y otra vez, que juntos somos más fuertes, mejores. Nuestro reconocimiento y agradecimiento a los, por aquel entonces, comandante Vicente Bataller (al mando del GOE III) tenientes Pedro la Torre (jefe de la COE 32 tras la marcha del capitán Guirao y el capitán Navarro) y Fernando de la Torre, a los sargentos Guillén, Blas, Álvarez, Vicario, Lamazares y Casas y a los cabos primeros Núñez y Urbán y, en mi caso particular, un agradecimiento especial al teniente Belda de la COE Plana. Fue un verdadero honor y un privilegio servir junto a ustedes en el GOE III.
Y llegado el momento de licenciarnos, por un lado nos alegró la idea de regresar con la familia y los seres queridos, de retomar la vida civil y disfrutar de una nueva etapa; pero, por otro lado, nos entristeció dejar atrás a los compañeros y amigos que fueron nuestra segunda familia durante ese año de aventura. Las risas, las lágrimas, las victorias y las derrotas quedaron y quedarán en nuestra memoria para siempre.
Ahora, treinta y dos años después, todavía recordamos muchas de esas experiencias y sentimos cómo el espíritu guerrillero quedó grabado a fuego en cada uno de nosotros
Todos guardamos un recuerdo especial de algún momento de ese año. Unos recuerdan los fuegos de campamento, las canciones guerrilleras (y cómo desafinaban algunos), los nervios en la jura de bandera… otros, las prácticas de buceo, el pasillo de fuego o la supervivencia, los ejercicios de guerrilla/contraguerrilla, las maniobras con unidades de ejércitos extranjeros… y en cada uno de esos recuerdos, junto a nosotros, nuestros camaradas, ayudando a quitarte el traje de neopreno en la fase de agua, alentándote a culminar el rocódromo, vadeando juntos un río, comprobando la seguridad de tu arnés o despidiéndote, con un abrazo, el último día de mili en la puerta del cuartel…
Gracias a las redes sociales volvimos a juntarnos y en cada uno de los reencuentros, además de rememorar los viejos tiempos y actualizarnos sobre nuestras vidas y familias, siempre tenemos una oración, un trago y un recuerdo para los camaradas que compartieron muchas de esas experiencias y ya no están entre nosotros. Os recordamos con cariño y verdadera amistad. Siempre en nuestros corazones, siempre unidad.
No quisiera terminar sin antes dar las gracias a la Asociación de Veteranos Boinas Verdes de Alicante. Ellos tienen buena parte de la culpa de esos reencuentros y de mantener el espíritu guerrillero todavía vivo recopilando toda la información posible de aquellos años. Mil gracias por vuestra labor, actividades, y esfuerzo. Os deseo una larga vida, como asociación, llena de éxitos y reconocimientos.
A mis compañeros de armas, a mis camaradas, hermanos, amigos, gracias. Sigamos adelante con la misma determinación y coraje; y gritemos fuerte…
“32… a muerte”.